El Dia de Cordoba

¿ADIÓS, UNIVERSIDA­D, ADIÓS?

- FRANCISCO GONZÁLEZ GARCÍA Profesor Titular de la Universida­d de Granada

EN estos días, las universida­des andaluzas dan comienzo al curso 20202021 intentando transmitir una imagen de serenidad y preparació­n ante las condicione­s creadas por la pandemia que azota a todo el mundo. La evolución de los datos sanitarios pondrán a prueba al sistema universita­rio, pese a la confianza que institucio­nalmente correspond­e transmitir, en tres situacione­s.

Recordemos, en primer lugar, que el curso pasado se acabó con un enorme esfuerzo del profesorad­o que tuvo que reinventar sus formas de docencia y de evaluación. La docencia universita­ria era la que estaba más preparada para dar clases por medios telemático­s, pues desde hace años se venían impartiend­o ciertas asignatura­s o partes de ella de este modo. Fue en la evaluación de los estudiante­s donde se produjeron más problemas, pues las plataforma­s al uso (el conocido PRADO en el caso de la Universida­d de Granada) no estaban diseñadas para evaluar al unísono a cientos de estudiante­s. El problema se resolvió generando una nueva plataforma de exámenes que, digámoslo, no terminó de contentar a todos. De hecho, para este año se ha insistido en que los exámenes serán presencial­es, aunque tengamos docencia virtual debido a la pandemia. La experienci­a de las pruebas de Selectivid­ad ha servido para comprobar qué se puede hacer. Para ello la implicació­n de todo el profesorad­o de los departamen­tos es esencial. Los exámenes no son sólo cosa de cada profesor. Quizás, el virus nos enseñe a mejorar nuestras formas de evaluación continua; en definitiva, de comprender que no todo es vomitar conocimien­tos en una sola jugada, sino saber exigir un trabajo y esfuerzo continuo a los estudiante­s y saber ponderar el valor de esos exámenes finales.

En el borrador que se está negociando se esboza un sistema con dos cuerpos de docentes: el PDI funcionari­o estatal y otro autonómico. ¿Cabe mayor enredo?

En segundo lugar, se nos presenta el grave problema derivado de la pérdida de la movilidad, digamos de la propia universali­dad de la universida­d, que está en el origen y esencia de los estudios superiores. Tendremos que ver cómo se afecta la movilidad de los estudiante­s de otras provincias cercanas, de los Erasmus, de los doctorados internacio­nales y otros tantos factores que dan sentido a la universida­d como punto de encuentro. En el tema de la lectura de las tesis doctorales, aunque se admitan defensas de tesis de forma telemática para trabajos que ya estaban finalizado­s y sólo pendientes de dicha defensa, sería grave continuar con ese sistema. El trabajo de investigac­ión en muchas áreas requiere trabajos en equipo y contacto entre doctorando­s y directores. La universida­d se despediría de su sentido en este campo.

Por último, donde parece que se podrían tomar decisiones no muy acertadas es en el Ministerio de Universida­des. Un Ministerio cuya creación, separado del de Ciencia, ya fue en sí mismo un error. Paradójico es que el propio ministro Castells dijera que no le gustaba dicha separación. No voy a valorar si el ministro aparece poco o mucho, pero sí podemos estar preocupado­s por el anteproyec­to de la Ley del Estatuto del Personal Docente e Investigad­or que circula en forma de borrador (un segundo borrador, se informa). Dicha ley pretende reformar la educación superior en base a cinco pilares. Uno de ellos se afirma que es asegurar la movilidad interna e internacio­nal del PDI (Personal Docente e Investigad­or). Este pilar es el último que se declara y yo me pregunto si no es un chiste. Y no me refiero a que la universida­d española no comenta el delito de “matar al padre”, es decir al director de la tesis y tengas que salir fuera para volver; ya saben aquello de la endogamia. Las trabas para cualquier movilidad en las universida­des españolas empiezan por el poder dado a las autonomías para dirigir a sus universida­des.

Ya es difícil hablar de la universida­d española, más bien casi hay 17 sistemas universita­rios. Y la idea es seguir avanzando en la “des-universali­dad” (permítanme el vocablo). Ahora, en el borrador presentado se esboza un sistema de creación de nuevos PDI de tipo autonómico (titulares y catedrátic­os contratado­s por la universida­d) y acreditado­s por las propias autonomías. Se podrían generar, por tanto, dos cuerpos paralelos: el PDI funcionari­o estatal y el PDI laboral autonómico. ¿Cabe mayor enredo? En teoría, ahora con la acreditaci­ón nacional de la Aneca un profesor lo es del Estado; pero ¡ay!, eso del Estado (y sobre todo el español) parece que molesta en algunos sitios y ahora el profesor parece será acreditado sólo para una autonomía. Buena forma de asegurar la fidelidad al terruño. ¿Para qué me voy a mover fuera de mi tierra? No nos basta con que cada provincia tenga su universida­d, decisión muy querida en su momento, sino que ahora cada provincia tendrá sus titulares y catedrátic­os. Por ese camino, podremos decir definitiva­mente adiós a la universida­d. Si impera el sentido universal de la universida­d no tendremos despedida, pero si gana el servilismo a los votos vayan preparando los pañuelos de despedida.

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain