EL GUIÓN DE LA NATURALIDAD
CUANDO se estrenó por Canal Sur T V El show de Bertín Osborne, me dio la primera impresión de que como en la casa de uno no se está en ninguna parte, esa primera impresión que me hizo pensar que el cantante y presentador había sacado los pies del tiesto, del arriate y de su finca (esa de la parra con siglos), para sentarse en un sofá de plató forzado que no era el suyo.
Pero los programas donde está Bertín acaban rindiéndose a su personalidad. Casi da igual como se llamen, porque terminan llamándose ‘el programa de Bertín’, lo mismo si es Canal Sur como si se trata de Telecinco. Y eso es muy difícil de conseguir, eso queda al alcance de muy pocos. ¿Tienen una mínima idea del enorme valor de esa capacidad televisiva? Bertín Osborne es como la moneda única, el euro de las televisiones, se cotiza en todas partes.
El artista ha repetido muchas veces que no quiere guiones. Hace bien. El guión es él, está escrito en su forma de ser, en sus reacciones, en su manera de hablar, a través de su escapatoria constante de los corsés y las imposiciones. Bertín tiene facha, pero no fachada. Tiene altura, pero no engolamiento. Y ojos, unos hermosos ojos de galán espectaculares que por fuerza acabaron metiéndolo en el espectáculo, liberándolo de hacer seguros. Si encima fueron los cómplices de la seducción de una voz que cantaba con cadencia de ir y venir de olas...
Lo de Bertín en la televisión –sea la cadena que sea– no se puede aprender. La naturalidad es cosa de nacimiento. Y es un estimable sinónimo de la sinceridad. Las cámaras, de toda la vida y desde que se inventaron, están locas porque ante ellas se coloquen tipos así. Los quieren, los miman, los cuidan, se salvan de la disyuntiva entre romperse captando fealdades o acabar despedazando apariencias insostenibles. Como alguien no les guste, las cámaras son unas chivatas despiadadas de los defectos que rastrean sus planos. Pero aman a Bertín por todas partes, lo mismo en la cocina que en un escenario, si lo siguen por un paseo o sentado por los tresillos de tantos y variopintos hogares. Él es la difícil verdad que hay que sacarle a la televisión. Y el éxito infalible del guión de la naturalidad.