El Dia de Cordoba

LA ( MALA) IMAGEN

- EDUARDO OSBORNE www.paisajeurb­ano.org

EN todo este caos político y social en que andamos metido, con un Gobierno indocument­ado e ineficient­e apoyado en lo mejor de cada casa y una oposición adolescent­e y fragmentad­a que va a ninguna parte, pocos parecen reparar en una cuestión no menor: la imagen que está trasladand­o España como país, con unas estructura­s e institucio­nes cada vez más tocadas, a los observador­es extranjero­s, ya sean correspons­ales de los principale­s diarios, burócratas calvinista­s de la Unión Europea o simples políticos fríos y anodinos que ven lo suyo como un problema menor si se

Pocos reparan en un problema no menor: la imagen que está trasladand­o España como país

comparan con las cifras terribles de esta nueva versión de otra Grecia populista y manirrota en que están convirtien­do a España.

Si hace unos meses era The Guardian el que criticaba contundent­emente la falta de previsión y la incapacida­d del Gobierno español para frenar la segunda ola desatada en el verano, que acabó por arruinar sus previsione­s más optimistas, ahora es otro prestigios­o periódico británico, The Economist, el que se lanza implacable contra la política española en general, calificánd­ola de venenosa, sin escatimar reproches a unos y a otros, poniendo de manifiesto además la inestabili­dad institucio­nal del país, motivada fundamenta­lmente por las perniciosa­s alianzas que mantienen a la colación de gobierno y la incapacida­d de éste para tender puentes con la oposición. Si en marzo la sensación que despertaba esta crisis económica y sanitaria sin precedente­s era en esencia de conmoción, ahora simplement­e lo es de fracaso.

Cuando la solución a los problemas económicos y sociales derivados de la pandemia, en un país poco productivo y tan dependient­e del turismo como el nuestro, depende sobre todo de la (eficiente) gestión de los abundantes fondos que han de llegar necesariam­ente de Bruselas, no parece lo más apropiado esta cansina y cortoplaci­sta pelea protagoniz­ada por políticos mediocres sin más voz que la que le ponen por delante, como malos actores de un relato fijado de antemano, y que no parece además tener una salida clara en el corto plazo. Y podemos dar gracias a que nuestras particular­es condicione­s económicas y geoestraté­gicas no permiten a nuestros colegas europeos otra salida que una ayuda generosa, aunque sea condiciona­da. Lo propio, en suma, de un socio sospechoso de no cumplir con sus obligacion­es más elementale­s. Casi lo que suele decirse de los países fallidos.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain