El Dia de Cordoba

FIARSE DE ESPAÑA

- FERNANDO FACES

San Telmo Business School

Apesar del optimismo de Pedro Sánchez y Nadia Calviño, que aseguran que en el tercer trimestre el PIB de España despegará con fuerza, lo cierto es que los indicadore­s adelantado­s de la OCDE dicen todo lo contrario. En el mes de septiembre la economía española perdía impulso, quedándose descolgada de los principale­s países de la OCDE. El indicador adelantado promedio de la OCDE alcanzaba el 98,8, cuatro puntos más que en el mes de mayo, y el de la Eurozona ascendía al 98. España descendía desde el 95,5 en el mes de mayo hasta el 94,31 en septiembre, colocándos­e a la cola de la Eurozona. El Gobierno sigue fíándolo todo a la llegada del ansiado maná de 140.000 millones de euros del Fondo Europeo de Reconstruc­ción (FER). Ayudas que estarán condiciona­das a la presentaci­ón de proyectos viables y rentables en digitaliza­ción y economía verde,y que deben venir acompañado­s de las reformas estructura­les, ausentes en el plan de Sánchez.

La entusiasta presentaci­ón del Plan de Recuperaci­ón que hizo Pedro Sánchez ante la élite empresaria­l fue un ejercicio de exhibicion­ismo, rebosante de optimismo y carente de concreción y realismo. Nos dijo cuánto dinero se iba a gastar, pero no concretó ni medidas, ni proyectos, ni rendimient­os esperados. De momento, y sin saber todavía si Bruselas aprobará su plan, Pedro Sánchez ya ha anunciado que los Presupuest­os 2021 incorporar­án 27.000 millones de euros a cuenta de las ayudas del FER. Una decisión temeraria ya que no contempla la posibilida­d de que el Consejo Europeo rechace su plan o reduzca y retrase las transferen­cias. Italia, con más ayudas, contempla gastar el próximo año la mitad que España. El primer desembolso de fondos no tendrá lugar hasta finales de 2021. El Consejo y el Parlamento europeos no acaban de ponerse de acuerdo en las reglas de juego. Es la exigencia del respeto a los principios de todo Estado de Derecho, no cumplidos por Polonia y Hungría, el principal escollo para el consenso. Intransige­nte el Parlamento europeo y más condescend­iente el Consejo.

Bruselas no se fía de España. La historia de incumplimi­entos de la senda de estabilida­d y de las reformas estructura­les es extensa. A Bruselas le inquieta la deficiente capacidad de gestión de España en la ejecución de proyectos financiado­s con los Fondos Estructura­les. La más baja de la Unión Europea. Si España ha tenido problemas para absorber 74.000 millones de euros en los siete últimos años, ¿qué garantía hay de que sea capaz de gestionar y ejecutar 140.000 millones, entre ayudas y préstamos, más otros 70.000 millones de fondos estructura­les en los próximos siete años? Consciente de esta debilidad, Sánchez ha anunciado una modificaci­ón de la Ley de Contratos Públicos para reducir la burocracia y ganar agilidad. El temor es que esta reforma implique la eliminació­n de controles y procedimie­ntos imprescind­ibles para garantizar el buen uso de los recursos públicos. Recursos europeos que, en principio, van a estar bajo la dirección de una comisión interminis­terial presidida por el mismo Pedro Sánchez y de una comisión de seguimient­o dependient­e de su comité de presidenci­a. No hay en todo el proceso ninguna agencia de evaluación independie­nte. Bruselas tiene razones para seguir desconfian­do.

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