La moción de censura de Vox coincide con el Debate de la Comunidad
El fantasma del economista británico John Keynes deambula por los pasillos de los departamentos de Hacienda de media Europa y la oficina de Juan Bravo, en Torretriana, no es una excepción. Tampoco lo es el despacho de la otra pata económica del Gobierno andaluz, la de Rogelio Velasco, quien enarboló el martes la bandera keynesiana. “Gastar, gastar y gastar” para dar impulso a la economía en momentos de crisis como el actual. Velasco recordó también que, cuando la locomotora eche a andar, hay que controlar ese gasto, pagar la deuda y acumular remanentes para las futuras crisis. Incluso habló de una subida puntual y temporal de algún impuesto. Esta, sin hablar del aumento fiscal, es la parte de los postulados de Kenynes que prefiere Bravo. Al menos es a la que suele aludir en sus comparecencias públicas, en ruedas de prensa o comparecencias en comisión parlamentaria, como la de ayer miércoles, en la que reclamó a la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, que establezca ya un calendario para la vuelta a la senda de estabilidad; es decir, al control del gasto que impuso Europa en la pasada crisis.
Bravo ha garantizado en todas sus intervenciones sobre el Presupuesto de 2021 que no habrá recortes, que se blindarán las partidas de sanidad, educación y políticas sociales. Es algo en lo que hay consenso en todas las fuerzas con presencia en la Cámara andaluza. Pero en esas mismas intervenciones el consejero de Hacienda y Financiación Europea insiste –con más vigor, si cabe– que la deuda generada por el gasto público en el actual contexto “habrá que pagarla”. Ayer, en el Parlamento, habló incluso de una década y recordó que todavía se pagan las liquidaciones negativas del sistema de financiación en 2008 y 2009.
“Aquí no hemos tenido diez y hemos gastado nueve, hemos tenido diez y hemos gastado quince”, espetó Bravo en respuesta al portavoz de Hacienda de Adelante Andalucía. Guzmán Ahumada. El diputado de la confluencia había advertido previamente al consejero de los riesgos de ir “por la senda del austericidio en vez de escuchar la música que viene de Europa”. Con este símil sonoro, Ahumada se posicionaba con quienes alertan de los perjuicios que pueden derivar de una vuelta al recorte del gasto antes de tiempo, como ocurrió durante la gran recesión de la pasada década, retrasando así la recuperación económica que hubo entre 2014 y 2019, antes del estallido del Covid-19.
En el lado contrario se situó el portavoz de Vox, Rodrigo Alonso, que pidió a Bravo que sea “el guardián contra el gasto supérfluo”, mientras que su homólogo en Ciudadanos, Carlos Hernández White coincidió con el consejero al recordar que los objetivos de estabilidad no han quedado suspendidos sine die, es decir, que la suspensión de las reglas fiscales decretada por Bruselas en respuesta a la crisis no durará siempre. “Está en el artículo 135 de la Constitución” insistió después el titular de Hacienda en referencia a la última reforma de la Carta Magna, realizada para blindar la estabilidad financiera.
El debate macroeconómico y las teorías de John Keynes deambulan por los despachos económicos del Gobierno andaluz y lo hacen en los momentos previos a la presentación del proyecto de Presupuestos de 2021, en los que la Junta podrá contar con un déficit del 2,2% del PIB regional. Este porcentaje se ha cifrado en unos 3.300 millones y será asumido a medias entre el Gobierno andaluz y la Administración central, por lo que el déficit real del Presupuesto autonómico será del 1,1%. El Ministerio de Hacienda se hará cargo del 1,1% restante con un nuevo fondo Covid, pero de menor cuantía que el puesto en marcha este año, razón por la cual Bravo mostró ayer su queja.
J. M. M. P.
La moción de censura que ha presentado Santiago Abascal contra el presidente Pedro Sánchez se celebrará los mismos días que el Debate del estado de la Comunidad en Andalucía, la próxima semana los días 21 y 22 de octubre. Aunque el Gobierno andaluz y el Parlamento fueron los primeros en fijar la fecha, se ha llegado a plantear un cambio de día, pero se ha rechazado la idea.
Casi a la misma hora en que Abascal suba al estrado del Congreso, en lo que será la quinta moción de censura de la democracia, Juanma Moreno hará lo propio en el Parlamento andaluz. Allí presentará un balance de este segundo año de su Gobierno, marcado por la pandemia del Covid. Ya por la tarde, en Andalucía, como en Madrid, será el turno del resto de los partidos. Y el jueves habrá votaciones. En el Congreso, para rechazar la moción de Vox, y en Sevilla, a las posibles conclusiones.
El Consejo del Gobierno andaluz puso la fecha cuando aún se desconocía qué haría el Congreso con la moción de censura de Vox. En el Congreso, a excepción del partido de Abascal, ningún partido tenía demasiado interés en esa cita, que llegaría un día antes de una votación más trascendental: la ampliación del estado de alarma para Madrid. Pero la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, ha querido quitarse esa moción para dejar libre el último trimestre, cuando el proyecto de Presupuestos Generales del Estado debería llegar a la Cámara. Desde el punto de vista de Moreno, la coincidencia le resta proyección. Uno de sus aliados, los parlamentarios de Vox, tendrán que recurrir a una conexión con el Congreso mientras lo escuchan.
Bravo lamenta que el fondo Covid de 2021 vaya a ser menor que el de este año