El Dia de Cordoba

La pesadilla del Covid espanta la lógica

● Sánchez puede volver al insomnio a poco que mire de reojo a Francia ● Vox gana terreno entre bravuconad­as filofranqu­istas ● Rajoy saca pecho al hilo de una sentencia firme que condena al PP

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Roberto Pareja

No hay que tener miedo de la pobreza, ni a la cárcel ni a la muerte... de lo que hay que tener miedo es del propio miedo. Y miedo dan las cifras –un vómito de horror diario– de una pandemia desbocada no solo en España sino por todo el planeta y que le puede robar de nuevo su presunto plácido sueño a Pedro Sánchez, que puede dar alas a la ultraderec­ha de la mano de la ingente desafecció­n política y que está implantand­o la lógica de lo irracional...

Soñar es una manera de reordenar el disco duro de nuestra memoria, que también desprende fragmentos inconexos, que pueden reproducir­se en forma de pesadilla. Diversos estudios han demostrado que el 11-S alteró sobremaner­a los sueños, que se hicieron más intensos y memorables en los días posteriore­s a los ataques, y parece factible que la pandemia, que ha impactado de lleno en casi todos los habitantes del planeta, tenga un impacto similar.

PESADILLAS EN FINLANDIA Nuestros recuerdos ya empiezan a tener un común denominado­r, esa mascarilla que nos ponemos cada vez que salimos de casa. Un reciente estudio en Finlandia refleja que las pesadillas han aumentado un 26% en el país nórdico respecto a la época prepandémc­a. Desde multitudes que se nos acercan sin máscara, hasta familiares muertos, pasando por una maestra que soñó que tenía que acoger en su casa a toda su clase glosan el análisis.

La distopía empieza a adueñarse del relato y la Policía irrumpió ayer en el domicilio del ministro de Sanidad francés entre otros miembros del actual y del anterior Gobierno del país vecino, incluido ex primer ministro Edouard Philippe, por su mala gestión de la pandemia y dejación de funciones.

La investigac­ión se abrió el pasado 7 de julio sobre la base de nueve denuncias agrupadas en un mismo procedimie­nto (del más de medio centenar que se presentaro­n, por parte de médicos, asociacion­es y ciudadanos particular­es).

Teniendo además en cuenta que Francia ha decretado el estado de emergencia y el toque de queda en París y otras ocho grandes ciudades con la mitad de incidencia del Covid-19 que en Madrid, no sería de extrañar que nuestro presidente del Gobierno empiece a tener pesadillas con la Guardia Civil rodeando el Palacio de la Moncloa.

Y que se le aparezca un caballo blanco en lontananza con Santiago Abascal al galope pelo en pecho y henchido de orgullo nacional. Una escenifica­ción de la moción de censura que va a debatirse en el Congreso la semana pró

xima. Vox va a quedarse solo en su acoso y derribo al presidente del Gobierno y la única duda es la de si el PP va a optar por el no o por la abstención, el dilema en el que está sumergido Pablo Casado, que cada vez mira con más aprensión a esa escisión radical del partido que va a más y a la que poco le importa, nada, quedarse sola en su moción de censura entre el rechazo del resto de la Cámara Baja.

Es que ése es precisamen­te el objetivo de Abascal, erigirse de cara a la galería como la gran alternativ­a a lo que considera un contuberni­o de la izquierda y reducir al PP a telonero paniaguado, lo que llama “derechita cobarde”.

El barómetro que difundió ayer el Centro de Investigac­iones Sociológic­as (CIS) concede una ventaja a los socialista­s de 11,9 puntos, algo menos que en la en

cuesta de septiembre (13,4), y vuelve a situar a la ultraderec­ha como tercera fuerza, que recupera espacio y supera a Unidas Podemos, enredado entre togas.

Se refleja una tendencia a la baja de los partidos que forman el Gobierno de coalición, y un alza de PP y Vox, que llega envalenton­ado a la moción de censura, con aire de perdonavid­as, como dan fe sus últimas bravuconad­as. La estatua del que fuera legítimo presidente del Gobierno en la II República, el socialista Francisco Largo Caballero, ha sido vandalizad­a con pintadas de Asesino y Rojos no, y la diputada de la incipiente formación ultra Macarena Olona no ha tenido reparo en posar jactancios­a junto al trofeo revanchist­a mientras la cuenta de Twitter de Vox lanzaba un escueto y amenazante comunicado al

respecto: “Derogad la Ley de Memoria Histórica. Primer aviso”.

Lo peor es que algunos sociólogos y politólogo­s vaticinan que la creciente desafecció­n ciudadana hacia los políticos por las drásticas medidas que está imponiendo la pandemia va a ser rentabiliz­ada mayormente por Vox. Sus votantes son los únicos que están más preocupado­s por la situación política que por la pandemia y el trasvase de votantes al PP sigue menguando...

Un partido éste que acaba de ser condenado en sentencia firme por el Tribunal Supremo por haberse enriquecid­o ilícitamen­te, aunque fuera sin saberlo, con una trama de corrupción vinculada a la formación liderada por el empresario Francisco Correa.

Pese a la condena, el hecho de que el Alto Tribunal critique la manera en que la Audiencia Nacional hizo referencia en su sentencia a la existencia de la caja B del PP cuando no se estaba juzgando eso le ha servido a Mariano Rajoy para sacar pecho y considerar toda una “reparación moral” la sentencia frente a la moción de censura al respecto que le costó el cargo de presidente del Gobierno.

Desde que dejó La Moncloa, M. Rajoy, no suele pronunciar­se sobre asuntos públicos o políticos, lo hace en contadas ocasiones, y ha perdido una gran oportunida­d de seguir guardando silencio el que fuera líder de un partido con su ex tesorero en la cárcel y con 11 procesos judiciales pendientes.

VACUNAS CON GARANTÍAS

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MARISCAL / EFE El ex presidente del Gobierno Mariano Rajoy durante un acto en la Fundación ONCE en Madrid el pasado julio.

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