Londres prohíbe reuniones sociales mientras el norte de Inglaterra se rebela contra Johnson
Guillermo Ximenis (Efe)
Las reuniones bajo techo entre personas que no conviven en un mismo hogar quedarán prohibidas en Londres a partir de esta medianoche mientras la ciudad de Manchester, la mayor del norte de Inglaterra, se resiste a imponer nuevas restricciones para frenar la expansión de la pandemia. Diversas autoridades locales del norte inglés se oponen al sistema de medidas regionales que ha establecido el primer ministro británico, Boris Johnson, y exigen que incremente las contrapartidas económicas para empresas y trabajadores que se vean perjudicados por esos confinamientos.
En Manchester, donde el impacto del Covid roza los 450 casos por cada 100.000 habitantes, el Gobierno quiere imponer el máximo nivel de alerta establecido en una escala de tres, que conlleva el cierre de bares y, previsiblemente, de otros negocios como gimnasios y casinos. Su alcalde, el laborista Andy Burnham, se opone a ese plan y afirma que los propios consejeros médicos del Ejecutivo central le trasladaron que sólo un confinamiento en el conjunto de Inglaterra sería totalmente efectivo.
Ésa es precisamente la demanda estrella del líder del Partido Laborista, Keir Starmer, que presiona a Johnson para que imponga un cierre nacional de negocios no esenciales y reduzca la movilidad durante un periodo breve, de dos o tres semanas, para “cortocircuitar” la transmisión comunitaria del Covid y dar un respiro al sistema público de salud.
“Nos piden que pongamos en riesgo nuestros trabajos y un sector de nuestra economía con una estrategia que no es seguro que funcione”, lamentó Burnham.
Johnson afronta reticencias desde sus propias filas, ya que diversos diputados conservadores que representan a regiones del norte de Inglaterra se oponen también a la hoja de ruta del Gobierno.