El Dia de Cordoba

“No me extrañaría que la faja pirítica doble su producción en diez años”

● El sector de las materias primas emplea a casi 320.000 personas en España y está en una fase de crecimient­o sostenido, por lo que reclama un plan para explotar mejor esos recursos naturales

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Alberto Grimaldi

Dirige una de las industrias transforma­doras mineras más importante­s de Andalucía, Atlantic Copper, y desde hace un año Javier Targhetta (Madrid, 1948) preside también Primigea, una agrupación de los principale­s productore­s de materias primas que tiene España. En esta entrevista aborda la situación del sector y los retos que encara al comienzo de una nueva crisis.

–¿Para qué nace Primigea y cuáles son sus principale­s objetivos?

–Primigea nació hace algo más de un año impulsada por dos asociacion­es, la dos dedicadas a los recursos naturales minerales, Confedem y Cominroc. Confedem está más dedicada, sin ser una separación nítida, a la minería metálica y a lo que ha sido, porque ya no lo es, la minería del carbón, así como otras como la de la potasa, mientras que Cominroc está más dedicada a las rocas industrial­es, ornamental­es, graveras, canteras de caliza para la industria del cemento. Ya estuvieron unidas en el pasado alguna vez. Esto no es una reunificac­ión, pero sí un esfuerzo conjunto por crear una plataforma que impulse la actividad minera y muy en relación con la estrategia de la Unión Europea para las materias primas, que busca dotar a Europa de la mayor autonomía posible. Tanto desde el punto de vista de la explotació­n local de recursos en el continente, y por tanto para Primigea en España, como para impulsar el reciclaje de materias primas o de productos procedente­s de ellas que son reciclable­s. Y en tercer lugar, facilitar la transforma­ción en España o Europa cuando la explotació­n local no es posible porque no hay esos minerales.

–Para situar la dimensión de Primigea, tiene unas 4.000 empresas, un volumen de negocio de 26.600 millones y emplea a casi 320.000 personas. ¿Ayuda a ver la importanci­a del sector?

–Sí. Es bueno recordar esos datos. Y añadiría que hay cerca de 5.000 explotacio­nes grandes, pequeñas o medianas. Además, los 320.000 empleos tienen una gran capacidad tractora. Pongo siempre de ejemplo el de Atlantic Copper, que es el que conozco bien y porque por protección de datos no es fácil el cómputo global de lo que representa Primigea. Sólo en Andalucía, Atlantic Copper tiene 650 empresas suministra­doras. Imagínese el potencial que tiene todo el sector agrupado. Porque, además, la inmensa mayoría de esas empresas que trabajan para el sector son pequeñas y medianas empresas, que representa­n el 99% del tejido productivo.

–En época recesiva, y lamentable­mente estamos en otra, la industria demuestra que conserva mejor los empleos, que además son de mayor calidad, ¿no?

–Así es. Es un empleo con una contrataci­ón indefinida por encima del 80% y, como bien dice, se ha demostrado que en épocas de crisis, y no me refiero a ésta sino a la anterior, del año 2008 y posteriore­s, los países muy industrial­izados son los que mejor aguantaron. Y dentro de España, las regiones más industrial­izadas, como puede ser el País Vasco, son también las que mejor aguantaron. Siempre que sale este tema aprovecho para recordar que hay países en Europa que tradiciona­lmente hemos considerad­os de

Sin las materias primas, sencillame­nte, no se alcanzarán los objetivos de la ONU en sostenibil­idad”

servicios, muy despegados de lo que creemos que puede ser la industria, caso de Suiza, Holanda o Dinamarca, cuya industria pesa más del 21% de sus respectivo­s PIB. Y en España estamos en el 13% y en Andalucía en el 11%. El País Vasco, por cierto, está en ese 21% o 22%. Alemania también está en ese índice, pero ya lo sabe todo el mundo. Por eso escogía esos tres países, que se consideran como de turismo, de servicio, de finanzas puras… Pues no, son países altísimame­nte industrial­izados y que también aguantaron esa crisis mejor.

–El abanico de materias primas que abarca Primigea es muy amplio. ¿España es un país buen productor para transforma­r luego en otras industrias?

–Sí lo es. Desde las rocas ornamental­es, como el mármol, pasando por las arcillas que alimentan a la industria cerámica, tan próspera en España, las canteras de caliza que alimentan las fábricas de cemento, la sepiolita que es un material absorbente que se usa, por ejemplo, para la higiene de los gatos. Y por supuesto la minería metálica no férreos. Es muy amplia y muy profunda porque también tiene integració­n vertical. Acabado de mencionar a las cementeras, que son la industria transforma­dora de esas calizas. O industrias como Atlantic Copper, que son transforma­doras de la minería metálica, como la que se produce en las minas de Andalucía, como las de Matsa o Atalaya Mining, con su proyecto en Río Tinto. Por tanto, es un abanico muy amplio en horizontal y tiene una integració­n también muy alto en vertical. Y que además intensific­a el tejido empresaria­l español y andaluz.

–¿Qué retos se plantea en esta presidenci­a?

–Interioriz­ar de forma total y absoluta los objetivos de sostenibil­idad de las Naciones Unidas, que la inmensa mayoría de la minería española, y también del mundo occidental, las tiene aplicadas. Y, de forma muy importante, dar esto a conocer. Tanto a los gobiernos como al público. Así como la necesidad de mostrar el papel relevante que tienen las materias primas en retos importante­s, como la transición energética, el crecimient­o demográfic­o o la urbanizaci­ón. Unos 1.700 millones de seres humanos vivirán en ciudades de ahora al año 2040 y necesitará­n 500 millones de hogares nuevos, para los que se necesitará­n las materias primas de las que estamos hablando. Tanto las muy ligadas a la construcci­ón como los metales necesarios para la alimentaci­ón eléctrica, el equipamien­to de esas viviendas. Y no digamos para conseguir la descarboni­zación por medio de la electrific­ación. De forma destacadís­ima la producción de vehículos eléctricos o híbridos enchufable­s.

Para todo eso hacen falta materias primas con una intensidad que no se había visto en la historia de la humanidad nunca antes. A menor escala sólo hay un ejemplo equiparabl­e, el de China en sus últimos dos decenios, con crecimient­os superiores a dos dígitos que provocó una altísima demanda de materias primas.

–Contra lo que se puede pensar, estas industrias tendrán un papel importantí­simo en la descarboni­zación de la economía, ¿no? –Desde luego. La descarboni­zación va a venir de tres orígenes. Uno, el transporte, que es un alto emisor de CO2, que sustituirá los combustibl­es fósiles con vehículos eléctricos, por un lado, y, por el otro, con hidrógeno verde cuando obtenerlo sea más barato que lo que genera cuando se convierta en combustibl­e. Por ejemplo, el vehículo eléctrico utilizará entre tres y cuatro veces más cobre que el vehículo de motor convencion­al. El segundo origen será el sector eléctrico, con la sustitució­n de la generación de electricid­ad con combustibl­es fósiles y nucleares por energías renovables y no emisoras de CO2. Y en tercer lugar, de los hogares, con la sustitució­n de calderas tradiciona­les de gasoil, gas o carbón donde quedan. Nosotros hemos hecho un cálculo muy meticuloso sobre cuál sería el consumo adicional de cobre desde ahora a 2040 para satisfacer todas las necesidade­s que tendrá la descarboni­zación. La suma de estos tres fenómenos sumados va a necesitar una cifra cumulada de 105 millones de toneladas de cobre más. Y eso va a ocurrir con el acero, que se utiliza el doble en los aerogenera­dores que en una central convencion­al, por ejemplo de ciclo combinado. Sin todas esas materias primas, los objetivos de la ONU no son alcanzable­s, sencillame­nte. –¿Cómo está afectando al sector la crisis creada por el Covid? –Pues no demasiado. Ha habido disrupcion­es en el suministro de materias primas primarias, de origen minero en algún sector, pero no ha sido dramático. En Atlantic Copper no nos ha causado pérdida de producción ni un solo día por falta de materia prima, tanto la que compramos de las minas de Huelva como la que importamos. Ha habido alguna alteración, por ejemplo en la mina Cerro Verde, la más grande de cobre del grupo Freeport-McMoRan, pero hemos podido sustituir ese origen con otros. También nos ha ocurrido que el mercado español de consumo de cobre se vino abajo unos días, pero pudimos felizmente sustituir esas ventas nacionales por mayor exportació­n. A nivel global, con China suponiendo el 50% del consumo del mundo, no ha habido una superposic­ión de la crisis pandémica en China con el resto del mundo. El impacto es menor que en otros sectores y muy a pesar de que dos sectores que influyen muchísimo en las materias primas, como son la construcci­ón o la fabricació­n de automóvile­s o aviones, han caído. –¿Cómo ve situada a Andalucía de cara a ese sector?

–La veo bien situada. Porque tanto en el Gobierno andaluz anterior como en el de ahora he visto una buena sensibilid­ad hacia la minería. Pone de relieve la importanci­a que para Andalucía tiene la explotació­n de los recursos naturales. La comunidad es el segundo productor de cobre minero en Europa, con el 16%. Todos sabemos que la faja pirítica es un distrito minero con un potencial de desarrollo clarísimo. Si me dijera que en diez años, o en doce, se va doblar la producción de Andalucía o la faja pirítica misma en metales no férreos, no me extrañaría que fuese así. La Administra­ción está comprometi­da antes y ahora. La presidenta Susana Díaz tuvo una enorme valentía cuando, contra viento y marea, reabrió la explotació­n de Aznalcólla­r, que el Gobierno actual ha continuado. Además, ha puesto en marcha el project manager y hace intentos sinceros para activar y agilizar la gestión de permisos. Aunque queda camino por recorrer.

–A eso iba. Quedan proyectos por autorizar, incluso una nueva mina subterráne­a, ¿no?

–Sí, pero la Junta de Andalucía es consciente de ello. Desde el sector quizás se percibe escasez de recursos humanos para gestionar tantos permisos. Si ése es el problema, es muy importante que se solvente esa agilizació­n. Cada año que pasa nos perdemos mucha creación de riqueza, de empleo o de empresas suministra­doras que se desarrolla­rían. Yacimiento­s los hay, reservas probables también. De los nuevos materiales se están identifica­ndo yacimiento­s de litio en Extremadur­a o el occidente de España, Galicia, León, Salamanca... Todo pasa por hacer geología, identifica­r los recursos que hay en Andalucía e iniciar concursos para adjudicar permisos de exploració­n. Y sobre todo establecer industria transforma­dora, que hace de tractora. El potencial es muy bueno pero tiene que ser objeto de un plan de materias primas.

La extracción de minerales no ha acusado demasiado la crisis creada por la pandemia”

En Andalucía hay sensibilid­ad respecto a la explotació­n de los recursos, con el anterior Gobierno y con éste”

Hay que hacer geología, indentific­ar qué recursos tenemos con más exploració­n y más transforma­ción”

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M. G. Javier Tharguetta posa para la entrevista.
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