Con daño pero sin causa
● El Día Mundial del Dolor pone de manifiesto la situación de los más de tres millones de personas que sufren dolor neuropático en España
R. Navarro
Los dolores agudos desaparecen al resolverse sus causas. Los crónicos persisten, a veces toda la vida. Estos últimos no deben verse sólo como síntoma de una deficiencia orgánica, sino que son como tales una enfermedad. En España, un 32% de la población adulta sufre algún tipo de dolor y el 11% lo padece de forma crónica. Las consultas por dolor suponen el 50% de las visitas a atención primaria y de ellas, un 25% son debidas al dolor neuropático. Son algunas de las cifras que ha recordado la
Sociedad Española de Nerología con motivo del Día Mundial del Dolor, celebrado el pasado miércoles. “Aunque existen muchos tipos de dolor, el dolor neuropático se considera como uno de los peores dolores por la dificultad del tratamiento, por su enorme complejidad fisiopatológica, y por la forma tan intensa en la que lo experimentan los pacientes”, explica el doctor Pedro Bermejo Velasco, coordinador del Grupo de Estudio de Dolor Neuropático de la SEN.
“El dolor es una señal que envía el sistema nervioso para advertir de algo no anda bien, pero en el caso del dolor neuropático, éste no tiene ninguna función biológica, solo se produce por una disfunción del sistema nervioso que hace que se interpreten como dolorosos ciertos estímulos que en realidad no lo son”.
Según datos de la SEN, más de 3 millones de personas en España padecen dolor neuropático y un 77% lo padece de forma crónica. Además, se calcula que aproximadamente un 50% de los pacientes no responde al tratamiento prescrito, lo que conduce a una significativa pérdida de calidad de vida y a una limitación funcional acusada a lo largo del tiempo: el 85% de los pacientes presentan un deterioro significativo en su calidad de vida y más del 70% padece algún tipo de alteración psiquiátrica, principalmente trastornos del sueño, ansiedad o depresión.
Por otro lado, también con motivo de este día mundial dedicado a las peronas que padecen dolor y a los profesionales que tratan de paliarlo (también es el Día Mundial de la Anestesiología),se ha puestoelfoco en eldolor en los pacientes con cáncer. Los datos epidemiológicos revelan que más de la mitad de los pacientes oncológicos presentarán dolor irruptivo durante la evolución de su proceso oncológico. La prevalencia global del dolor irruptivo oncológico (DIO) es del 59,2%, y en el caso de cáncer metastásico es aún mayor, manifestándose en el 70% de estos pacientes. Recientes estudios revelan también que la prevalencia del DIO en pacientes ambulatorios es menor (39,9%), que la de los pacientes en centros de cuidados paliativos (80,5%).
El dolor irruptivo aparece de forma súbita y transitoria y se caracteriza por su intensidad elevada, un inicio rápido (1–5 minutos) y una frecuencia de 1 a 4 episodios al día, con una duración media de 45 minutos. Según explica el Dr. César Margarit, jefe de la Unidad del Dolor del Hospital General de Alicante y miembro de la Sociedad Española del Dolor “a veces el desencadenante es fácilmente identificable (al toser o moverse), o puede aparecer de forma inesperada. Esta aparición súbita limita la funcionalidad de los pacientes, genera miedo y además, por su elevada intensidad, sufrimiento y dolor”.
“El DIO es como una ráfaga de viento huracanado, que viene y desaparece rápido, necesitamos tratamientos muy potentes que actúen rápidamente y que duren muy poco con el fin de que, una vez desaparezca el dolor, el paciente no tenga efectos secundarios como somnolencia”, explica el doctor Margarit. Estudios recientes han demostrado que el dolor no se controla adecuadamente hasta en un 31% de los casos. Para el Margarit existen múltiples razones de ello, “como la falta de accesibilidad a tratamientos, la ausencia de control del dolor basal, miedos y creencias no reales por parte de los pacientes, que creen que son tratamientos sólo para fases avanzadas, estigmatización social, y en algunas ocasiones, falta de conocimiento por parte de los profesionales de la salud”.
Este tipo de dolor no se debe a un desajuste físico concreto y es muy difícil de tratar