El Dia de Cordoba

La Junta investiga a la alcaldesa de Torrecampo por saltarse el protocolo y ponerse la vacuna

- Ángel Robles

La Junta de Andalucía ha iniciado una investigac­ión para aclarar por qué la alcaldesa de Torrecampo, la socialista Francisca Alamillo, se habría vacunado contra el covid19 saltándose supuestame­nte los protocolos, tal y como denuncia el Partido Popular. Fuentes de la Delegación del Gobierno en Córdoba explicaron ayer que algunos de los datos aportados por la regida “no cuadran” para justificar su inmunizaci­ón junto a los trabajador­es y usuarios de la residencia municipal torrecampe­ña.

En primer lugar, al tratarse de la presidenci­a de la fundación o patronato que rige el centro geriátrico, Alamillo no tendría vinculació­n laboral con el centro, por lo que no sería justificab­le, “como ella dice, que entre como mínimo una vez a la semana a la residencia, ya que las medidas sanitarias actuales hablan de que solo el personal laboral puede acceder”.

Por otra parte, la Junta aprecia incongruen­cias en las “dos versiones” que la primera edil socialista aporta sobre la vacunación en redes sociales: que sobraron varias dosis y a ella le pusieron una y que el Área Sanitaria Norte la obligó. A juicio de la Junta, es “falso”, pues “la vacuna no es obligatori­a para nadie”.

“La dosis que me ponen no le ha sido hurtada a ningún trabajador del centro y, por supuesto, a ningún residente”, es la explicació­n que la regidora ofreció en su perfil de Facebook tras la polémica suscitada por su vacunación. Según el relato de la primera edil, el día 18 de diciembre a las 21:00 el Área Sanitaria Norte informa a los directores de residencia­s que se va a empezar a vacunar a los centros de mayores y que deben enviarles una relación de trabajador­es y usuarios a la mayor brevedad posible para poder gestionar el proceso.

En el caso de la residencia de Torrecampo, de la que es presi

denta, el 19 de diciembre, a las 17:00, se remite un documento a la directora de Enfermería indicándol­e las personas (residentes y trabajador­es) que desean vacunarse y las que no, quienes estaban en situación de baja, quienes no han comunicado nada y quienes finalizan en breve contrato y pueden seguir o no. Igualmente, se comunica la relación que le vincula a la residencia. También, según su versión, manifestó un “deseo expreso”: “No ser vacunada hasta que me correspond­a por el grupo de población al que pertenezco”.

Cuando comienzan a realizarse los test de antígenos, y teniendo en cuenta que dice visitar la residencia semanalmen­te como componente del organigram­a de la misma “y no como cargo político”, la enfermera gestora de casos autoriza realizarle la prueba.

El día 12 llegan a la residencia las vacunas y las enfermeras vacunan sobre el documento que poseen en ese momento. A la cita no acude una trabajador­a y otra que en principio se la iba a poner porque no está prestando servicios por fin de contrato. “Al final, sobran dos vacunas y las enfermeras pidieron a la dirección del centro que llamara a dos personas rápidament­e”, relata la primera edil. “El director dijo que en 30 segundos se presentarí­an dos personas”.

Ante esta situación y teniendo en cuenta que “habían indicado que las personas de baja no se vacunan”, la dirección del centro llama a una auxiliar y a la regidora, según su versión: “Como presidenta, puesto que acudo centro todas las semanas”. “Por lo tanto, la dosis que me ponen no le ha sido hurtada a ningún trabajador del centro y, por supuesto, a ningún residente”, justifica.

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EL DÍA La regidora torrecampe­ña, la socialista Francisca Alamillo.

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