LA INDUSTRIA EUROPEA MANTIENE SU RESILIENCIA
LA pandemia del coronavirus ha supuesto una de las mayores disrupciones de la historia a nivel global, ocasionando un elevado coste emocional y una fuerte contracción de la actividad socioeconómica. Una situación que, unida a los elevados niveles de incertidumbre sobre la evolución de la crisis sanitaria y condicionada a la efectividad de los planes de vacunación, requerirá de un periodo prolongado para recuperar los niveles de producción y renta pre-covid.
El impacto de la crisis sanitaria podría acentuar la moderación del crecimiento potencial global observada en la última década. Así, tras situarse este en un 2,5% anual entre 2010 y 2019, el Banco Mundial proyecta que el crecimiento potencial en los próximos 10 años se reduzca a un 1,9% anual, frente a un 2,1% anual estimado antes de la disrupción de la pandemia.
Según las últimas estimaciones del Banco Mundial, la economía mundial se habría contraído un 4,3% anual en 2020, registrándose el mayor desplome de la producción en las economías avanzadas, especialmente en la Eurozona, con una caída del PIB de un 7,4% anual frente al 3,6% en EEUU.
En contraste, únicamente la región AsiaPacífico ha mostrado una evolución positiva, sustentada por la rápida recuperación de China, con un avance de su PIB de un 2,0% anual.
En 2021, las nuevas olas y cepas de coronavirus continúan lastrando la recuperación económica en el primer trimestre. En esta coyuntura, el Banco Mundial estima que la economía global repunte un 4,0% anual este año, condicionada a la efectividad de los planes de vacunación, que representan la gran esperanza para apuntalar la ansiada recuperación socioeconómica.
EL sector industrial europeo continúa mostrando un comportamiento resiliente ante las nuevas restricciones de movilidad para frenar el Covid-19. Sin embargo, en noviembre, el nivel de producción en la Eurozona todavía se situaba un 0,6% por debajo del de noviembre de 2019.
La recuperación no está siendo homogénea a nivel geográfico, mostrando las cuatro mayores economías de la zona monetaria un patrón más moderado tras las fuertes caídas registradas en marzo y abril.
En España, la producción industrial revirtió su tendencia positiva de los seis meses anteriores, mostrando su primera caída mensual desde abril y manteniéndose un 1,9% por debajo de sus niveles pre-pandemia. Una evolución marcada principalmente por la debilidad de la demanda interna, ya que el fuerte impacto de la crisis sanitaria en el turismo y la hostelería, entre otros, continúa lastrando la actividad de los productores que abastecen estos sectores. En contraste, la progresiva recuperación de la demanda externa sostiene por el momento el crecimiento de los nuevos pedidos de exportación.