SÓLO PARTIDOS
SI el tal Rivadulla i Duró le hubiera deseado un tiro en la nuca a Zhou Qiang o a cualquiera de los otros 340 jueces de la Corte Suprema Popular, o hubiera cantado que el mundo sería mejor si explotase el coche de Julio Camacho Aguilera, director de desarrollo de Guanahacabibes y miembro del Comité Central del PCC, no estaría en una cárcel fascista española: de seguir vivo y localizado, estaría de campamentos. Sí, de campamentos de reeducación en Sinkiang, o cagando fibra de caña de azúcar en un hoyo infecto de la Unidad Militar de Ayuda a la Producción de Cauto Cristo, provincia de Gramna. Podría estar desaparecido, pero no como a Jack Ma, que ha resucitado cantando las alabanzas, sino como a esos que no aparecen más; porque para el capitalismo chino Jack Ma es demasiado grande para caer, mientras que el niño pijo de los Rivadulla sería considerado en China una excrecencia social improductiva y prescindible, por decirlo de una manera limpia y aseada. Podría estar criando malvas y seguro que a los suyos les parecería mejor no preguntar. Es lo que tienen los Estados de Partido Único que tanto predica el gachó.
Miremos a los países en los que no pisaría la cárcel por hacer lo que aquí ha hecho: en un país de derecho anglosajón estaría en la calle enfrentando una demanda tan cuantiosa que ni sus nietos con la ayuda de los nietos de los nietos de los Marqueses de Galapagar con todo su patrimonio familiar podrían afrontar, en el estilo británico saltarse la frontera entre tu derecho y el mío se tasa en toneladas de libras esterlinas; si miramos Bélgica, paraíso de las libertades, refugio de etarras aficionadas al marisco y de mamones con flequillo y otras yerbas fartuscas, podemos apreciar que se trata de una monarquía federal, que es algo así como el Ferrari de las democracias burguesas representativas de las que abomina este señorito catalán y su clac de izquierdistas de salón, que no han doblao el lomo en su dolce vita y no han visto un obrero ni de lejos.
Preocupa que entre los bomberos de Bradbury además del ganado ovino hay gentes que no son ignorantes, gentes que practican y enseñan disciplinas basadas en el pensamiento racional, y que en esta cuestión anteponen la ideología y los sentimientos, yendo de cabeza al fanatismo, que como todos ustedes saben, viene del latín fanum, templo, dejando claro que pocas cosas hay más sagradas que el comunismo, sea en su ortodoxia marxista-leninista o en cualquiera de sus herejes revisiones.
Mientras tanto aquellos de los que debería surgir un giro hacia la Constitución de 1978 se ponen ochentaycinqueños y al guerrista grito de ¡Montesquieu ha muerto! se reparten el Consejo General del Poder Judicial en otro movimiento iliberal que nos recuerda que esto no es un Estado de Partido Único, es un Estado de Sólo Partidos. Al final el noi será diputado y nos dará, con Otegui, lecciones de democracia.