La vacuna del CSIC será intranasal y evitará la transmisión
Cadenas de hoteles, agencias de viaje y fabricantes de alimentos y bebidas se sumaron a los trámites iniciados por más de 2.000 hosteleros para reclamar daños y perjuicios por el impacto en su actividad de las restricciones aprobadas por el Gobierno en el marco de la pandemia. En la imagen, las agencias de viajes valencianas reclamaron ayudas.
El prototipo de vacuna contra el SARS-CoV-2 del virólogo del CSIC Luis Enjuanes llegará más tarde que otras pero será de las mejores del mercado por varios motivos: se administrará en una sola dosis por vía intranasal y, además de proteger contra la infección, evitará la transmisión del virus al resto de la población.
En una entrevista difundida por el CSIC, Enjuanes, quien lidera un equipo de investigación de 16 personas en el Centro Nacional de Biotecnología (CNB), detalló que la vacuna será autoamplificable, lo que significa que la dosis de ARN que se inyecta podría multiplicarse hasta 5.000 veces dentro del organismo.
Asimismo, aunque las agencias de seguridad de medicamentos prefieren la administración intramuscular, su prototipo apuesta por la ruta intranasal porque las mucosas son el lugar de entrada del virus, y “si inmunizas esa zona, la protección es mayor”, aseguró.
Prevista para 2022, se administrará en una sola dosis y será más potente
Reconoció que la vacuna llegará al mercado mucho más tarde que otras, pero lo hará “con todo actualizado” y estará preparada para afrontar las mutaciones de las variantes del SARS-CoV-2 del Reino Unido, Sudáfrica y Brasil, y seguramente de alguna variante de EEUU. “En todo caso, si esto sigue así, habrá que actualizar las vacunas cada año, como sucede con el virus de la gripe, en función de las variantes que surjan”, aclaró el virólogo del CSIC.
El suero se está probando en ratones y hámsters y, si todo va bien, se ensayará en macacos. Si no hay problemas, la vacuna estará lista en el primer semestre de 2022, subrayó.
Enjuanes explicó que, aunque le gustaría que la vacuna estuviera lista mucho antes, se trata de un nuevo modelo cuyo estudio “requiere tiempo”, y recordó que el desarrollo de una vacuna lleva entre 10 y 15 años pero que la pandemia ha obligado a acelerar los plazos.