El hartazgo amenaza la efectividad de las medidas en Francia
El creciente hartazgo de una parte de la población en Francia, que desafía abiertamente las reglas para evitar contagios, amenaza la estrategia del Gobierno de Emmanuel Macron que acaba de endurecer las restricciones para evitar el colapso de las UCI por el repunte epidémico. Las imágenes de la fiesta de carnaval en la que participaron unas 6.500 personas en Marsella, la inmensa mayoría sin mascarilla ni distancia, eran ayer el símbolo de esas dificultades para un Ejecutivo que se ve atacado por el galimatías en la puesta en marcha administrativa de esas restricciones y por su gestión de la vacunación. La fiesta ilegal del domingo en Marsella, que degeneró en destrozos de mobiliario urbano y ataques a los policías que impusieron multas por incumplir las normas anti
covid, dio lugar al arresto de nueve personas. El Ministerio de Interior, que consideró lo ocurrido “totalmente inaceptable”, aseguró que habrá consecuencias judiciales. Para el jefe de la UCI del Hospital Norte de Marsella, Laurent Papazian, la preocupación es que el carnaval va a aumentar el número de infecciones y de posibles internamientos. El episodio de Marsella no fue el único. En Annecy (sureste), un millar de personas se reunieron, también en su inmensa mayoría sin mascarillas, en una marcha autorizada para protestar contra la “dictadura sanitaria”.