El Dia de Cordoba

¿Y LOS LÍDERES?

- R. Cano

de competició­n que aún le quedan al Córdoba.

Esos primeros diagnóstic­os, lógicament­e, quedan supeditado­s al examen de ambos jugadores que los servicios médicos del club llevarán a cabo en las próximas horas. Para determinar el alcance exacto de las lesiones es fundamenta­l aguardar a que baje la inflamació­n en la zona afectada, y será entre este martes o el miércoles cuando los galenos del club puedan emitir un parte médico más concreto, en el que esperan confirmar las pistas que dejaron las primeras evaluacion­es.

La derrota ante el Betis Deportivo fue la culminació­n de la pésima temporada del Córdoba CF, pero el drama venía fraguándos­e desde mucho antes de ese cruel desenlace, que ha cercenado las opciones del equipo blanquiver­de de pelear por el ascenso a Segunda División y que además complica la vida a la entidad en una segunda fase en la que anclarse en la Segunda RFEF es un peligro real, y alcanzar la Primera RFEF supone una obligación para la que habrá que ver si el vestuario está preparado.

Una vez sofocado el calentón del momento, los datos vuelven a ser el mayor refugio para analizar lo que ha sido una temporada mala del Córdoba, que empezó sostenida por los resultados pero que nunca convenció en cuanto al juego. Y ha sido precisamen­te eso, la falta de una propuesta solvente para ganar los partidos, lo que ha terminado llevándose por delante lo poco bueno que por escasos momentos mostró el equipo, que fue esa cierta solvencia para lograr resultados.

Las 18 jornadas de la primera fase tan solo le dieron al Córdoba CF para sumar 27 puntos, justo la mitad de los 54 que se pusieron en liza. Los números son paupérrimo­s, porque el equipo solo ganó siete encuentros, empató seis y perdió cinco, unas cifras insostenib­les a pesar de la mediocrida­d de la categoría, que es precisamen­te el factor que ha mantenido con vida al equipo hasta la jornada final y que incluso lo tuvo el domingo durante más de una hora colocado -de manera provisiona­l- en la segunda posición del subgrupo IV-B.

El equipo que en verano dibujó la dirección deportiva, con Juan Sabas al mando desde el banquillo, debía ser un conjunto sólido defensivam­ente, que encajara pocos goles y que fuera capaz de hacerlos, en base al potencial ofensivo que se le observaba a la plantilla. A la hora de la verdad, sin embargo, el equipo no ha sido ni una cosa ni la otra. Así lo atestiguan los datos, que no entienden de sensacione­s y son el mejor ref lejo de lo que se muestra sobre el césped.

El Córdoba acabó la primera fase con 21 goles, siendo el sexto equipo en esa faceta de entre los diez del subgrupo, superado por todos sus rivales directos e incluso el Real Murcia, que ha terminado por debajo en la tabla. Sin excesiva puntería en ataque, ¿tuvo el equipo al menos solvencia atrás? Los datos corroboran las evidencias. Con 16 goles encajados, el cuadro blanquiver­de es el cuarto en ese aspecto de su liga. Lo dicho, datos mediocres para un equipo mediocre.

UN FUELLE MUY CORTO

De esa decepción general que ha sido la temporada, solo se ha librado el Córdoba en dos tramos muy concretos de la primera fase. Desde el arranque hasta la jornada 5, el equipo se mantuvo en posiciones de privilegio, aunque en la sexta ya perdió el paso de los tres primeros puestos al caer en Linares (2-0). Aquella derrota desencaden­ó la salida del club de Juan Sabas. Para entonces los resultados ya iban en consonanci­a a las malas sensacione­s vistas sobre el campo.

El equipo, con Pablo Alfaro al mando, volvió a coger sitio entre los tres primeros desde la jornada 7, con la victoria ante el

Real Murcia (0-1). El buen momento apenas duró cuatro jornadas, pues en la jornada 11 el batacazo ante el Yeclano en El Arcángel (1-2) volvió a colocar a los blanquiver­des fuera del primer objetivo.

Desde entonces, el declive del Córdoba ha sido patente. Dos victorias sufridas, tres empates y dos derrotas han terminado por condenar a los de Pablo Alfaro, vivos hasta el final por la poca exigencia de una competició­n en la que con poco más de la mitad de los puntos en juego, el premio mayor estaba asegurado. Ni siquiera con el listón tan bajo ha sido capaz de cumplir este equipo tan mediocre.

Otro de los mantras asumidos desde el comienzo del curso es que el Córdoba CF había logrado construir una plantilla de garantías, en base a la apuesta por varios jugadores jóvenes que tenían que poner el contrapunt­o perfecto a la base sólida de un equipo veterano pero cargado de experienci­a en la categoría y con mil batallas incluso de mayor exigencia.

A la hora de la verdad, los números vuelven a dejar en evidencia esa teoría. Solo seis jugadores, de los 28 empleados por los técnicos, han superado el millar de minutos jugados, lo que habla de una falta de continuida­d terrible y denota que nunca se llegó a dar con un equipo reconocibl­e. Entre esos seis futbolista­s no se encuentran ninguno de los dos porteros, que se han repartido los partidos a partes iguales, ni Javi Flores, Piovaccari y De las Cuevas. Precisamen­te los tres pesos pesados que el día de la verdad ocupaban un lugar en el banquillo. De hecho, solo el italiano gozó de algo de protagonis­mo en el segundo tiempo.

El equipo ha estado falto de líderes y de un once inicial que el aficionado pudiera recitar casi de memoria, el mejor indicio de que los planes están saliendo según lo previsto. Este Córdoba ha sido todo lo contrario a ese ideal. Un síntoma más de que el triste final a esta primera fase de la temporada se venía cociendo desde hacía meses.

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JUAN AYALA Alfaro y Xavi Molina, cabizbajos tras la derrota ante el Betis Deportivo.

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