La Ruta Ártica, una alternativa de futuro
Ante el bloqueo que sufre el canal de Suez, Rusia plantea al mundo la Ruta Ártica, una alternativa que, sostiene, será más rápida, barata, segura y ecológica para el transporte de mercancías, pero que aún debe demostrar su fiabilidad.
“El precedente de Suez demuestra la fragilidad de cualquier ruta entre Europa y Asia. En esta situación, aumenta su importancia la
Ruta Marítima del Norte, cuya competitividad crece año a año”, aseguró a la prensa Vladimir Panov, especialista para el Ártico de la agencia nuclear rusa, Rosatom.
Rusia es la potencia ártica por excelencia, tanto por su situación geográfica, como por su flota de rompehielos atómicos, los únicos capaces de romper el hielo y surcar los mares septentrionales durante los doce meses del año.
La Ruta Ártica fue lanzada en 2011 por el presidente ruso, Vladimir Putin, pero es un proyecto de futuro, ya que el Kremlin no espera que funcione como un corredor internacional de pleno derecho hasta 2035.
De hecho, en 2020 cruzaron el canal de Suez embarcaciones con 1.170 millones de toneladas a bordo, mientras que casi 33 millones de toneladas trasegaron el pasado año por la ruta norteña.
Más de la mitad de dicho volumen, unos 18 millones de toneladas, correspondió a gas licuado.
Un barco tiene que recorrer 10.600 kilómetros para llegar por el norte desde la ciudad rusa de Murmansk al puerto chino de Shanghái, mientras que si opta por cruzar el canal necesitará surcar 17.700 kilómetros.
Además, la travesía por Suez lleva 35 días de media, mientras la arteria promovida por Rusia supone un ahorro de 10-12 días por barco, es decir, es un tercio más corta.
Según el Gobierno ruso, las compañías mercantes se aho
rrarían hasta 500 millones de euros al año gracias “al menor nivel de emisiones de dióxido de carbono”.
“El menor nivel de emisiones se logra con la notable reducción de la longitud de la travesía”, dijo Anatoli Bobrakov, viceministro de Economía ruso.
Los pronósticos rusos son que para 2024 el volumen de mercancías por este itinerario ascienda a 80 millones de toneladas.
En principio, el trasiego de mercancías por la ruta ártica se limita a los meses que van de mayo a diciembre debido al grosor del hielo, que puede alcanzar los 4 metros.