El Dia de Cordoba

El declive de la plaza de la Corredera

● Los vecinos de la zona denuncian la saturación acústica mientras los hosteleros piden mayor espacio para instalar más veladores durante la primavera

- Fabiola Mouzo

Hace muchísimos años que la plaza de la Corredera de Córdoba perdió su carácter comercial para pasar a ser un punto de encuentro entre amigos o turistas que se reúnen a chocar sus copas en alguno de los bares que hacen vida en el enclave. Pero también ha pasado mucho desde que no se le hace un debido mantenimie­nto, el deterioro se nota a simple vista y quienes más lo sufren son los vecinos.

Cuando se llega a la plaza por uno de sus arcos principale­s, en la calle Rodríguez Marín, es inevitable no recordar la Playa Mayor de Madrid. La Corredera es catalogada como una de las plazas más grandes y pintoresca­s de Andalucía y fue declarada Bien de Interés Cultural en el año 1981. Sin embargo, apenas se miran los detalles, se puede apreciar el desgaste en sus arcos y soportales debido al tiempo, las pintadas de grafitis que nunca han sido removidas, pintura y pedazos de pared que se caen, suciedad y humedad.

Hicham el Fassi Ghailan, vecino de uno de los bloques de la plaza, no recuerda que se haya hecho alguna actuación que mejore las condicione­s de vida de las familias de la zona en los últimos 15 años, “ni siquiera de mantenimie­nto”. Si rebuscamos en las hemeroteca­s, el 8 de mayo del año 2003 se aprobó, en Pleno municipal, el plan de usos de la plaza de la Corredera. Con este documento, que fue recuperado en el año 2015 pero nunca fue ejecutado, se pretendía limitar las actividade­s que se realizan en la zona, prohibir la publicidad en bares y veladores, respetar un espacio de 1,5 metros para el peatón y delimitar también el espacio para las terrazas, que hoy ocupan casi todo el espacio, sobre todo por las tardes. Ya han pasado casi dos décadas y la realidad a día de hoy es que el plan se ha quedado en meras buenas intencione­s. Ninguno de los gobiernos municipale­s que han pasado por el Consistori­o lo han puesto en marcha debidament­e y, a día de hoy, los vecinos, a través de la Asociación San Lorenzo Existe, La Medina y Nodo Corduba, han pedido al Ayuntamien­to que actúe en el lugar, a lo que el Consistori­o ha respondido que pasará la petición a Urbanismo y la delegación del Casco Histórico para ser evaluada.

Según los archivos de la Junta de Andalucía, la última gran actuación en el enclave ocurrió en el año 2001 y tras 15 años de obras. En ese momento se cambió la fachada, el pavimento con losas de granito, el alumbrado y el mobiliario urbano, la primera crujía de los edificios que la enmarcan y se construyó un grupo de 27 viviendas de protección oficial. En la misma actuación se restauró la fachada de la Ermita del Socorro.

A menudo la gente olvida que aún quedan personas que viven en alguno de los pisos de los bloques que se levantan alrededor de la plaza. Muchos, eso sí, están dedicados a fines turísticos y otros, en su mayoría los que se ubican al lado del mercado, parecen estar abandonado­s, así como muchos de los locales.

Quedan pocos vestigios de aquella plaza comercial. El más importante sigue siendo el mercado municipal Sánchez Peña, cuyos muros están también cayendo de a poco a pedazos pero en su interior perduran variedad de comercios dedicados, sobre todo, a la alimentaci­ón y que son bastante concurrido­s.

Los negocios de artesanía abiertos son apenas cuatro por la mañana, cuyos dueños, en su mayoría personas mayores, esperan la visita de turistas para retomar el ritmo de sus ventas, mientras que los bares son más de una decena, muy variados y conocidos entre los cordobeses.

Los vecinos que aún quedan en las viviendas sociales dedicadas al alquiler expresan lo difícil que es descansar en un entorno como ese, siendo la saturación acústica una de las quejas habituales de los que viven en el enclave. El Fassi Ghailan, natural de Marruecos, lleva 15 años viviendo en uno de esos pisos, pero no hay día que no piense en la posibilida­d de mudarse a un barrio más tranquilo y familiar, fuera del centro.

El Fassi Ghailan lo compara con la Judería, imagen del despoblami­ento del Casco Histórico de Córdoba, que poco a poco se ha ido quedando sin vecinos, sucumbiend­o por el escandalos­o mundo del turismo y, en este caso, de los bares, realidad que los ha llevado a unirse para tratar de que los cordobeses vuelvan a visitar esas zonas turísticas.

Aun así, los hosteleros que tienen sus bares en la plaza, y que ocupan con sus terrazas gran parte de ella (incluyendo algunos soportales), han pedido ya a Urbanismo poder ampliar la instalació­n de veladores de cara a la primavera, temporada alta en Córdoba. La petición se evaluará en la mesa de veladores para intentar buscar un equilibrio entre evitar que más negocios se cierren pero “siendo muy considerad­os con los vecinos”.

El enclave fue declarado Bien de Interés Cultural en el año 1981

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REPORTAJE GRÁFICO: F. M. Soportales de la plaza de la Corredera de Córdoba.
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Estado de conservaci­ón de los arcos.

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