El olivar andaluz ya aspira a ser patrimonio
● España defenderá la candidatura ante la asamblea de la Unesco
El Paisaje Cultural del Olivar Andaluz ha sido elegido como candidato para Patrimonio Mundial de la Unesco e inicia un recorrido para su inclusión definitiva en Asamblea General en el verano de 2023. La candidatura la anunció la directora general de Bellas Artes, María Dolores Jiménez-Blanco, tras la 88 reunión del Consejo de Patrimonio Histórico (CPH), un encuentro convocado por el Ministerio de Cultura y Deporte que reúne a los directores generales de Patrimonio Cultural de las comunidades autónomas.
“Es una candidatura con once años de andadura, son los conocidos como mares de olivos y extensiones por la comunidad de Andalucía que casi forman parte de un escudo institucional”, señaló el director general de patrimonio histórico de la Junta, Miguel Ángel Arauz.
La candidatura del paisaje del olivar, una de las más ambiciosas planteadas hasta el momento en España por la extensión de la superficie que se quiere proteger y por el número de provincias implicadas (Jaén, Córdoba, Granada, Sevilla y Málaga), ha ido por el momento siguiendo adecuadamente cada una de las etapas.
En diciembre del año pasado, la comisión institucional encargada de la elaboración del expediente ya informó de que estaban finalizando alegaciones y propuestas de mejora planteadas por el Ministerio. La iniciativa ha sido impulsada por la Diputación de Jaén con el apoyo de las instituciones provinciales de Córdoba, Granada, Sevilla y Málaga, sus universidades, organizaciones agrarias y las fundaciones Savia y Guillén.
La propuesta se traduce por un paisaje de mar de olivos, que se conforma en el siglo XIX. Representa el patrimonio vivo y sostenible, y es un paisaje agroindustrial debido a la fabricación del aceite. Andalucía es un territorio que posee asentamientos urbanos de gran tradición olivarera, usando diversas técnicas.
La candidatura se trata de paisajes históricos superpuestos, ya que muestra todo el relieve y diversidad de la región que envuelve al territorio. Explica, además, la propia tecnología para obtener el aceite desde los romanos hasta la prensa de vapor.
“El olivar es el cultivo más cooperativizado y representa un gran acervo patrimonial interesante del pasado, presente y futuro. En relación con el comercio, el aceite ha tenido una gran especialización, dándose una fuerte exportación a América”, recalca la candidatura.
Tal y como ya avanzó el Día, las zonas establecidas se han delimitado en función de su historia. Así, hay cuatro zonas ligadas a la especialización olivarera del siglo XIX - Campiñas de Jaén, el más representativo del paisaje del mar de olivos; la Subbética cordobesa, con los vestigios de la comercialización internacional (con el tren del aceite) y la primera industrialización; Sierra Mágina, donde el olivar se funde con la cultura del agua, y Hacienda de La Laguna-Alto Guadalquivir, vinculado a la primera mitad del siglo XIX.
El olivar de la Ilustración, relativo a los siglos XVIII al XX, está representado por Montoro y su entorno, mientras que la época Moderna, entre los siglos XVI al XVIII, se refleja en las Haciendas de Sevilla y Cádiz. Asimismo, el olivar de la época medieval-islámica está representado por Valle del Lecrín (Granada); el de los siglos XIII y XV, la frontera islámica-cristiana, en el Valle de Segura y el de la época romana, del siglo I al III, con, Astigi-Bajo Genil (Écija). Por último, se incluye la zona de Periana y Álora, en Málaga, donde hay olivares monumentales, con técnicas de injertos sobre acebuches silvestres.