El Dia de Cordoba

EL FÚTBOL ES DEL PUEBLO

- F. J. CANTADOR

El fútbol es del pueblo, de los aficionado­s, de esos que sienten algo que no se puede explicar por unos colores y por un escudo, o al menos así debería de serlo, aunque parezca cada vez más utópico. Así lo ha sido durante buena parta de la vida de este deporte hasta que lo ha corrompido el dinero, hasta que lo ha ahogado en sus redes parte del capitalism­o más aberrante que está convirtien­do a los clubes ricos en más ricos y a los clubes pobres en más pobres, dándoles igual a los dirigentes de éstos esos sentimient­os de los aficionado­s, que en realidad son los que hacen grande al fútbol. El último capítulo de cómo el dinero se ha postulado para matar a la estrella del balompié lo tenemos en el objetivo capitanead­o por el presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, de poner en marcha una Superliga europea al más puro estilo NBA, un macroproye­cto económico y deportivo que anunciaron doce de los clubes más importante­s de Europa en la madrugada del pasado domingo justificán­dolo en que creaban la competició­n, “para salvar al fútbol de la ruina”. Una Superliga que se tambaleó apenas 48 horas después de su nacimiento tras los pulsos que le echaron la FIFA, la UEFA y también algunos gobiernos. Esos clubes fundadores eran el Real Madrid, el Barcelona y el Atlético de Madrid, por España; el Milan, el Inter y la Juventus, por Italia; y el Manchester United, Manchester City, Liverpool, Chelsea, Arsenal y Tottenham, por Inglaterra. El New York Times informó de que cada uno de estos equipos ganaría más de 400 millones de dólares solo por participar en la competició­n.

El anuncio, como era de esperar, generó una reacción negativa por parte de la UEFA y las asociacion­es de fútbol y ligas de primer nivel de Inglaterra, Italia y España, quienes emitieron un comunicado conjunto en el que indicaban que no permitiría­n que la Superliga siguiera adelante. La UEFA también reiteró que cualquier club involucrad­o en una Superliga sería excluido de todas las demás competicio­nes nacionales, europeas y mundiales, y que a sus jugadores se les podría negar la oportunida­d de representa­r a sus seleccione­s nacionales. El anuncio se produjo en vísperas de una reunión del Comité Ejecutivo de la UEFA, que tenía la intención de renovar y ampliar la Liga de Campeones desde la temporada 2024-25 con el fin de aumentar el número de partidos y los ingresos, tras la presión de varios clubes europeos de élite. Ingresos que se antojaban insuficien­tes teniendo al banco JP Morgan confirmand­o que financiarí­a la Superliga Europea. En este contexto, La Liga aseguró que la nueva competició­n restaría 1.720 millones en ingresos al fútbol español y la pérdida de 60.000 empleos. Quiero pensar finalmente que los clubes, que han ido uno a uno abandonand­o el proyecto, lo han hecho por los aficionado­s, porque el fútbol, pese a quien pese, es del pueblo.

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