La Fundación Unicaja rehabilitará el Cementerio Inglés de Málaga
● La Fundación Unicaja suscribe un convenio con una vigencia de dos años para impulsar la regeneración del recinto, primer camposanto protestante de la Península, declarado BIC en 2012
Buenas noticias, al fin, para el Cementerio Inglés de Málaga: el presidente de la Fundación Unicaja, Braulio Medel, y el presidente de la Fundación Cementerio Inglés, Bruce McIntyre, firmaron ayer un convenio por el que la primera institución se compromete a fomentar conservación y revitalización cultural de este recinto de valor artístico, literario y botánico. El acuerdo, de una vigencia inicial de dos años, surge como respuesta por parte de Fundación Unicaja “a la degradación progresiva del inmueble y a las dificultades que atraviesa Fundación Cementerio Inglés de Málaga que, en 2006, y tras la renuncia consensuada del Consulado británico, asumió en solitario la gestión y el mantenimiento del conjunto arquitectónico”, explicaron desde la misma Fundación Unicaja.
El objetivo del convenio estriba, en última instancia, “en la necesidad de mejorar el estado de las instalaciones y contribuir con los proyectos de difusión de la propia dirección, ampliando la visibilidad del camposanto y reforzando su condición de activo patrimonial y turístico, susceptible incluso de albergar conciertos, exposiciones y visitas guiadas, además de actividades culturales adaptadas a sus singulares características”. Este respaldo obedece, señalaron las mismas fuentes, al compromiso de la “Fundación Unicaja con el entorno en el que desarrolla su acción social y cultural, así como con la restauración, protección y promoción del legado histórico y artístico”. Medel y McIntyre firmaron el convenio en el mismo recinto del Cementerio Inglés como prueba de buena voluntad para la culminación satisfactoria del acuerdo.
El balón de oxígeno lanzado por la Fundación Unicaja llega con carácter in extremis: el pasado enero, la Fundación Cementerio Inglés anunciaba que el recinto se veía obligado a cerrar sus puertas de lunes a viernes ante la imposibilidad de disponer de los 30.000 euros anuales que cuesta el mantenimiento del camposanto. Muy a pesar de su catalogación como BIC en 2012, el Cementerio Inglés se sostiene exclusivamente a base de donativos y de los ingresos que generan las visitas. Aunque el propio alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, se comprometió hace unos meses a favorecer la entrada en juego de empresas británicas con actividad en la Costa del Sol, y por más que el Ayuntamiento colaborara en la puesta en marcha de la Fundación Cementerio Inglés en su momento, ninguna institución pública contribuye económicamente al mantenimiento del cementerio. El convenio firmado ahora con la Fundación Unicaja se traduce en un nuevo capítulo, decisivo, en la historia del enclave para garantizar su futuro. Precisamente, pocos días después del anuncio de aquel cierre parcial, los responsables de la Fundación Cementerio Inglés mantuvieron una reunión con la concejal de Cultura, Noelia Losada, con la posibilidad de la creación de una fundación municipal sobre la mesa; y, aunque el encuentro terminó con algunos compromisos asumidos por el Ayuntamiento de Málaga, tal opción volvió a quedar en suspenso. Ahora, la decisión de la Fundación Unicaja para una intervención inmediata, manifiesta en el acuerdo suscrito ayer viernes con la Fundación Cementerio Inglés, permite albergar esperanzas bien fundadas respecto al futuro de un enclave único en España y testigo esencial de la historia de Málaga y Andalucía en los últimos dos siglos. Esperanzas que pasan por la proyección del cementerio, su mejor adecuación y rehabilitación, la garantía de su viabilidad económica y su integración definitiva en la vida social y cultural de Málaga.
Creado en 1831 bajo la advocación de San Jorge por empeño del cónsul británico William Mark para garantizar las mejores condiciones para los enterramientos de la población protestante de Málaga, condenada a despedir a los suyos en la arena de la playa, a merced de los perros, dada la exclusividad católica de los camposantos, el Cementerio Inglés es el primer cementerio para heterodoxos de la Península Ibérica.
El primer enterramiento tuvo como protagonista a un marinero británico llamado George Stephens, y en el mismo 1831 tuvo aquí su sepultura el militar Robert Boyd, fusilado por su participación en la insurrección liberal de Torrijos. En los años posteriores llegaron los marineros fallecidos en el naufragio de la fragata alemana Gneisenau y personalidades (principalmente escritores) como Jorge Guillén, Gamel Woolsey, Gerald Brenan, Aarne Haapakoski, Marjorie Grice-Hutchinson y, en última instancia, el dramaturgo Miguel Romero Esteo, fallecido en 2018. La memoria se extiende aquí, eso sí, como un árbol de poderosas raíces a menudo imprevistas, tal y como delata el reciente hallazgo de un refugio de la Guerra Civil en el mismo interior del camposanto que, previsiblemente, será objeto de investigación arqueológica.
No obstante, el elemento más sobrecogedor sigue siendo el núcleo original del camposanto, con sus tumbas cubiertas de conchas y las lápidas que dan cuenta de fallecimientos infantiles a cuenta de las sucesivas epidemias. Los gatos reinan a sus anchas en los hermosos jardines, como un trozo de Norte incrustado en esta excepción mediterránea con fabulosas vistas al mar. En la hermosa capilla anglicana de San Jorge, que recuperó el culto hace unos meses tras los estragos de la pandemia, los mensajes reciben a fieles y visitantes con amabilidad bilingüe: “Todos son bienvenidos”.
Los cónsules británicos que sucedieron a William Mark fueron destinando distintas partidas al Cementerio Inglés para su sustento hasta 1903, cuando el Gobierno de las Islas decidió desentenderse. El recinto quedó por tanto abandonado a su suerte, en una degradación creciente hasta la constitución en 2006 de la fundación titular, que tiene a los Consulados Británico y Alemán como patronos natos aunque sin contrapartidas económicas por su parte. En los últimos años, la misma institución ha puesto sobre la mesa planes como la recuperación de la flora original de los jardines (con la excepción de especies invasoras cuyo cultivo está ahora prohibido) con la colaboración del Jardín Botánico de La Concepción que han quedado aparcados a la espera de un cable financiero que permita su materialización. Tampoco han faltado conciertos, visitas teatralizadas, recitales literarios ni otras actividades culturales que han recordado la idoneidad de este rincón histórico para albergar propuestas de este tipo, aunque sin la continuidad deseada. Desde la Fundación Cementerio Inglés lamentan la oportunidad perdida que entraña el abandono de un espacio que tantas oportunidades ofrece a nivel cultural y turístico y localizado, para colmo, frente a las puertas del Hotel Miramar. Corresponde ahora que el nuevo capítulo abierto con la Fundación Unicaja continúe de la manera más gloriosa para el Cementerio Inglés.