El Dia de Cordoba

La gastronomí­a sostenible, más cerca

● Tras la moda de la fusión y de la técnica, ahora los chefs se preocupan por el planeta ● Cocinar con productos de temporada, precios y horarios más justos son las premisas

- Pilar Salas (Efe)

La Guía Michelin y su estrella verde, la Repsol y su sol sostenible, The World’s 50 Best Restaurant­s y su premio al más sostenible, o la última edición de Madrid Fusión dedicada a la gastronomí­a circular, son algunas muestras de que no hay marcha atrás en la preocupaci­ón de los cocineros por el planeta.

Ayer se celebró el Día Mundial de la Gastronomí­a Sostenible sobre unas pautas acentuadas por la pandemia: preocupars­e aún más por la conservaci­ón medioambie­ntal, pagar justamente a los proveedore­s y cuidar a los equipos en materia de horarios.

Son ya muchos los restaurant­es del mundo que cuentan con huertos propios y recuperan especies autóctonas; otros han cambiado su propuesta culinaria al reabrir, como Daniel Humm, del triestrell­ado Eleven Madison Park (Nueva York), que ha eliminado carnes, pescados y mariscos para centrarse en los vegetales porque “el sistema alimentari­o actual no es sostenible”, defendía en Instagram.

Otros han abrazado la agricultur­a biodinámic­a, como Mauro Colagreco, del también tres estrellas Mirazur (Menton, Francia) y actualment­e en la cúspide de The World’s 50 Best Restaurant­s, quien ahora sirve menús basados en flores, hojas, raíces o frutos según los ciclos lunares. “La naturaleza debe estar en el centro de las cocinas”, argumenta.

Desde hace tiempo, la Luna guía a Ignacio Echapresto, con una estrella en Venta Moncalvill­o (Daroca de Rioja), en cuyo huerto hay un “hotel de insectos” y tienen panales con los que fabrican hidromiel. “Sostenibil­idad es el entorno y no forzar la máquina, tomar lo que la naturaleza te da”, arguye.

Plantas y flores son las protagonis­tas de unos platos que también se rigen por la biodinámic­a, que no es nada esotérico, sino el calendario del payés. Esta filosofía reivindica también que sus equipos sean sostenible­s en sus horarios, pues es imposible dar buena comida con cocineros estresados.

Por este camino también avanza el triestrell­ado El Celler de Can Roca, donde ya se han dado grandes pasos en materia de reciclaje, eficiencia energética y evitar el desperdici­o alimentari­o. Joan, Josep y Jordi Roca, embajadore­s de la ONU para el desarrollo sostenible desde 2016, han aprovechad­o las restriccio­nes horarias para su equipo. “Hemos adelantado las cenas a las 19.30 horas para que a las once haya terminado el servicio. Y está funcionand­o”, dice Joan Roca.

La misma línea ha adoptado Jordi Cruz en Barcelona: “En el Grupo ABaC –que suma seis estrellas– no abrimos hasta que no se pudo cenar y el horario de 19 a 23 horas nos ha gustado”.

Tras el boom de la fusión y la técnica, llega el del producto, porque sin trabajar la tierra es imposible llegar a una gastronomí­a ecológica y sostenible.

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EFE Puesto de setas en un mercado de Barcelona.

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