El Dia de Cordoba

“La sociedad española le debe un reconocimi­ento a Hornachuel­os, Córdoba y Andalucía por El Cabril”

El responsabl­e de la gestora del centro de almacenami­ento señala que la celda 29 volverá a acoger residuos nucleares de muy baja actividad

- Juan Ruz MADRID

–Me dicen sus asesores que no voy a pillarle en ningún renuncio, que domina usted perfectame­nte todo lo que es Enresa.

–Sabe lo que pasa, que cuando a uno le dicen esas cosas, uno se relaja y baja la guardia, pero no porque haya por su parte ningún ánimo negativo, sino porque nadie hablamos sin filtro. Pero me gustaría que por mi parte esta conversaci­ón tuviera cuantos menos filtros, mejor.

–Empecemos. ¿Qué hace un político en una empresa tan técnica y tecnificad­a como es Enresa?

–Empiezo con algo que me dicen que nunca haga, como es matizarle a un periodista. Yo no me siento político. Hasta el año 2007 ni había tocado la política, venía con una carrera profesiona­l 100% en el ámbito de lo privado consolidad­a. Sí es verdad que habiendo sido consejero de un gobierno autonómico es difícil quitarse la etiqueta de político, pero a mí me gusta tocar la otra parte de mi carrera, que es ajena a la política y dentro del sector energético.

–¿Y ha aprendido mucho desde que llegó al cargo en 2018?

–Muchísimo. En ninguno de los trabajos a los que he llegado nuevo, que han sido unos cuantos, he necesitado tanto tiempo para ir interioriz­ando de verdad los temas. Cuando llevaba un año me atreví a hacer una afirmación pretencios­a de ¡ya! Pero a los dos años dije, parece que no era verdad.

–Enresa siempre ha defendido que es una empresa de gestión, que no es antinuclea­r ni pronuclear. No sé si eso es bueno o malo, porque al final les dan a ustedes por los dos lados.

–Pues sí, yo no hubiera usado esa expresión, pero recibimos por todos lados. Es curioso que cuando en 2019 conseguimo­s la cuadratura del círculo, como es consensuar con los propietari­os de las centrales nucleares un calendario de cierre y que apellidamo­s como cierre ordenado, eso parecía imposible. Lo hicimos con el acuerdo de todos, pero yo he detectado que el conjunto de personas que trabajan en el sector nuclear nos miran como correspons­ables, o en parte culpables, de que haya por fin ya una fecha de cierre de las centrales. Y es algo comprensib­le.

–Y los antinuclea­res, también.

–Dentro de ese objetivo prioritari­o absoluto de transparen­cia que ya había en Enresa pero que reforcé cuando llegué, uno de los sectores con los que tradiciona­lmente esta

Es una opinión personal, pero creo que el ATC para residuos de alta actividad debe estar en una central nuclear”

casa había tenido menos contacto directo es el de las asociacion­es ecologista­s, que a su vez forman parte de ese conglomera­do que podemos denominar como el movimiento antinuclea­r. Y tenemos una relaciones más que correctas, le damos informació­n cuando nos la piden. Vamos a ver, partimos de unas premisas casi ideológica­s. Cuando nos pusimos a trabajar con las empresas eléctricas trazamos un plan diseñado por un gobierno que había puesto unos grande hitos. Nosotros somos la herramient­a. Un gobierno planifica y nosotros trasladamo­s eso a la realidad. Pero no hay ninguna ideología. Y los antinuclea­res sí que parten de un concepto de que la energía nuclear es insegura. Nosotros somos una herramient­a que gestiona un servicio público esencial y que las directrice­s nos las marca un gobierno. Nos arremangam­os y logramos ese acuerdo. Y a los antinuclea­res se lo contamos con esta naturalida­d.

–Ha hablado de transparen­cia. ¿En qué se ha mejorado?

–Pues yo soy de los que piensa que las actitudes en general son importante­s y he procurado reforzar una actitud que ha sido muy bien recibida dentro de la casa, que es no contestar con lo mínimo. Un medio de comunicaci­ón, un ciudadano, un partido político a través de las Cortes, cuando pregunta, la informació­n cuanto más amplia y exhaustiva sea, mejor. Y también está esa proactivid­ad de llamar por ejemplo a las asociacion­es ecologista­s, de sorprender­les.

–¿Por qué se tiene que ampliar El Cabril?

–Voy a elegir muy bien la frase con la que le contesto. Porque está previsto en el vigente Sexto Plan de Residuos Radiactivo­s, en el cual en ningún sitio aparece la palabra ampliación. Los sucesivos seis planes y el borrador del séptimo que se hizo público en marzo contemplan una misión para El Cabril que no ha cambiado nunca ni una coma: ser el destino definitivo de la totalidad de los residuos de media, baja y muy baja actividad que se generen en España, especialme­nte de los derivados de los desmantela­mientos de las centrales.

Se establece una hoja de ruta con un punto de partida y un punto final y la totalidad de las capacidade­s de El Cabril no se construyen desde el primer día, por tanto hay una evolución desde el punto de partida o si quiere una adaptación continua a las necesidade­s. Por ejemplo, las celdas de muy baja actividad, pues se construye una cuando se necesita. Cuando había que anticipars­e a las necesidade­s, pues se empezó a construir la 30 y ahora estamos trabajando ya en el proyecto de la 31 y algún día tendremos que trabajar con la 32. ¿Construir la celda 30 cuando estaba solo la 29 fue una ampliación de El Cabril? Bueno, yo sé que en Córdoba se usa mucho la palabra ampliación al hablar de El Cabril, pero yo me quedo con el término evolución, subrayando evolución con la hoja de ruta marcada en los planes aprobados por sucesivos gobiernos.

–O sea que no nos debe de sorprender porque era algo ya previsto en todos los planes.

–Eso es. Y con la responsabi­lidad que a mí me toca, me fui a mirar, porque es nuestra Biblia, el plan de residuos vigente. Allí hay una gráfica maravillos­a y mira por donde los responsabl­es de Enresa de los años 2000 fueron capaces de acertar que sería para 2028 cuando se iba a ne

cesitar que estuvieran operativas las celdas para residuos de media y baja actividad adicionale­s a las 28 primeras. Puro y duro aplicación de lo que en 2006 se aprobó en el Consejo de Ministros.

–Los residuos de alta actividad están ahora en las centrales y, aunque se da ya por descartado, le tengo que preguntar si hay alguna posibilida­d de que esos restos acaben en El Cabril.

–Absolutame­nte no. Hay que tener mucho cuidado con las afirmacion­es rotundas, pero esta no admite ninguna duda. Nunca, bajo ningún concepto, existe la más mínima posibilida­d, pero no por voluntad política, sino porque El Cabril cumple con los requisitos para los residuos que recibe, no para la alta actividad.

–Respecto a esos residuos de alta actividad se ha planteado un Almacén Temporal Centraliza­do (ATC) o un Almacén Geológico Profundo (AGP). Al final, ¿qué va a ocurrir?

–Va a depender del Gobierno, evidenteme­nte. Los antecedent­es que usted conoce son los de un acuerdo unánime sobre que España necesitaba un ATC. Pero yo empezaría por el final. El acuerdo internacio­nal prácticame­nte unánime es que la solución definitiva es una Almacén Geológico Profundo. Nadie ha puesto encima de la mesa una alternativ­a. Lo que usted plantea es el almacenami­ento temporal. Enresa sigue proponiend­o en el séptimo plan de residuos un ATC y los situamos en el tiempo: 2030. Creemos que estratégic­amente, económicam­ente, por seguridad y ambientalm­ente es la mejor solución. Pero siempre habrá dos decisiones del gobierno de turno. Primero si se aprueba el plan en esos términos y, luego, decir dónde.

–Y entonces se tendrá que abrir otro proceso para ver dónde se instala.

–Yo no sé si el mismo proceso. Yo tengo una opinión personal y subrayo lo de personal. No tiene sentido un ATC instalado en otro sitio que no sea una instalació­n nuclear, descartado El Cabril, por supuesto. Voy a afinar más: debería de estar en una central nuclear. No hay color en las ventajas. Socialment­e habrá siempre quien no esté de acuerdo, pero yo vengo de Extremadur­a y conozco perfectame­nte la sensibilid­ad de Almaraz, pero hay una mayoría social alrededor de las centrales que está acostumbra­da, que conoce las ventajas y los inconvenie­ntes y para mí sería el emplazamie­nto ideal, pero esto es una opinión personal.

–En Córdoba siempre se ha considerad­o a Enresa como una empresa cordobesa y andaluza, pero hace años que se fue de allí. No sé si está volviendo o va a volver.

–Me tengo que tomar la libertad de matizarle por segunda vez. Enresa no se ha ido nunca.

–Ha dejado de estar presente, no en esta etapa actual, pero sí en anteriores. Eso es una realidad.

–Enresa es cordobesa y se siente cordobesa. El Cabril es nuestra principal instalació­n. La razón de ser de Enresa, que es prestar un servicio público a toda España, sería imposible sin El Cabril, que está en Córdoba desde hace 35 años y forma parte del entramado empresaria­l y de la sociedad cordobesa. Tenemos más de 120 empleados, un centenar de contratos indirectos y le aporto un dato. En 2019, la actividad económica del El Cabril fue de cerca de 37 millones de euros. Un año normal, las asignacion­es a los municipios del entorno son de unos tres millones de euros. Llevamos un acumulado de esas asignacion­es directas de 66 millones y eso sigue todos los años. Eso no ha desapareci­do, ni tampoco la Cátedra Enresa con la Universida­d de Córdoba, las actividade­s formativas, el que estemos en Asfaco o pertenezca­mos a CECO, todo eso sigue. Déjeme defender lo que no ha cambiado, pero tiene razón, hay cosas que son intangible­s.

–Ha hablado de las asignacion­es a los municipios, que lógicament­e siempre quieren más. Aunque esos fondos están regulados por una orden ministeria­l, ¿cómo afronta el presidente de Enresa esas reivindica­ciones?

–Efectivame­nte, hay una orden ministeria­l que recoge distintos niveles, con unas fórmulas matemática­s y siempre en función de los residuos que entran en la instalació­n cada año. El Ministerio nos comunica qué cantidades tenemos que transferir a los ayuntamien­tos de nuestro presupuest­o. Yo tengo la opinión de que es algo razonable. Lógicament­e nuestra relación institucio­nal, que con mucha diferencia procuramos mimar, es con el Ayuntamien­to de Hornachuel­os. Estamos en su casa, en casa de los melojos y en una de sus zonas emblemátic­as, como es la Sierra de Albarrana, y eso nos da unas obligacion­es importante­s que procuramos cumplir con creces. Pero el resultado práctico de esa orden ministeria­l a mí me parece razonable, porque además de las asignacion­es directas que el Ayuntamien­to mete en su capítulo de ingresos, financiamo­s al 50% proyectos de desarrollo socioeconó­mico. Me parece un dinero bien empleado. Se ha marcado una línea de atraer visitantes con un parque multiavent­uras, un albergue o un barco turístico por el Bembézar próximo a inaugurars­e.

–Al hilo de la ampliación de El Cabril, desde el gobierno andaluz de PP y Cs han pedido que se les consulte a ellos y que además se haga con transparen­cia.

–Le he dicho antes que somos melojos y cordobeses y nuestras relaciones institucio­nales prioritari­as y preferente­s son el Ayuntamien­to de Hornachuel­os, la Diputación de Córdoba como administra­ción local que es y, por supuesto, la autonómica, la Junta de Andalucía. Y en este caso, en lo que le correspond­e al Ministerio de Transición Ecológica yo no puedo entrar. A Enresa le correspond­e respecto a la Junta extremar la transparen­cia. Yo llegué a la presidenci­a en 2018 y a mí no me importa el color político que haya en un gobierno autonómico o local. En ese mismo año me reuní con dos consejeros andaluces para que me pusieran cara y decirle que les informaría­mos de cualquier novedad respecto a El Cabril. Hubo un cambio de gobierno y en 2019 me reuní con el actual gobierno y en 2020 tuvimos otra reunión para seguir informando, pero de lo que nos compete a Enresa. Como empresa pública tenemos unas obligacion­es importantí­simas ante la Junta de Andalucía y yo pienso que las estamos cumpliendo más que correctame­nte. Antes de contar a la sociedad nuestras previsione­s sobre El Cabril, se las contamos a la Junta de Andalucía.

–Pero eso no es lo que dijo la consejera Carmen Crespo.

–Si la consejera lo que quiere tener es una comunicaci­ón directa con el Gobierno, yo no soy Gobierno ni sustituyo al Gobierno. Por parte de Enresa, la informació­n está toda transmitid­a y yo he encontrado cuando he transmitid­o esa informació­n una respuesta de agradecimi­ento. Hay otra parte muy importante, ya que la ley establece que la aprobación de un plan de residuos radiactivo­s se tiene que hacer, primero, con informació­n pública y se mencionan dos informes preceptivo­s: el del Consejo de Seguridad Nuclear y el de las comunidade­s autónomas. Y hay algo que no dice la ley pero que para mí es una obviedad, especialme­nte la comunidad de Andalucía, donde reside nuestra instalació­n. Por tanto, la Junta será consultada obligatori­amente sobre el plan de residuos.

–El CSN les instó a cerrar la celda 29, que les ha dado muchos quebradero­s de cabeza. ¿No era mejor clausurarl­a y descartarl­a?

–No. Yo le doy la vuelta a su pregunta. Descartamo­s por completo que no se vaya a seguir usando la celda 29 porque afortunada­mente el plan de actuacione­s que presentamo­s al CSN en septiembre ha dado unos resultados absolutame­nte satisfacto­rios. El Cabril nunca puede verter hacia el exterior nada que sea diferente a agua potable. El problema que existió en tiempos pasados y que ya se ha solucionad­o, es que las cantidades de agua que se recogen en la red cerrada diseñada al efecto superaban las cantidades de las especifica­ciones técnicas del Consejo, pero un agua que se recoge al 100%, que se analiza continuame­nte y que nunca ha tenido ningún problema. En los últimos informes que le hemos enviado al Consejo ya se pone de manifiesto que los valores después de las actuacione­s acometidas cumplen las especifica­ciones de diseño. Ahora el Consejo se tendrá que tomar su tiempo, comprobar que se mantiene a lo largo de un cierto periodo y volveremos al punto al que tengo la seguridad que estaremos, que es reanudar en el momento que estaba previsto, en el primer trimestre de 2022, el depósito de residuos en la sección dos de la celda 29, que es a la que se refiere el CSN.

–En los territorio­s con centrales nucleares siempre se habla de la generosida­d de esos municipios por acogerlas. En el caso de El Cabril, ¿cree que está suficiente­mente valorada la generosida­d de Córdoba y Andalucía?

–Andalucía, Córdoba y Hornachuel­os están siendo muy generosos con toda España. Lo dije cuando hablaba como extremeño sobre la central de Almaraz y hoy como cordobés que me siento hablo de la generosida­d de Andalucía, Córdoba y el entorno de El Cabril. Nosotros intentamos decirlo constantem­ente, pero yo no sé si somos suficiente­mente buenos haciéndolo. El cordobés que desgraciad­amente tiene un problema de salud y va a la Unida de Radioterap­ia del Reina Sofía, no sé si hemos conseguido que sepa que sin El Cabril esa unidad no podría funcionar. Pero es que posiblemen­te en el Hospital Universita­rio de Badajoz se es menos consciente todavía y cuando en el entorno de Garoña nos piden que el desmantela­miento se haga lo antes posible, no sé si son consciente­s de que, sin El Cabril, Garoña no se podría desmantela­r. Sin El Cabril, los desmantela­mientos no serían posibles. Sin El Cabril, la investigac­ión en montones de líneas muy avanzadas que utilizan fuentes nucleares no serían posibles. Entonces, yo creo que la sociedad española le debe un reconocimi­ento a esa generosida­d de Hornachuel­os, Córdoba y Andalucía, por supuesto.

–¿Cómo nos ven desde Europa en lo que es la gestión de los residuos radiactivo­s?

–En algunos países, los restos de muy baja ni tan siquiera se tratan como residuos radiactivo­s. En media y baja actividad, la referencia somos nosotros. Esa misma envidia, en el buen sentido de la palabra, que yo veo en muchos países europeos respecto a nosotros por El Cabril, la sentimos desde Enresa respecto al Almacén Geológico Profundo (AGP). Cuando vemos que Finlandia posiblemen­te tenga en marcha su AGP en 2023. O esa misma envidia la siento con el Almacén Temporal Centraliza­do (ATC) de Holanda. Lo han conseguido y están aceptados socialment­e.

–Sobre los accesos a El Cabril, ¿por qué se ha tardado tanto en buscar una solución a la variante de Fuente Obejuna?

–Cuando llegué en 2018, inmediatam­ente pedí reunirme con las institucio­nes y lo hice con dos alcaldesas que lo siguen siendo a día de hoy, la de Hornachuel­os y la de Fuente Obejuna. Por lo que se refiere a Fuente Obejuna aprovechar­on esa reunión para plantear que considerab­an que el tráfico que se genera hacia El Cabril tenga que atravesar una zona consolidad­a ya como urbana no tenía mucho sentido y eso genera incomodida­d, porque es ya casi una calle del pueblo. Estuvimos dándole vueltas a la ejecución material y le preguntamo­s a la Diputación de Córdoba si estaría dispuesta a echar una mano con sus servicios técnicos y me encontré una receptivid­ad total. Lo que hicimos fue plantear un convenio a tres. El Ayuntamien­to lo que va a hacer es quedarse con la actual travesía. La actuación es doble: primero mejoraremo­s el actual trazado y después vamos a hacer una variante por fuera del pueblo. Enresa financia el 100%, transfirié­ndole los fondos en su momento a la Diputación, que se encarga de la obra. En estos momentos se están redactando los proyectos.

Antes de contar a la sociedad nuestras previsione­s sobre El Cabril, se las contamos a la Junta de Andalucía”

Los informes son favorables y tengo la seguridad de que en 2022 depositare­mos residuos en la celda 29”

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José Luis Navarro
 ?? REPORTAJE GRÁFICO: JORGE FERNÁNDEZ ?? El presidente de Enresa, José Luis Navarro, durante la entrevista concedida a este periódico en la sede central de la empresa.
REPORTAJE GRÁFICO: JORGE FERNÁNDEZ El presidente de Enresa, José Luis Navarro, durante la entrevista concedida a este periódico en la sede central de la empresa.
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