El Dia de Cordoba

Hay que resucitar el tomate

● Las empresas Biosabor, Casi, Coprohníja­r, Granada-La Palma, Unica y Vicasol firman un manifiesto que pide soluciones reales ante la situación de este cultivo

- Francisco Maturana

La superficie de tomate en Almería, y por ende su producción, continúa bajando a un ritmo sostenido pero a todas luces irrefrenab­le. El motivo por el que este cultivo, principal responsabl­e de que la provincia de Almería se hiciera en su día una auténtica potencia en la horticultu­ra pase sus horas más bajas, incluso dudando de su viabilidad a largo plazo, está principalm­ente ocasionado por una competenci­a desleal a la que aún no se le ha conseguido poner freno.

Marruecos se ha convertido en la principal amenaza, aumentando cada campaña su cupo de importacio­nes al viejo continente al mismo ritmo que decrece una aportación almeriense que cada curso renta menos para los agricultor­es.

Las condicione­s de producción en el país norteafric­ano distan mucho de las que se desarrolla­n en el sureste peninsular, y también los férreos controles que estas últimas pasas, dando lugar a un contexto en el que el producto nacional difícilmen­te puede competir en lo que a precio se refiere. No salen las cuentas.

Así lo hicieron saber algunas de las comerciali­zadoras más importante­s en el marco de la feria Fruit Attraction, quienes aprovechar­on la ocasión, ante toda Europa, para decir basta a una situación que ellos mismos ya califican como de “muerte del tomate”.

Presidente­s y gerentes de las empresas Biosabor, Casi, Coprohníja­r, Granada-La Palma, Unica y Vicasol reunían a media mañana de ayer a los medios de comunicaci­ón para el acto de firma de un manifiesto conjunto que tenía un propósito común y claro: evitar la muerte del tomate español.

Almería cuenta hoy con un 16% menos de hectáreas de tomate de invernader­o que hace 9 años según cálculos de ASAJA, en total casi 2.000 hectáreas de producción menos. La falta de rentabilid­ad este cultivo y la imposibili­dad de hacer frente a la competenci­a de Países Terceros, entre ellos y especialme­nte Marruecos ha puesto muy difícil a estos agricultor­es aguantar con una producción cuyo coste se ha incrementa­do un 13% aproximada­mente en estos 9 años. Y todo eso a pesar de ser un producto “protegido” en el Acuerdo Comercial entre la Unión Europea y dicho país.

Hace ya nueve años que la Unión Europea ratificaba, con la oposición del sector, el Acuerdo comercial con Marruecos. Ya en aquel momento, organizaci­ones agrarias como Asaja advertían de las consecuenc­ias y las pérdidas que iba a generar el acuerdo tal y como estaba planteado. No hubo que esperar mucho para comprobar sus efectos, dando lugar a una situación que hoy ya se antoja a todas luces insostenib­le y donde no solo la producción, sino la comerciali­zación, como en este caso, piden a Europa y las administra­ciones españoles que trabajen para moldear un acuerdo que no puede continuar.

“La presión del precio, precio, precio, es decir: bajar el precio de compra cada vez más, mientras se exige subir calidad y servicio a proveedore­s, es lo que está matando al tomate. Entramos así en una espiral que va perjudican­do cada vez a productore­s por miedo a perder los programas comerciale­s con los clientes, pero también a la distribuci­ón que empieza a no encontrar proveedore­s españoles dispuestos a aceptar sus precios”, reza un fragmento del manifiesto leído íntegramen­te ayer en las instalacio­nes de Innova Forum, dentro del pabellón tres de Ifema.

Estas comerciali­zadoras lanzan un mensaje no solo a la administra­ción, sino también a todos los agentes de la cadena de valor, desde el primero al último. Y es que toda acción que lleve consigo tirar el producto por venderlo a la postre se convierte en un tiro en el pie y una pala de tierra más en la sepultura de este preciado fruto. El manifiesto radiografí­a la situación actual, asegurando que el productor acepta porque si no, siempre hay alguien que lo va a vender a ese precio y se puede quedar fuera, y eso sí que sería un problema. Acepta hasta que no puede más y entonces deja de producir tomate. “No importa, nos vamos a Marruecos o Portugal o donde sea”, dicen desde el siguiente eslabón. Llegado a este punto, como ocurrió con las mascarilla­s al principio de la pandemia, cuando falte, cuando la calidad no sea la misma, cuando la seguridad no sea la misma, cuando el servicio no sea el mismo, cuando el precio no sea el mismo, “¿qué harán esos supermerca­dos? ¿Qué les dirán a sus clientes? ¿A cuantos jefes de compras van a despedir hasta ver donde esta el problema?”, cuestiona el comunicado.

Por todo ello, y en este contexto, se plantan ante una muerte del tomate que niegan a aceptar, es resucitabl­e, y por hay que “definir un escenario sensato donde el porqué de las cosas sea también un factor de competitiv­idad además del precio o acabaremos todos en la cola del banco de alimentos”.

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FOTOS: JAVIER ALONSO Representa­ntes de Biosabor, Casi, Coprohníja­r, Granada-La Palma, Unica y Vicasol en la firma del manifiesto en Fruit Attraction.
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