Bélgica y Francia, vecinos mal allegados
Entre Francia y Bélgica hay muchas historias de amor, de vecindad bien entendida, pero también roces que sitúan al duelo de semifinales de la Liga de las Naciones en el marco de la venganza.
Hasta en 74 ocasiones se han medido estos dos países, pero la referencia está en otras semifinales, aquellas más dolorosas, en el Mundial de Rusia, donde Francia acabó con la generación dorada del fútbol belga, una afrenta mal digerida que, a pequeña escala, los Diablos Rojos querrán saldar en Turín. La herida no ha sanado y la actuación de los de Roberto Martínez en la pasada Eurocopa es una buena muestra de que el trauma sigue presente.
Francia no hace la misma lectura y afrontan el duelo con intención de recuperar el lustre perdido en el pasado torneo continental.
El seleccionador, Didier Deschamps, dejó entonces parte de su crédito y reforzarlo de cara al próximo Mundial es ahora su verdadero caballo de batalla, algo que sería más fácil si consigue levantar este novedoso trofeo todavía sin pedigrí. A falta de brillo, el técnico se apoya sobre la misma columna vertebral que le hizo triunfar en Rusia en 2018, con pequeños retoques obligados.
Frente a Bélgica, todo apunta que ensayará una defensa de tres centrales, casi por efecto de imitación de su homólogo belga, adepto de ese sistema, que Deschamps ya puso en marcha contra Finlandia con éxito, pero que en otros compromisos tuvo menos fortuna.
Pero es, también, el dibujo que mejor le permite alinear a sus tres puntas de predilección, Griezmann, Benzema y Mbappé, que con toda seguridad debutarán en un duelo al que Francia otorga una importancia vital.
Los de Roberto Martínez llegan con la moral alta a su cita contra los de Deschamps tras las tres victorias logradas en septiembre. Y aunque el prestigio de la Liga de Naciones no puede competir con el lustre de un Mundial, decía esta semana Axel Witsel, en la húmeda planicie centroeuropea hay apetito por levantar el que sería el primer título para Bélgica desde hace más de un siglo.