La Feria de las Artes Escénicas de Palma del Río crea lazos con festivales, ferias e instituciones
La muestra firma un convenio con la Feria Ibérica de Teatro de Fundao, en Portugal
La unión hace la fuerza y contribuye al crecimiento de las artes escénicas. Esa es la máxima sobre la que se asienta la celebración estos días en Palma del Río de la 38 edición de la Feria de Palma de las Artes Escénicas, que en su tercera jornada siguió estrechando lazos con festivales, ferias e instituciones con los que ampliar el contexto de progreso y desarrollo del sector andaluz dentro y fuera de Andalucía, incluso en Portugal.
La feria ha servido de plataforma para presentar el programa Ágora de la Agencia de Instituciones Culturales de la Junta de Andalucía que impulsa la creación e investigación escénica, las ferias sectoriales Mercartes y la Feria Ibérica de Teatro de Fundao (Portugal), así como el Festival Internacional de Teatro do Alentejo.
El objetivo, ha explicado el director de la feria, Ramón López, es “buscar nuevos caminos de colaboración y vínculos para las compañías andaluzas”.
Compañías, programadores y distribuidores tienen cada año en la Feria de Palma un marco idóneo para encontrarse, intercambiar experiencias y necesidades y compartir proyectos de futuro. Este año se ha querido dar un impulso decisivo al negocio de los proyectos escénicos con presentaciones y encuentros entre profesionales. “Es una oportunidad que solo te dan las ferias como ésta”, explica Cristina Gandarias, distribuidora teatral que ayer presentó cuatro proyectos escénicos en la muestra: Arena roja, de Dani Danielo; El Cid, de Albacity Corporation y Entre Bambalinas; Bouleverser, de TanTonTería Teatro; y Variaciones Aleluya 2.0, de la compañía de Danza Fernando Hurtado.
Gandarias asegura que llegar al número de programadores que te permite Feria de Palma de golpe, en 12 minutos (el tiempo que dura la presentación de cada proyecto), “es imposible” fuera del contexto de la feria. “Vine por primera vez en 2019 y salí de la feria como distribuidora de la compañía de danza Fernando Hurtado con la que hemos podido girar incluso en pandemia y vengo por establecer vínculos con los programadores con un contacto directo, aunque luego haya que continuar la labor para formalizar un contrato, porque es un trabajo de pico y pala”, sostiene.
En similares términos se expresan Reyes Revilla y Javier Viana, que presentaron el espectáculo Baleia. La Manada, de Ararí Danza y Bum Creaciones. Mientras que Viana, codirector del espectáculo, es un veterano de la Feria de Palma, Revilla se estrena este año y lo hace como distribuidora nobel. “Estar aquí es una gran oportunidad para mí, para conocer a gente y para darme a conocer. Empecé como distribuidora escénica con la pandemia, así que esto es como un trampolín para mi”, asegura.
Su espectáculo busca un escenario en el que estrenarse el próximo año. Aunque es un montaje que ha tenido varias funciones en proceso de creación, aún no dispone de un teatro que acoja el estreno. La Feria de Palma les ha abierto una posibilidad: un programador de Marbella se ha mostrado interesado en albergarlo. El primer paso se ha dado. “Aquí hemos hecho la puesta de largo porque aquí se citan festivales de teatro, de danza, escenarios de todo tipo, por eso es tan necesario que exista este espacio, para que nuestras propuestas tengan esa visibilidad”, explica Javier Viana. Está previsto que por la Feria de Palma pasen en esta edición unos 300 profesionales de toda la cadena de valor de las artes escénicas y de todas las disciplinas artísticas.
Además de la presentación de proyectos escénicos, la Feria acogió una nueva ronda de exhibición de espectáculos desde el mediodía hasta la noche de ayer, en la que destacó el estreno de Yo soy la locura, de Clarouscuro Teatro y de Los títeres de Caperucita Roja, por parte de la compañía Teatro de Pocas Luces. Además, se pudo disfrutar de La chica del grupo, de GNP en el espacio Ágora, El perro del hortelano, de Sofía Aguilar y Vania Producciones y El mueble, de Histrión Teatro.