Ambición por crecer
● El Córdoba Patrimonio de la Humanidad arranca su tercer curso en la élite, con la idea de aspirar a algo más que a una permanencia sufrida
2º
Calidad diferencial
El gaditano es un mago y lo dejó claro el curso pasado. En su segunda temporada, totalmente asentado en el club y como referente para sus compañeros, debe buscar mayor regularidad en su juego, porque tiene calidad de sobra para ser un jugador diferencial. 1º
Gol y verticalidad
El brasileño viene con el cartel de gran goleador desde la liga polaca, donde destacó por su facilidad para ver portería y por su juego vertiginoso en ataque. Una apuesta del club que, pese al periodo de adaptación que necesitará, tiene pinta de salir muy rentable a medio plazo.
Rafael Cano
Después de una sufrida permanencia y un largo verano de por medio –alargado con la disputa del Mundial de Lituania–, el Córdoba Patrimonio de la Humanidad empieza hoy su tercera temporada en la máxima categoría del fútbol sala nacional. Un hito que el club de Vista Alegre afronta con la ambición de seguir creciendo. Para que el proyecto no se estanque, la autoexigencia es clave y en la entidad blanquiverde son conscientes de que una vez consolidada la categoría toca buscar metas algo más exigentes.
¿Hasta dónde podrá llegar el Córdoba Patrimonio de la Humanidad? La competición será la que dicte sentencia en los próximos meses, pero la ambición del club es la de dar pasos al frente, no ser ya ese equipo que sufre hasta la última jornada para seguir en la élite y aspirar a cotas tan bonitas como la disputa de una Copa de España o un play off por el título. Claro está que esos logros no pueden ser el punto donde se establezcan los objetivos del club. La obligación es mantenerse con solvencia y, a partir de ahí, buscar el progreso.
Porque lo cierto es que a pesar de la crisis económica que el coronavirus ha generado en los clubes, son mayoría los equipos que disponen de presupuestos mucho más alto que el del Córdoba Futsal, por lo que son ellos los obligados a copar las primeras posiciones. Pero con la ilusión de ser esta alternativa que pueda colarse entre los mejores, el Córdoba Patrimonio ha conformado una plantilla que sigue el progresivo camino del crecimiento, añadiendo a una base más o menos estable piezas como Miguelín –un fichaje mediático pero del que se espera también un gran rendimiento en la pista–, además Álex Viana e Ismael, dos jóvenes con hambre de hacerse un nombre y que ya han mostrado durante la pretemporada de qué son capaces. Junto a ellos, la columna vertebral de un equipo que ha logrado atar a los Zequi, Saura, Pablo del Moral o Caio César, jugadores que se han revalorizado en Vista Alegre y que son los que deben dar un paso adelante más para llevar al club a cotas hasta hace poco inimaginables.
Con Josan González al frente de un cuerpo técnico que se refuerza con las incorporaciones del técnico asistente Emanuel Santoro y el psicólogo Nacho
Osuna, el club de Vista Alegre empieza a generar una filosofía propia de juego que va calando poco a poco en la Liga Nacional de Fútbol Sala. Muchos son los equipos que miran hacia Córdoba, conscientes de que se están haciendo las cosas bien, ya sea para buscar jugadores o para abonarse a la fórmula que ha permitido a un club modesto consolidar su proyecto en la mejor liga del mundo.
En esta tercera temporada en Primera División, el Córdoba Patrimonio de la Humanidad recuperará además un factor clave como es el apoyo pleno de su afición en Vista Alegre. El factor ambiental debe volver a ser decisivo, como ya lo fue antes de la pandemia, para que el equipo blanquiverde pueda dar ese deseado paso adelante.