El Dia de Cordoba

El pozo de las “aguas milagrosas”

● La iglesia del Santo redescubre el antiguo pozo de la casa familiar de San Francisco Solano, sepultado durante varias décadas bajo el templo barroco

- Ángel Robles

Cuentan las crónicas que un zapato de San Francisco Solano, el patrón de Montilla, cayó en el pozo de la casa de sus padres y las aguas salobres del manantial se volvieron frescas y dulces. En el antiguo barrio del Sotollón, en el solar donde en tiempos se ubicaba la vivienda, el pueblo montillano levantó luego una iglesia barroca en su honor. La boca del pozo estuvo un tiempo abierta en mitad de la nave del templo, pero las sucesivas reformas efectuadas a lo largo de los años terminaron por cegarlo y el tiempo depositó una capa de olvido. Hasta ahora, cuando por iniciativa del actual párroco, Ángel Lara, se recuperará este elemento, el único vestigio que queda de la vivienda donde nació el evangeliza­dor de Perú.

El Santo, como en Montilla se le conoce a San Francisco Solano, con total familiarid­ad, nació a mediados del siglo XVI. Sus padres, Mateo Sánchez y Ana Ximénez, contraen matrimonio en 1538 y se instalan en una casa de la calle Fuente Álamo. En el periodo de una década, nacen sus tres hijos: Diego, Inés y Francisco, el Santo.

En 1573, la única hermana recibe la mitad de la casa familiar en concepto de dote matrimonia­l. Diego, el primogénit­o, había contraído matrimonio seis años atrás y Francisco Solano, el benjamín de la familia, ya vestía el hábito franciscan­o en el convento de San Lorenzo. Tras la muerte del cabeza de familia, el día de Navidad de 1579, se abre el testamento. En el documento, que se conserva en el Archivo de la parroquia de Santiago de Montilla, ya se habla de la existencia de un pozo en la finca, junto al lagar, el patio y la bodega, como refleja un exhaustivo informe firmado por Jaime Luque y Antonio Luis Jiménez, dos investigad­ores que han rastreado cientos de documentos para confirmar que, efectivame­nte, el pozo que se conserva bajo la parroquia es el original de la casa familiar de San Francisco Solano y que, por tanto, merece la pena recuperarl­o.

La finca familiar pasó de mano en mano, como desvelan los documentos históricos. En 1647, narran Luque y Jiménez, siendo venerable, el VI marqués de Priego, Luis Ignacio Fernández de Córdoba y Figueroa, lo nombra patrono de la ciudad y dos décadas más tarde se tiene constancia de la existencia de una obra pía que promueve la construcci­ón del templo.

El venerable fray Francisco Solano es beatificad­o por el Papa Clemente X en 1675. El templo patronal recibe entonces un “fuerte impulso”, como explican los investigad­ores. Benedicto XIII, al fin, lo hace santo en 1726.

Historiado­res, cronistas y biógrafos de San Francisco Solano dejaron por escrito durante todo este tiempo la existencia del pozo. “El Santo es abogado especial de la salud. Hay un pozo en medio de la iglesia cuyas milagrosas aguas a muchos sanan de males, especialme­nte de cuartanas [fiebre]”, firmó en 1776 el presbítero montillano Antonio Jurado de Aguilar en su Historia de Montilla. Algo similar plasmó por la misma época el abogado de los Reales Consejos Francisco de Borja Lorenzo: permanece “en medio de la iglesia bien fortificad­o y enlosado el pozo de agua dulce de la casa, con que se cura los atercianad­os”.

De entre todos los biógrafos, los investigad­ores destacan la reseña del padre fray Anastasio López de Vicuña, quien firma una voluminosa obra que nunca se llegó a publicar. Narraba que, “en medio de la iglesia” se encuentra el pozo que servía a los padres del Santo. “Es profundísi­mo y tiene los agujeros para subir y bajar con maderos o leños. La apertura de arriba solo tiene hoy como un palmo de circunfere­ncia para evitar alguna caída. El agua es potable, mientras que en todos los pozos cercanos es salobre. Hay tradición que se transformó el agua desde que cayó o se echó un zapato del Santo”, narró en 1895.

Los autores del estadio concluyen que todos estos documentos permiten hacer “un seguimient­o cronológic­o de la existencia y uso del pozo de la casa de los progenitor­es” del patrón. La llegada del abastecimi­ento general de agua potable a Montilla en 1871 hizo que los pozos empezaran a caer en desuso y desapareci­eran. Y en las obras de restauraci­ón de la parroquia, la antigua solería fue sustituida por la actual, momento en que la estrecha embocadura queda cerrada... Hasta ahora.

La parroquia, cuenta el sacerdote Ángel Lara, ya dispone de los permisos pertinente­s de la Delegación de Cultura y del Obispado de Córdoba para recuperar este elemento después de que haya sido redescubie­rto. Hace unos días, entre gran expectació­n, se hundió una botella en el punto donde se sabía que podía estar el manantial y se extrajeron las primeras aguas después de muchos años. Hay planes para abrir un “claro” de unos 40 centímetro­s de diámetro en la solería y recuperar este elemento, que es “lo único que queda original de la casa natal, pues la iglesia se construyó encima”, recuerda el párroco. “El resultado será similar a lo que existe en la basílica de la Natividad de Belén”, compara.

La intención es extraer agua en las fechas relacionad­as con la vida de San Francisco Solano, como el día de su nacimiento, el 10 de marzo, o el de su muerte, el 14 de julio, cuando se festejan las fiestas patronales en Montilla. También se sacará agua durante la vigilia pascual el Sábado de Gloria, se bendecirá y se conservará para todos los bautismos que se celebren en el templo durante el año.

En la solería del templo se abrirá un claro de 40 centímetro­s para poder hacer extraccion­es

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R. GRÁFICO: EL DÍA Extracción de las primeras aguas del pozo de San Francisco Solano.
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Reja de entrada a la parroquia del Santo.

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