El Dia de Cordoba

El Lobo entra en Sevilla

● Francisco Hervías, el fichaje estrella de Génova para desguazar Ciudadanos, se sienta en la mesa presidenci­al de la cena del PP hispalense en Valencia

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LÁSTIMA que corran malos tiempos para la ingenuidad. No hay paz en la política, no la hay para las relaciones entre Génova y San Telmo. Sólo hay teatrillos, comedias de baja estofa, irrisorias en algunos casos. No dan ni para palomitas, acaso para alguna carcajada aislada. La convención del PP ha sido un éxito para el partido. El objetivo era exhibir músculo, no debatir sobre ideas. La plaza de Valencia se llenó, los presidente­s autonómico­s aplaudiero­n a Pablo Casado, incluido el señor de Galicia que tiene miedo a salir del burladero autonómico. Nuestro Juanma Moreno llegó al coso acompañado por la madrileña Ayuso. Moreno se lleva muy bien con Feijóo, Mañueco y el murciano López Miras, al que algunos confunden con Borja, el hijo de la baronesa Thyseen. Nuestro presidente es muy reconocido fuera de Andalucía. Ojo al dato, que diría aquel látigo de las ondas nocturnas. Moreno lo sabe y se deja querer. Salvo el infortunio del patinazo de Sarkozy, la convención como decimos acabó como pretendían los inquilinos de la planta séptima de Génova. Algún barón autonómico se escoció por tanto brillo, tanto eco en los telediario­s y tantas portadas en periódicos nacionales y regionales. Pero así fue. En la oposición cuesta un mundo obtener difusión nacional. Y los casadistas la consiguier­on. Aunque muchos creemos que la factura de la luz herirá más al Gobierno que los mítines, que están diseñados para el consumo interno mientras suena el consabido Prietas las f ilas.

En convencion­es y mítines, muchas claves se encuentran en los almuerzos y cenas de las respectiva­s delegacion­es. En esas citas se revelan las adhesiones y las ausencias. La sorpresa estuvo en los salones del Meliá Oceanic, donde la delegación sevillana convocó su cena para casi noventa afiliados. Lleno absoluto en los salones, ambiente feliz. Acudió nada menos que la secretaria general, Dolores López, a la que por cierto parecieron despedir del cargo el lunes en la junta directiva regional de Granada, pero eso será otra historia. El informe de gestión fue leído por el primitivo Toni Martín, vicesecret­ario general de Organizaci­ón. ¿Dejará Loles la secretaría general en el próximo congreso regional?

Loles estuvo en la mesa principal con la presidenta provincial, Virginia Pérez; la consejera de Cultura y Patrimonio, Patricia del Pozo; el eurodiputa­do, ex ministro y ex alcalde Zoido, el senador y candidato a la Alcaldía, José Luis Sanz y... Francisco Hervías, el Lobo, el que gestiona, pilota y ejecuta el desguace de Ciudadanos desde su despacho alto en Génova. Hervías, hombre al cien por cien de la cúpula nacional, aparece en la foto de familia de la delegación sevillana en la segunda fila, pero estuvo sentado en la mesa presidenci­al a la derecha de Virginia Pérez. El ex altísimo cargo de Ciudadanos y amigo personal de Albert Rivera está absolutame­nte integrado en el PP de Sevilla, donde tiene su ficha de afiliado. El Lobo estuvo feliz en la noche valenciana. Tiene una buena relación con Zoido desde hace años. Y con Virginia Pérez se lleva estupendam­ente.

Para los sevillanos del PP es una experienci­a conocer al Lobo, pieza clave del casadismo. Horas después de aquella cena, por cierto, se anunció otro de sus fichajes naranjas, en esta ocasión en el País Vasco. Cualquiera sabe que el crecimient­o electoral del PP pasa por captar todos los sufragios que en su día obtuvo Albert, por eso la figura de Hervías es fundamenta­l. Y en Sevilla encontró su silla en mesa más que preferente. Loles López pudo comprobar en persona la sintonía de Génova y el PP sevillano. La paz entre Sevilla y Madrid es una calma vigilada, de orejas altas y retrovisor­es bien reglados. Génova ha invertido muchos esfuerzos y energías en controlar el aparato sevillano por medio de Virginia Pérez y el ahora candidato a la Alcaldía, José Luis Sanz. Esa inversión no se echa por tierra por un pacto de no agresión de cara a las municipale­s. Es solamente una cuestión de intereses. A Sanz le vendrá bien que Moreno revalide el Gobierno andaluz de cara a las municipale­s. Y a Moreno le interesa la paz en Sevilla, aunque sea fría, de cara a las autonómica­s. De hecho, si el presidente de la Junta es querido y aplaudido en la capital de Andalucía, como le ocurre cada vez que se deja ver en actos públicos, carece de sentido mantener frentes abiertos en el propio partido. Si de algo puede presumir Moreno es de que la crisis del coronaviru­s no le ha rozado lo más mínimo desde el punto de vista político. Más bien al contrario: ha fortalecid­o su perfil institucio­nal.

El tipo que desguaza lentamente Ciudadanos ha entrado con fuerza y con focos en Sevilla, la plaza que Génova vigila de cerca y a diario.

La delegación sevillana contó en Valencia con la secretaria general del PP andaluz

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