LO MEJOR DE NOSOTROS
ESPAÑA lleva tres décadas liderando las donaciones de órganos en el mundo. En una sociedad donde últimamente afloran delitos de odio, reconforta que mucha gente tenga actos de generosidad sin pedir nada a cambio. Este país se mira de vez en cuando a sí mismo y no le gusta lo que ve. Tenemos el paro más alto de la UE y Andalucía el dudoso honor de ser una de las diez regiones con más desempleo entre las 283 que contabiliza Eurostat. Y, sin embargo, los españoles somos los primeros regalando vida a nuestro prójimo, con una tasa de 40 donantes por millón de habitantes, como se ha puesto de manifiesto el miércoles en el Día Nacional del Donante de Órganos y Tejidos.
El admirable periodista Félix Bayón vivió 14 años con un corazón trasplantado en 1992, el día en el que empezaban los Juegos Olímpicos de Barcelona. En 1999 contó su experiencia con motivo de los primeros 1.000 trasplantes de riñón en el Hospital Carlos Haya de Málaga. Tras meses de espera en la Fundación Jiménez Díaz de Madrid, cuando le anunciaron que había llegado su oportunidad, mientras el arquero disparaba su flecha, el ambiente en su habitación era más propio de una maternidad que de una planta de enfermos cardíacos.
Félix relató que en esos siete años juntos, su donante y él habían escrito cinco libros y un montón de artículos, habían enseñado a su hijo a nadar, y se habían reído mucho con sus amigos. “El trasplante proporciona esperanzas al receptor, pero también ha de proporcionarlas a la familia del donante, que dando vida a otro, puede seguir viviendo”. Y no olvidó recordar que gracias a los sistemas sanitarios públicos europeos somos iguales ante la salud, ante la enfermedad y ante la muerte.
El sistema nacional de trasplantes es una joya del Estado del Bienestar en España, donde se produjeron 4.781 intervenciones en 2021: casi tres mil de riñón, más de mil hepáticas, 362 de pulmón, 302 cardíacas y 82 de páncreas. Andalucía está cerca de la media nacional de donaciones, pero por detrás de once regiones; hay margen de mejora. Uno de los datos más radiantes de la estadística española es que la cuarta parte de los casos son intercambios de órganos entre comunidades autónomas y hay un programa en el sur de Europa que ha permitido actuaciones cruzadas entre Barcelona y Oporto, entre Roma y Málaga...
En Málaga, en el distrito universitario de Teatinos, se celebra esta mañana el Memorial Vicente Granados. Una carrera solidaria de 5 kilómetros por la donación y el trasplante en recuerdo del urbanista, profesor de Economía de la UMA, ex secretario de Ordenación del Territorio y de Turismo en la Junta de Andalucía, fallecido en noviembre. Vicente vivió 34 años con un trasplante de riñón, y promovió asociaciones regionales, nacionales e internacionales de trasplantados que cuidan su órgano haciendo deporte. A veces podemos mirarnos y ver lo mejor de nosotros, la solidaridad y la fiesta de la vida.
ESPAÑA se seculariza, hay menos bautizos, menos bodas religiosas y menos ciudadanos que se declaran católicos. Y se seculariza al revés, la Andalucía anticlerical de principios del siglo pasado, esa que temía Jordi Pujol es sus escritos xenófobos, es ahora más religiosa que Cataluña y el País Vasco, cuyos partidos nacionales llevaban el signo de la cruz. De Euskadi salieron tantas sotanas como ovejas, había más seminarios que batzokis, y en Cataluña, Monserrat es algo más que una abadía. Los matrimonios católicos suponen en Málaga, por ejemplo, el 26% del total, pero no llegan al 10% en Barcelona. El CIS calcula que cuatro de cada 10 niños no se bautizan, España ha dejado de ser católica, y si Andalucía resiste mejor es por la religiosidad popular, más mediática y extendida que hace cuarenta años.
A la aldea del Rocío iba Huelva, una parte de Sevilla y algunos municipios gaditanos del Guadalquivir, pero no era la peregrinación multidudinaria de estos años. Cada pueblo contaba con su romería, en cada comarca había alguna más importante que otras, pero la actividad que conllevaba se restringía al día señalado. La Semana Santa se circunscribía de domingo a domingo, y ahora le ocurre como a las campañas electorales, tiene sus días oficiales, pero comienza cuando el presidente
Todo se ha desbordado, el Rocío, el Carnaval y la Semana Santa son como las campañas electorales, nunca se sabe cuándo comienzan
de cada Gobierno anuncia que hay elecciones. Quienes han sido sus publicistas durante muchos años se quejan ahora del desbordamiento de la Semana de Pasión. La clasicista Mary Beard se pregunta si hay idolatría en torno a algunas imágenes ultrapopulares.
Con estas grandes celebraciones de religiosidad popular le ha pasado como al Carnaval de Cádiz: todo el año se escuchan las coplas, y sus autores han sido elevado a un Parnaso que va más allá de El Cuervo. Se lloran sus muertes como si fuesen poetas latinos. La RTVA no da este año el concurso del Falla en su principal canal, porque el alcalde de Cádiz llevó al extremo esta elefantiasis al fijarlo para el mes de junio cuando no hay ni erizos. Pero ha sido la televisión pública andaluza la que ha sacado a sus personajes de los Callejones para plazearlos por toda España.
Canal Sur, sí. La RTVA ha sido, en buena parte, la responsable de esta fiebre rociera, semana santera y carnavalesca. Hace ya muchos años, antes incluso de que se abriera el Canal, el PSOE decidió que todas esas manifestaciones populares, religiosas o no, ferias y romerías, no fuesen patrimonializados por la derecha, hasta el punto de que el Plan Romero se presentaba cada año como un hito de Gobierno andaluz, similar al Infoca o a la campaña de verano del SAS.