El Dia de Cordoba

JUNIO, Y MÁS

- SALVADOR GUTIÉRREZ SOLÍS @TachoRufin­o

@gutisolis

SI miro atrás, recuerdo junios muy feos, con sabor a café y olor a los primeros jazmines (menos mal). Aquellos exámenes postergado­s hasta la última noche en vela, como el clavo más ardiendo. En ocasiones, surgía el milagro, pero lo habitual es que fuera para nada. Aunque lo solíamos pasar bien, esa es la verdad. Porque lo habitual es que aquellas quedadas nocturnas fueran compartida­s con algún compañero, con el que supuestame­nte ibas a pasar la noche en blanco, tomando café como si no hubiera un mañana. Recuerdo una de esas noches con una Sega Megadrive en las manos. Como yonkis gamificado­s, nos decíamos: una partidita más y nos ponemos, y yo creo que nunca nos pusimos. Tampoco acabamos la partida. Una cosa. Este arranque de junio, negro en Córdoba, y no porque se haya acabado mayo, por CordoBlack, que es el festival de novela negra en el que me he dejado la vida, la cabeza y los últimos meses. Este junio comienza con la resaca, para los madridista­s, de la catorce Champions, Copa de Europa o como se quiera llamar. Catorce ya, quién lo diría, justo el doble que el segundo. Ahí queda la cosa. Con lo que tardamos en ver la séptima, que se convirtió casi en una imposible utopía. Pero la vimos, y muchos la entendimos como una excepción, como un lunar, como un poco de agua en mitad del desierto, y no. Sólo fue un anticipo, un aperitivo, del festín posterior. Puede ser que de todas las que he tenido la suerte de vivir, tal vez esta última sea la que más he padecido y disfrutado, al mismo tiempo. Porque desde el primer cruce, frente al millonario PSG, estuvimos eliminados, y en los últimos minutos, cuando nadie lo esperaba, como esa brisa que nos sorprende en la noche más calurosa del verano, fuimos capaces de darle la vuelta. Épicas, míticas y legendaria­s eliminator­ias frente a los parisinos y británicos, contra esos imperios de dinero y petróleo, que han sucumbido a la ilógica de una camiseta y un escudo. Ha sido bonito, sí, por inesperada, por sudada, por complicada.

Junio nos trae también la primera novela de Pablo García Casado, de lo que hablaré con mayor profusión y profundida­d, cuando toque, porque lo reconozco como uno de los grandes acontecimi­entos literarios/culturales de este año. Uno de los mejores poetas de las últimas décadas –aunque usted lo vea con su bici por la calle– publica su primera novela en una editorial, que aunque legendaria en el ámbito poético, también debuta en la narrativa, como es Visor. Habrá que estar atentos, pero ya le adelanto que la presenta el próximo 17 de junio, aquí, en Córdoba. No se pierda esa cita y vaya ya haciendo un hueco en la estantería para La madre del futbolista, que es así como se titula la primera incursión en la narrativa extensa de Pablo García Casado. Y junio trae, nos trae, la Noche Blanca del Flamenco, que desde hace tiempo ha conseguido clavar su bandera, para ondearla con fuerza, en el calendario cultural no sólo de nuestra ciudad, que se conoce y comenta en todo el país. Un estupendo reclamo para convencer y convencern­os de que Córdoba también es posible después o antes de mayo. Hay que tener siempre las puertas abiertas y la sonrisa tatuada en los labios.

Para mi junio siempre ha sido un mes de exámenes tortuosos, y sé que me repito, pero es que fueron muy tortuosos, también de las primeras piscinas, de mundiales eternos contemplan­do hasta un Guatemala versus Hungría, menudos laterales descubrí, y también es y será junio, y que lo siga siendo por muchos años, el reencuentr­o con el cine de verano. Algo que tenemos tan naturaliza­do, como los quioscos de caracoles o como Los Patios, pero que es aquí donde prácticame­nte sobreviven. El Olimpia, Delicias, Fuenseca y Coliseo son los que más he frecuentad­o, en todas sus épocas y modas, de Bruce Lee a Stanley Kubrick, de Alvaro Vitali a Javier Bardem, con parada en aquella noche deslumbran­te e interminab­le con Charlton Heston conduciend­o su cuadriga como un Carlos Sainz (junior) del circo romano. Repaso y cuento, y no está tan mal junio, que es casi un mayo sin farolillos y claveles. Que sí, que también en junio Córdoba mantiene su atracción, y toca dejarse atraer, como amantes entregados.

Para mi junio siempre ha s ido un mes de exámenes tortuosos, pero también de las primeras piscinas y de mundiales eternos

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