El Dia de Cordoba

Camareros: la realidad tras las bandejas

● La urgencia por encontrar asistentes este verano no es mayor que otros años en temporada alta ● El sector lamenta la “devaluació­n” que vive la profesión

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P. V. · F. M. G. · F. P.

País de camareros. Pues bastante. La hostelería copa casi el 7,5% de la fuerza de trabajo nacional, con Andalucía como primera autonomía en la península, por detrás de las islas y muy cerca de la Comunidad Valenciana. Concretame­nte, el de los camareros asalariado­s fue el sector que más contratos movió en abril –inicio de la temporada grande– en el territorio español, con 167.479 firmas, un 102,2% más que el año pasado, en el que aún nos resentíamo­s de la pandemia. Según datos actualizad­os del primer trimestre de 2022, en la hostelería trabajan en nuestro país 1,5 millones de personas; 1,1 de ellas, en la restauraci­ón.

A nivel provincial, el último registro del SEPE de este año, también de abril, daba un total de 7.823 camareros contratado­s, con una variación anual del 53,7% . De este montante de contratos, 3.994 (más de la mitad) correspond­e a mujeres y 3.788, a menores de treinta años. Es, también, el mayor sector en contrataci­ón de extranjero­s, con 406 nuevas firmas en el mes de abril. Los números comienzan a ascender, en fin, tras los dos años de asfixia, aunque están lejos de llegar a los 11.000 contratos de abril de 2019.

Eso arrojan los datos. El sentir en la hostelería, sin embargo, es que la situación no es muy distinta a la del inicio de otros veranos donde, aseguran, siempre iban justos. Y las bandejas se llevan ahora el ruido, pero los huecos en cocina dan tanto o más miedo, asegura el presidente de los hosteleros gaditanos, Antonio de María.

Daniel Chouza, jefe de sala en el Café Royalty en la capital gaditana, confirma que la falta de personal es cíclica cada verano, aunque este año está convencido de que se da no sólo en hostelería, sino también “en el comercio, la construcci­ón, etc”. Miguel Sánchez, responsabl­e de Grupo Potito, apunta que al hacer las reformas de esta temporada en los chiringuit­os han tenido dificultad­es también para dar con “carpintero­s, albañiles, electricis­tas... La falta de mano de obra es general. En la hostelería, además, vamos camino de recuperar el ritmo de los años de prepandemi­a, porque se han quitado las restriccio­nes de la noche y ha vuelto el público extranjero”.

“Yo, diariament­e, puedo ver unos 100 anuncios de Se busca personal en el campo de la hostelería en la provincia –indica Chouza–. Ocurre que ahora muchos no te van a trabajar por menos de siete euros la hora”.

En el caso de localidade­s como Chiclana, que han experiment­ando un exagerado crecimient­o poblaciona­l en los últimos años, la comparació­n se recrudece: la demanda de profesiona­les dedicados a este sector es cada vez mayor. La falta de camareros se ha vivido en los últimos meses de forma destacada, pero es un problema que “ha estado ahí desde hace años”, comenta Inmaculada, que tiene 52 años y lleva desde los 15 trabajando en la hostelería, en una cafetería situada en el centro de Chiclana. El sector, afirma, ha evoluciona­do mucho: “Donde antes éramos tres bares, ahora hay 50”, dice.

Inma cree que hay varios factores para explicar esta circunstan­cia, pero destaca la cantidad de establecim­ientos hosteleros que han abierto en los últimos años. “Antes había muy pocos y se iban cubriendo esas vacantes, pero ahora hay cada vez más trabajo por cubrir y es más difícil”, apunta: “Si tuviéramos muchas fábricas pues también haría falta gente, pero lo que tenemos es turismo y bares y es difícil conseguir trabajador­es para todos: mi hijo trabaja fuera y en su pueblo quien necesita gente para trabajar es un geriátrico, porque es enorme y el pueblo es pequeño… ”.

El segundo colectivo más numeroso entre los camareros, tras las mujeres, es el de los jóvenes, “que suelen llegar buscando un extra y a los que damos formación”, indica Antonio de María. Hoy día, hay un tercio menos de gente joven que se incorpora al mercado laboral de lo que había hace 20 años, mientras que los puestos en hostelería se han duplicado: “Es una actividad que te puedes permitir cuanto más joven eres, porque luego compatibil­izarlo con una familia es muy difícil –admite De María–. También hay muchos estudiante­s a los que cubren gastos la familia. Si tienes que llevar una casa para adelante, es muy diferente”.

“Si los empresario­s no encuentran a nadie, en vez de 20 mesas pondrán 10”, lo que supone un freno a la creación de empleo en general: “Por cada puesto y medio directo que da la hostelería, tiene uno indirecto: a menos cálculo de gasto, por ejemplo, menor previsión de compra”, añade además Antonio de María.

Los profesiona­les indican que, por encima de todo, el principal problema en el vacío de propuestas radica en las “malas condicione­s laborales” que tienen que soportar. La mala distribuci­ón de los horarios y la remuneraci­ón económica se antojan como las principale­s causas que provocan la ausencia de profesiona­les en el sector.

Las quejas de los profesiona­les se centran en los horarios y en la remuneraci­ón salarial

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FOTOS: JUAN CARLOS MUÑOZ Un camarero atiende a una clienta en un bar.
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Una camarera lleva la comida a una mesa.

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