El Dia de Cordoba

Nadal, sólo ante su físico

● El tenista balear parte como el gran favorito en la final contra Casper Ruud para sumar su decimocuar­to título de Roland Garros ● Las dolencias en el pie, obstáculo para hacer historia

- Carlos Moyà Entrenador de Rafael Nadal

Luis Miguel Pascual (Efe)

La opinión es generaliza­da: sólo el físico puede apartar a Rafael Nadal de sumar este domingo su decimocuar­to título de Roland Garros, el vigésimo segundo grande de su carrera. Y no porque el noruego Casper Ruud no tenga calidad para derrotarlo, pero la diferencia de palmarés es enorme entre ambos.

Nadie ha ganado antes a Nadal en la final de su torneo predilecto y Ruud es el octavo en intentarlo y el más joven de todos, dispuesto a triunfar a sus 23 años donde fracasaron Mariano Puerta (2005), Roger Federer (2006, 2007, 2008 y 2011), Robin Soderling (2010), Novak Djokovic (2012, 2014 y 2020), David Ferrer (2013), Stanislas Wawrinka (2017) y Dominic Thiem (2018 y 2019).

De los tres pilares que te llevan a levantar un torneo grande, el tenis, la mentalidad y el físico, sólo el último ha dado síntomas de flaqueza a lo largo de los casi quince días que han conducido al español hasta el último escalón del torneo.

Nadal llegó a París sin apenas rodaje, pero ha sabido adquirirlo a lo largo de los partidos, hasta conseguir el punto cumbre en los cuartos de final contra el serbio Novak Djokovic, donde completó uno de los partidos más espectacul­ares de su carrera.

La mentalidad nunca está en duda en el mallorquín, definido con frecuencia como una roca, su principal activo en el circuito, alabado por los rivales. Gracias a ella, ha conseguido el objetivo que perseguía: “Darme la oportunida­d de poder volver a ganar”, algo que no estaba seguro tras un año sin trofeos sobre tierra batida.

En el aspecto físico las cosas no están tan claras. Su imagen cojeando al abandonar el torneo de Roma hace menos de un mes, sus declaracio­nes algo desalentad­oras y las dudas que él mismo ha dejado planear sobre el estado real de su pie izquierdo, afectado por una necrosis crónica que le provoca mucho dolor, dejan abierta la puerta a la incertidum­bre.

Nadal asegura que para este torneo el pie no será un problema, pero por su falta de entrenamie­nto, de rodaje, no es fácil saber cómo responderá su físico.

En la semifinal contra el alemán Alexander Zverev saltaron algunas alarmas. El ambiente húmedo de París, con lluvia en el exterior y el techo cerrado, densificó el juego y obligó al español a un mayor esfuerzo. Él mismo reconoció que lo pagó, que “todo el mundo tiene sus limitacion­es” y que con menos entrenamie­nto la respuesta de su cuerpo es otra interrogan­te abierta.

Su equipo, empezando por su entrenador, Carlos Moyà, confía en su capacidad de superación y de reinventar­se tras cada partido. Nadal es Nadal y en Roland Garros todavía más.

¿EL MÁS VETERANO?

¿Hasta cuándo? Nadal es el segundo finalista más veterano de todos los tiempos en la arcilla francesa y si levanta el trofeo, dos días después de cumplir los 36, será el ganador más viejo, superando a su compatriot­a Andrés Gimeno, que lo ganó con 34.

La edad, el físico, el pie. Las únicas dudas del campeón que ya ha acostumbra­do a todo el mundo a retrasar su jubilación, tantas son las veces que ha renacido cuando se le daba por muerto.

Su triunfo en el pasado Abierto de Australia, tras meses lejos de las pistas, es el último ejemplo y este Roland Garros puede ser otro más. De hecho, sería la primera vez que Nadal encadena los dos primeros grandes del año, camino de agrandar su leyenda, esa que el torneo de París ha marcado con una estatua de acero que simboliza su dominio sobre la tierra.

Y luego está Ruud, ese rival callado y taimado, un caballero sobre la pista, pero un temible adversario en tierra batida, su superficie de preferenci­a, donde ha ganado más partidos que nadie en los dos últimos años, pero que le falta licenciars­e en los grandes torneos. A sus 23 años, el futuro 6 del mundo, actual 8, ha bebido de las fuentes “nadalistas”, pues entrena regularmen­te en la academia de Mallorca que lleva el nombre de su rival, contra el que nunca ha jugado.

Exponente de una saga de tenistas, su padre y entrenador, junto al español Pedro Clar, jugó octavos en el Abierto de Australia y representó a su país en los Juegos de Barcelona, Atlanta y Sidney.

Casper, apodado el fantasma, será el rival número 74 del español en Roland Garros. Los otros 73, tarde o temprano, acabaron cayendo.

Cada partido que salva es la transforma­ción en otro jugador; eso nos da confianza”

 ?? MARTIN DIVISEK / EFE ?? Rafael Nadal saluda a los aficionado­s de París tras la retirada de Zverev en las semifinale­s.
MARTIN DIVISEK / EFE Rafael Nadal saluda a los aficionado­s de París tras la retirada de Zverev en las semifinale­s.

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