El Dia de Cordoba

LILIBET DIANA MOUNTBATTE­N La hija de los duques de Sussex recibe las felicitaci­ones de la familia

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Imane Rachid (Efe) Amalia, la princesa heredera de Países Bajos, ha obtenido una plaza en la Universida­d de Ámsterdam (UvA) para cursar en septiembre una carrera en Política, Psicología, Derecho y Economía, rompiendo la tradición familiar de graduarse en la de Leiden, donde su padre, Guillermo Alejandro, se licenció en Historia en 1993.

La joven de 18 años planea vivir en un apartament­o de alquiler compartido con varios de sus compañeros en Ámsterdam, donde se trasladará después del verano tras finalizar su año sabático, que dedicó principalm­ente a hacer trabajos voluntario­s y viajar, aunque menos de lo posible debido a la pandemia de covid-19.

Según explicó el servicio de informació­n del gobierno neerlandés, la hija mayor de los reyes Guillermo Alejandro y Máxima ha completado con éxito el año pasado todo el proceso de admisión y selección en la UvA en las mismas condicione­s que otros candidatos a sus mismos estudios interdisci­plinares, que se cursan en inglés y no en neerlandés. “La etapa de estudio de la princesa se considera privada”, señalan en un escueto comunicado.

La carrera le costará a la familia real 4.418 euros anuales, el doble que la mayoría de los programas universita­rios a tiempo completo. La princesa ha elegido una ciudad estudianti­l diferente a la de su padre, su abuela Beatriz y su bisabuela Juliana. Durante su etapa universita­ria, se espera que cumpla ocasionalm­ente con funciones oficiales, siempre que puedan compaginar­se con sus estudios.

El propio palacio neerlandés subraya su “orgullo” de que Amalia haya elegido su “programa de estudio desafiante y versátil”, que cuenta con otros 220 compañeros que provienen tanto de Países Bajos como del extranjero. “Enseñamos a los estudiante­s a trabajar en grupo y a analizar los temas desde diferentes ángulos. La crisis del coronaviru­s, por ejemplo, no iba solo de salud, sino también de los intereses de los empresario­s, de la soledad y los derechos fundamenta­les”, explicó el decano del programa, Radboud Winkels.

Amalia reside ahora en el Palacio Huis ten Bosch de

La hija de Enrique y Meghan cumplía ayer un año. La pequeña, bisnieta de Isabel II, ha recibido la felicitaci­ón de la reina, que no acudía ayer al derby de Epsom de su Jubileo; de su abuelo, el príncipe Carlos y su esposa, Camilla; y de su tía Catalina, limando asperezas.

La Haya junto a sus padres y su hermana Ariadna, de 15 años. Su hermana mediana Alexia, de 16 años, se encuentra desde el año pasado ecursando el Bachillera­to Internacio­nal en el internado UWC Atlantic College de Gales, donde también estudia este año la princesa Leonor de España.

Amalia se convirtió oficialmen­te en heredera al trono al cumplir 18 años el pasado 7 de diciembre, momento en el que fue presentada al consejo de Estado, donde asumió su escaño como miembro sin poder de voto. La joven admitió, en un breve discurso leído entonces en compañía de los reyes, que se da “cuenta de lo poco que sabe sobre las tareas del gobierno, la evaluación de las leyes y el funcionami­ento de la administra­ción”, y subrayó que es consciente de que “todavía tiene mucho que aprender” antes de heredar el trono que ahora ocupa su padre. “Estoy al servicio de mi país. Doy mi vida a Países Bajos”, sentenció la joven en una biografía publicada en vísperas de su cumpleaños. “La monarquía es mucho más grande que yo. Nací en una vida que tuve que aceptar y de alguna manera aún es difícil, pero, por otro lado, lo tengo totalmente aceptado: esto va mucho más allá de mi persona”, admitió.

Con la mayoría de edad, Amalia también tiene derecho a recibir un sueldo anual de 300.000 euros, al que renunció el año pasado porque, dijo, se sentía “incómoda” cobrando una salario tan alto cuando tiene “poco que ofrecer a cambio” y más “con la incertidum­bre que provoca la pandemia”, argumentó en una carta manuscrita.

apoyado y creído en mí, cambiaron para siempre. Todo en un abrir y cerrar de ojos”, expresa Depp. “Se lanzaron acusacione­s falsas, muy graves y criminales contra mí a través de los medios de comunicaci­ón, lo que desencaden­ó un aluvión interminab­le de contenidos de odio, aunque nunca se presentaro­n cargos contra mí (...) Seis años después, el jurado me ha devuelto mi vida. Me siento verdaderam­ente agradecido”, expone el actor que viajó el jueves a Escocia.

LA monarquía británica siempre ha dado una imagen rígida y encorsetad­a, como si fueran dioses a los que venerar. De hecho, el Jubileo de Platino de Isabel II, es decir, la conmemorac­ión de sus 70 años de reinado, les viene estupendam­ente a los Windsor para alardear de reina, la auténtica cabeza visible del gobierno de Reino Unido y de su iglesia anglicana. El resto de familia a su alrededor tienen un papel meramente accesorio, incluido el príncipe de Gales quien, a sus 70 años, ni se le ocurre soñar con que su madre abdique y le ceda a él la corona, ni siquiera a sus 96 años y con graves problemas de movilidad. La representa­nte del temple y la solemnidad británicas es únicamente ella, Isabel II.

Resulta paradójico recordar, por tanto, que la Casa Windsor no se denominó así hasta 1917, cuando Jorge V cambió el apellido familiar Sajonia-Coburgo-Gotha a golpe de decreto por uno más británico imposible, Windsor. Por aquel entonces Inglaterra se enfrentaba a Alemania en la Primera Guerra Mundial y resultaba inconcebib­le que millones de británicos murieran en nombre de un soberano con apellido germánico.

La historia de los Windsor está repleta de obligacion­es oficiales, renuncias y sacrificio­s. No en vano es el germen de otras muchas monarquías europeas, pues la reina Victoria I tuvo nueve hijos a los que casó muy convenient­emente para esparcir su genética por todo el continente. Victoria, tatarabuel­a de la actual soberana, que reinó desde 1837 hasta 1901, estableció muchos de los precedente­s que ha honrado Isabel II desde que fue coronada en 1952.

Los férreos valores y la moral intachable han primado en la vida de la reina Isabel, como lo hicieron en la de Victoria, un auténtico icono monárquico en Reino Unido. De ahí que cualquier acto para rendir homenaje a la monarca inglesa en este Jubileo sea muy merecido y necesario.

Isabel, como nos han transmitid­o obras como la serie The Crown o su biografía más reciente, Elizabeth: Eighty Glorious Years ( Isabel: 80 gloriosos años), ha desarrolla­do una meritoria carrera de 70 años superando obstáculos que algunos creían insalvable­s, siempre debatiéndo­se entre la tradición y la adaptación a los nuevos tiempos. El polémico término The Firm ( La Firma), como se hace llamar la familia real británica, pone de manifiesto que el deber siempre ha estado por encima del derecho en el seno de los Windsor. ¿Qué otra forma hay de perpetuar una institució­n tan arraigada como arcaica? Isabel II ha sido una soberana sublime y pone complicado el relevo a su sucesor. Rondando el siglo de vida, sin embargo, la propia Isabel ya está allanando el camino, poniendo por encima a la corona. Lleva toda su vida haciéndolo.

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EFE La princesa Amalia, primogénit­a de Guillermo y Máxima.
 ?? EFE ?? La avenida de The Mall en el Jubileo y Buckingham al fondo.
EFE La avenida de The Mall en el Jubileo y Buckingham al fondo.
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EFE
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