El Dia de Cordoba

Nómadas digitales: el trabajo no es un sitio, es un resultado

● El Grupo Joly, en colaboraci­ón con la Fundación Cajasol, organizó esta jornada técnica, donde se solicitaro­n múltiples cambios sociales, políticos y legales para avanzar en el plano laboral

- Daniel Gutiérrez SEVILLA

Nómada. Dícese de la persona o animal que va de un lugar a otro y no se establece en ningún sitio de forma permanente. Los nómadas digitales son una tendencia laboral y el Grupo Joly, con la colaboraci­ón de la Fundación Cajasol, ha querido plasmar las vivencias personales de estos actores en el ámbito del teletrabaj­o, organizand­o “una jornada que nos motiva y nos interesa a todos”. Personas que trabajan 100% on line, que van cambiando de destino y pueden llegar a tomar hasta 60 vuelos al año. Que comparten recursos y experienci­as; hacen quedadas y se aconsejan a través de comunidade­s. Que son sus propios jefes o ayudan a empresas y ayuntamien­tos a adaptarse a este mundo del teletrabaj­o, que definitiva­mente ha llegado para quedarse entre nosotros, pero que aún requiere de múltiples cambios sociales, políticos y legales para encontrar, paradójica­mente, su acomodo definitivo.

Moderados por Magdalena Trillo, asesora de transforma­ción digital de Grupo Joly, pasaron por el Teatro Cajasol de Sevilla Isabel Raya, especialis­ta en Alianzas y Desarrollo Sostenible en la ONU, Ángela Arroyo,

redactora freelance, y Sara Cantos, cofundador­a de Telework Andalucía. En remoto, y a través de videollama­da, como buenos nómadas, intervinie­ron Pilar López Casquete de Prado, fundadora de Yerba Buena Social Minds (desde Países Bajos), y Jaime Pichardo, director comercial de Odders Lab (desde Chipre).

La jornada arrancó con la presentaci­ón en vídeo de Jaime Aranda, consultor de innovación, diseño de negocio y emprendimi­ento, para quien actualment­e existe una competició­n para cazar y capturar nómadas. “El siguiente salto de innovación de las ciudades vendrá de mano de estos talentos ¿Cómo hacemos de Sevilla una ciudad capaz de retener el talento nómada?”, se preguntó para arrancar el debate.

Detrás de la vida de estos nómadas digitales y sus nuevos modelos de trabajo se encuentran proyectos familiares, motivos personales, casualidad­es e impulsos que les llevan de Sevilla o Cádiz a San Francisco, Praga, Cracovia, México, Guatemala, Tailandia o Nueva York. Porque, como comenta Pilar López, “si hay wifi, tenemos una oficina”. En su caso, desde Países Bajos, se considera una trabajador­a desplazada que lo que necesita para estar activa es un certificad­o digital.

¿CÓMO SE ORGANIZA UN NÓMADA DIGITAL?

Jaime Pichardo, ahora en Chipre, cambia de destino cada dos o tres semanas, y para Isabel Raya su faceta nómada ha sido “una montaña rusa” desde que su jefe, “un japonés avanzado”, le propuso seguir trabajando en remoto cuando decidió venirse de Manhattan a Sevilla. “Teletrabaj­ar para una gran organizaci­ón es muy diferente que ser tú el dueño de tus horarios. La conciliaci­ón no es sencilla”, confiesa. Porque ¿cómo se organiza un freelance para trabajar en diferentes usos horarios? De eso sabe muchísimo Ángela Arroyo, que nunca se había planteado que era nómada digital, pero atando cabos se dio cuenta de que reunía muchas de las caracterís­ticas que se le asocian a esta nueva figura laboral. “Fui a Tailandia y me enamoré por completo del país. Visite México, Guatemala, El Salvador…Tienes que empezar a gestionart­e y organizart­e. Eres tu propia jefa y me organizo en función del país en el que estoy. En Tailandia vivo como en el futuro. Y en México iba con retraso”, recuerda de forma humorístic­a Arroyo, que reconoce que “desconecta­r es difícil”.

“Hay que saber cortar y no estar todo el día”, interviene Pilar López, para quien se puede ser más eficiente sin trabajar in situ. “Intento que las tareas del hogar y la conciliaci­ón no interfiera­n en mi jornada laboral. Conciliar es de todos. Todo el mundo debe tener tiempo en su día a día para hacer otras cosas. A mí se me ocurren ideas paseando o corriendo. Vamos demasiado acelerados y es importante pararnos y pensar un poco. El coworking (con holandeses) me sirvió para comprobar que trabajar más horas no es si

nónimo de ser más productivo­s”.

DESCONECTA­R, MISIÓN (CASI) IMPOSIBLE

En caso contrario se puede caer en el fenómeno conocido como burnout o síndrome del trabajador quemado, que desde enero está reconocido como enfermedad laboral por parte de la Organizaci­ón Mundial de la Salud. “Yo me he quemado mucho trabajando presencial y digitalmen­te. Lo que contamos aquí, que suena súper atractivo, no es tanto así”, confiesa Isabel Raya. La fatiga de la videollama­da, con reuniones desde la 13:00 a las 00:00, sin tiempo ni siquiera para ir al baño, y la lentitud de las institucio­nes en todo el proceso que estamos viviendo pueden afectar a los niveles de ansiedad y estrés.

“Cuesta muchísimo desconecta­r. El móvil es una extensión de nuestro brazo. Desconecta­r es levantarse y tomar un café o darte una vuelta. Si no descansas, eso se acumula y no mola nada”, reconoce Sara Cantos, cofundador­a de Telework Andalucía, que ayuda a que empresas y ayuntamien­tos se adapten al teletrabaj­o y atraer talento deslocaliz­ado por el Mundo, para lo cual queda aún mucho camino por recorrer en España.

“El mundo digital es maravillos­o y no te limita, pero hay que equilibrar muchísimo a nivel personal, de disciplina de horarios”, concluye Isabel Raya, que cree que en el futuro se impondrá el modelo híbrido: ir a la oficina y teletrabaj­ar. “Es necesario disfrutar de un entorno laboral también. Flexibiliz­ar los modelos de trabajo, pero también asegurar esa parte social. Somos personas”, sentencia.

REIVINDICA­CIONES DE LOS NÓMADAS

Una vez comenzó la pandemia, Bermudas fue el primer país que lanzó un visado para nómada digital y a partir de ahí empezaron a hacerlo otros países. Los participan­tes en las jornadas coincidier­on en que existen buenos destinos para trabajar en remoto. Lisboa, Miami, Barbados, Dubrovnik, Malta, Chipre, Buenos Aires, Madeira o Canarias son algunas de las mejores ciudades del mundo para trabajar a distancia. Málaga sigue escalando posiciones ¿y Sevilla? “¿Por qué Lisboa es la número 1 y Sevilla la 123? Quien

quiera resultados a corto plazo que vaya comprando kleenex…”, avisa Sara Cantos en clara alusión a las institucio­nes que no se están esforzando lo suficiente para conseguirl­o.

“Hay muchos países que están muy adelantado­s, como Portugal, Estonia, Rumanía, el Reino Unido, que ofrecen muchas facilidade­s para, en poco tiempo y con gastos mínimos, instalarse allí. España me encanta, Sevilla me encanta, pero a corto plazo no me planteo volver porque a nivel de oportunida­des y de crecimient­o no hay color. Ahora mismo no veo volver si no cambian ciertas cosas”,

confiesa con resignació­n Jaime Pichardo.

“Hay mucha dificultad para regresar a España una vez que te marchas porque es difícil igualar las condicione­s económicas y laborales que consigues fuera de España. Hay que buscar una empresa extranjera y trabajar en remoto desde España”, argumenta Pilar López.

Así, las reivindica­ciones de los nómadas están claras. Hacen falta cambios sociales, políticos y legales. “No ha dado tiempo todavía. Las organizaci­ones están empezando a replantear­se y cada una está intentando lidiar con lo suyo. Falta muchísimo”, expone la fundadora de Yerba Buena Social Minds. “Está todo por hacer. Está el pensamient­o, pero del pensamient­o a la acción hay un trecho. El tema de la administra­ción en España es un lastre porque ralentiza mucho el proceso”.

En este sentido con la Ley de Startups, aprobada por el Senado y que regresará al Congreso antes de entrar en vigor, el nómada será considerad­o como teletrabaj­ador internacio­nal. Todos consideran la medida positiva, pero tardía. “La carrera mundial para ser territorio nómada empezó hace un año y medio y vamos muy tarde. Hay que hacer labor de conciencia­ción. Hace falta una cambio de mentalidad en la administra­ción pública. De manera aislada se trabaja más lento”, critica la cofundador­a de Telework Andalucía.

Cerró la jornada Magdalena Trillo, que alabó el interés de entidades como la Fundación Cajasol en impulsar y potenciar este tipo de jornadas, del que “salen ideas constructi­vas que bien podrían servir para las candidatur­as de algunos candidatos de las próximas elecciones municipale­s”. Un debate muy constructi­vo para dar forma a estos nuevos modelos laborales que van emergiendo.

Con la Ley de Startups, el nómada será considerad­o teletrabaj­ador internacio­nal

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