El Dia de Cordoba

SÁNCHEZ MEMORABLE

- MANUEL GREGORIO GONZÁLEZ

EL presidente Sánchez ha definido sus Presupuest­os como obra mayor de la justicia social y la justicia fiscal, siendo así que no se ve tan clara semejante hazaña, y ello por algunas cuestiones sin importanci­a. La primera es que estos Presupuest­os se han firmado gracias a una cuantiosa y reiterada transfusió­n de euros en dirección a las regiones más privilegia­das de España (léase cupo vasco, enmiendas presupuest­arias o fondo de liquidez autonómica, que privilegia­n a Cataluña). La segunda, ya muy sabida, es que tales apoyos, ciertament­e

La justicia social y fiscal del presidente Sánchez parece más social que justicia y más fiscal que otra cosa

gravosos, van en beneficio de unas formacione­s políticas de carácter xenófobo, cuando no sedicente, cuyo componente “social” no acabamos de vislumbrar del todo. A este solemne cuadro de justicia social, aparatosam­ente reaccionar­io, solo le faltaría un “terraplani­sta” para quedar completo. Y es aquí donde doña Irene Montero viene en nuestra ayuda.

La negación ministeria­l de las leyes biológicas, no sujetas a discusión, convierte a los terraplani­stas en tiernos soñadores, deseosos de una pureza arcana (como los nacionalis­tas, ay), resumida en el mundo de hace veinticuat­ro siglos, cuando Erastótene­s calculó con exactitud la forma y el perímetro de la Tierra. Negar las evidencias científica­s nos lleva al Ministerio de la Verdad de Orwell (“La ignorancia es la fuerza” era uno de sus

lemas), lo cual nos recuerda, por otro lado, el particular concepto del periodismo que tenía don Pablo Iglesias, cuando quiso inventar, de nuevo, la prensa del Movimiento. Lo cierto es que uno quería recordar hoy la figura del gran Hans Magnus Enzensberg­er, y acaso no llegue demasiado tarde para hacerlo. Recordar, por ejemplo, al Enzensberg­er europeísta de El gentil monstruo de Bruselas (ese monstruo gentil, la idea de Europa, que los socios del Gobierno quisieron desmembrar, con la ayuda de Putin, hace ahora cinco años); o aquel otro Enzensberg­er, de fina perspicaci­a, que definió al terrorista como El perdedor radical, y del que nos podría dar algunas nociones otro socio del Gobierno, el señor Otegi –o el propio PNV, que insiste en excarcelar terrorista­s contra el criterio de la Fiscalía–.

En resumen, que la justicia social y fiscal del presidente Sánchez parece más social que justicia y más fiscal que otra cosa. Dice, además, el presidente Sánchez, que pasará a la historia por exhumar a Franco, muerto cuando él tenía dos años. Yo creo que no. Si acaso, se le recordará por tratar de resucitarl­o, para meternos miedo con un Franquismo Z.

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