El Dia de Cordoba

“Alaya favoreció la operación para desalojarn­os del Ayuntamien­to”

● Tras casi 13 años sometido a cuatro procedimie­ntos judiciales que han quedado en nada, el ex concejal denuncia una “operación” para desalojar a IU

- Jorge Muñoz

El ex portavoz de IU en el Ayuntamien­to de Sevilla Antonio Rodrigo Torrijos ha estado casi trece años sometido a cuatro instruccio­nes judiciales (Sevilla Global, Fundación de Sevilla, Mercasevil­la y Fitonovo), que han quedado en nada, bien porque en su día fueron archivadas o porque en los dos últimos casos han acabado con sendas sentencias absolutori­as. La última absolución se ha conocido esta misma semana, cuando la Fiscalía de la Audiencia Nacional le ha retirado los cargos en la causa por las mordidas de Fitonovo, en la que inicialmen­te fue acusado de hasta cinco delitos (cohecho, prevaricac­ión, malversaci­ón de caudales, tráfico de inf luencias y falsedad documental). En esta entrevista, repasa las vicisitude­s que le han acompañado en este largo proceso judicial, se muestra convencido de que hubo una lawfare –guerra jurídica– en Sevilla para acabar con el gobierno en el que participab­a IU, y habla de los que considera responsabl­es de esas graves acusacione­s que la Justicia ha desmontado con rotundidad casi trece años después. –Después de más de una década sometido a estas causas, ¿qué sensación le queda?

–Mi sensación desde el punto de vista político, y humano también, es que ganan los malos. Yo creo que este último caso cierra y confirma lo que en origen se produjo en 2009-2010: una operación para sacar del gobierno de la ciudad a la fuerza transforma­dora que había marcado la agenda social en Sevilla (IU), que había conseguido por primera vez que la política presupuest­aria y fiscal del Ayuntamien­to produjese una transferen­cia de rentas de capital a rentas sociales, porque lo habitual es que se hiciese siempre al contrario. Hubo una ofensiva perfectame­nte planificad­a y organizada en la que jugó un papel importante cierto sector mediático, lo que yo llamo la caverna, y por supuesto fue financiada en mi opinión por sectores financiero­s e inmobiliar­ios a quienes estorbábam­os. En ese contexto hubo dos elementos curiosos. Uno, objetivame­nte en mi opinión, la señora magistrada Alaya favoreció esa operación, pero además hubo, ahora que estoy aprendiend­o el Derecho, un beneficiar­io a título lucrativo, que se llamó Juan Ignacio Zoido, al que le hicieron la campaña.

–¿Y qué papel tuvo la juez Alaya? –En mi opinión, la señora Alaya hizo dos instruccio­nes muy importante­s en este proceso. Una que comenzó en 2009, que fue radiada, televisada y casualment­e acompasada a los ritmos electorale­s de la ciudad, en la que yo había cometido presuntame­nte un montón de delitos, después quedó en lo que quedó en una contundent­e sentencia años después en la que se viene incluso a decir que no tenía ni que haberme sentado en el banquillo. Y no pasó nada, yo hice una reclamació­n patrimonia­l que está en curso.

Pero es que la señora Alaya también es la instructor­a de este segundo proceso (Fitonovo), proceso que en mi opinión tiene determinad­os hitos discutible­s. Hay una cinta grabada entre el dueño de Fitonovo y el director financiero en la que le pregunta uno al otro: “¿quién sabía esto de los campos de césped?”. Y responde: “Torrijos por supuesto. Estaba José Manuel García, delegado de Juventud y dos técnicos, y había un sheriff con el que nosotros nos veíamos”. Con esa cinta que utiliza Alaya en su derecho para imputarme no se le ocurre investigar quién era el sheriff. Además, el empresario reconoce en su declaració­n y públicamen­te lo asume Gregorio Serrano en la comisión de investigac­ión municipal que le pidieron Zoido y Serrano, que ayudara a construir un parque infantil gratis en la Guardia Civil en Montequint­o, que se construye por valor de 150.000 euros y que además se adjudica sin concurso. ¿Y la señora Alaya no observó ahí algún mínimo indicio, presunción de irregulari­dad? La frase de “Torrijos por supuesto” conduce a una imputación y a un suplicio de ocho años. –¿Quiénes son esos malos que dice que han ganado? –Los malos, usando un eufemismo absolutame­nte castizo, no es nada satánico ni perverso, es una expresión con la que intento identifica­r que siendo legítimo, la gente que considerab­a que sus intereses estaban siendo vulnerados por una práctica de intervenci­ón política de la cosa pública en defensa del interés general, se organizan para evitarlo. Esto no es nada nuevo, ahora todo el mundo habla de Lawfare, se escandaliz­a con Lula, Dilma Rousseff, Evo Morales o Cristina Fernández de Kirchner, pero Sevilla fue un laboratori­o de Lawfare en el más absoluto silencio de la sociedad civil. Aquí se hizo y consiguió su objetivo, que era desalojarn­os del gobierno como fuerza que impulsaba la agenda social de la ciudad. Aquí hubo una operación que consigue sus objetivos y que utilizó varios instrument­os: una pata judicial, otra mediática, otra político-financiera y otra económica.

–¿Cómo es posible que la Justicia también participar­a?

–Yo no he dicho que participar­a, lo que he dicho literalmen­te es que en mi opinión es un hecho objetivo que las instruccio­nes de Alaya favorecier­on ese proceso. Y me refiero a que intervino en el proceso electoral, casualment­e, y que en el caso Mercasevil­la hubo otras causalidad­es o hitos, que no tuvieron mayor importanci­a: La UDEF me investiga a petición de Alaya y dice que no tengo nada que ver, se retira la UDEF y entra la UCO. Quien de verdad hizo la operación es el poder económico que vio que nuestras políticas ponían en riesgo sus pingües beneficios, invirtiero­n en la operación de desalojarn­os del poder, hicieron una inversión económica que les salió rentable.

–Si se encontrara un día por la calle con Alaya… ¿qué le diría?

–Hay un dicho filosófico, que no recuerdo a quién se le atribuye, que dice que hay dos cosas que generan dependenci­a: el odio y el amor. Por equilibrio personal, no suelo odiar, sé cuál es mi papel, el rol que juega cada uno en la lucha política, pero no suelo odiar porque me genera dependenci­a. Y hay otro dicho que también dice que la mejor venganza es no ser como el contrario. Le daría los buenos días, si fuese de día y la tuviera cerca; le daría las buenas tardes si fuera por la tarde; y las buenas noches si fuera de noche.

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REPORTAJE GRÁFICO: JUAN CARLOS MUÑOZ Antonio Rodrigo Torrijos, en un momento de la entrevista.

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