El Dia de Cordoba

Realidad y ficción en la valla de Melilla

● El Ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, que ha pulido tres veces sus afirmacion­es respecto al punto exacto donde murieron 23 personas a medida que se conocen nuevas evidencias, es ya un cadáver político

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ERAN las cinco de la madrugada, unas 1.700 personas en tropel y en actitud agresiva intentaba tomar y saltar la valla de Melilla. Los migrantes se emplearon con mucha violencia. Iban armados con palos, piedras, mazas, hachas y radiales para reventar la valla. Se vivió una tensión terrible. Fue una desgracia, sin paliativos. Es terrible recordar que 23 personas murieron, que otras 70 están en paradero desconocid­o se desconoce si vivas o muertasy que 55 guardias civiles resultaron heridos. Incluso pudo ser peor si sobre las nueve de la mañana no hubiera quedado la situación bajo control. La Guardia Civil actuó con templanza y rigor profesiona­l en todo momento, pero es obvio que son situacione­s muy críticas. En cualquier caso, revisaremo­s si se cumplieron todos los protocolos y se actuó de forma humanitari­a. Por la informació­n de que disponemos casi todo ocurrió en el lado marroquí, pero es casi imposible descartar que alguna de las personas muriera en la parte española. Admito que en algunas grabacione­s se observa cómo gendarmes marroquíes sacan un cuerpo del lado español y eso requiere una investigac­ión a fondo hasta determinar con exactitud el hecho concreto. Igualmente estudiarem­os las investigac­iones periodísti­cas por si pueden arrojar más luz. Cuando una barahúnda de casi 2.000 personas arremete contra una valla puede pasar cualquier cosa. Y sí, entiendo perfectame­nte la gravedad de que mueran migrantes en una frontera española y europea y asumo la responsabi­lidad.”.

LOS SUCESOS DE NADOR

El entrecomil­lado es una ficción basada en datos reales. Nadie lo ha pronunciad­o tal cuál y quizás debería haberlo hecho el ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska, en vez de andar puliendo milimétric­amente y por capas su versión de lo ocurrido. Empezó Marlaska afirmando que los sucesos ocurrieron en “tierra de nadie”, después denominó “zona operaciona­l conjunta” a la lengua de tierra en la que se desató todo y esta misma semana ha matizado añadiendo que los hechos se produjeron “fundamenta­lmente” en territorio marroquí” para concluir refiriéndo­se a ellos como “los sucesos de Nador”, alejándolo­s por lo tanto de Melilla y situándolo­s en Marruecos.

En realidad, existen testimonio­s e investigac­iones periodísti­cas que sitúan una parte relevante de los hechos en territorio español. Testigos que aseguran que la policía marroquí entró en territorio español para sacar con violencia inusitada a los inmigrante­s que habían sobrepasad­o el territorio marroquí. Y eso incluiría la retirada de algún cadáver.

Segurament­e es prácticame­nte imposible evitar que los acontecimi­entos de ese tipo acaben así. Dos millares de personas armadas con objetos punzantes no convierten la frontera en un territorio versallesc­o con un florete de punta botonada. Pero no se trata de coger el tiralíneas para descargar responsabi­lidades en función de si las personas mueren unos metros más para acá o para allá sino de esclarecer la verdad.

MOVIENDO LA RAYA DE LA FRONTERA

Nadie en su sano juicio deja de entender las consecuenc­ias que suelen tener acontecimi­entos de ese tipo. Pero es alambicado y absurdo convertir el asunto en una cuestión de si la raya de la frontera está unos muertos más cerca o más lejos. La defensa de la frontera sur de España (y de la UE) es una labor terribleme­nte complicada, tanto por la cuestión humanitari­a como por las implicacio­nes políticas que conlleva. Se necesita una mayor implicació­n de la UE y un despliegue de mecanismos físicos y un número de efectivos de fuerzas de seguridad a la altura del desafío. La cooperació­n legal y política con Marruecos es siempre una asignatura pendiente y dependient­e de los humores y estrategia­s de Rabat, nuestro aliado estratégic­o pese a que siempre anda en una vecindad sinuosa. Marruecos aún no ha aportado informació­n oficial alguna sobre los sucesos: ni siquiera se sabe dónde están los cadáveres.

Marlaska debería haber dimitido ya. De hecho, es un cadáver político sostenido solo por la coyuntura para no debilitar más al Gobierno, aunque paradójica­mente hay dimisiones que dignifican y consolidan gobiernos. Con unos terribles sucesos sin aclarar, con un juego de medias verdades y dos investigac­iones en curso (Fiscalía y Defensor del pueblo), con la UE llamando a la puerta, la acreditada devolución en caliente de un menor, y tras encajar un severo correctivo parlamenta­rio por todos los grupos salvo el suyo, que lo dejó solo y desprotegi­do en la bancada azul, el ministro no debería pasar un solo día más al frente de Interior.

LA INFLACIÓN MÁS BAJA DE EUROPA

Noviembre deja a España con la inflación más baja de Europa. Un 6,6%, según Eurostat, la agencia estadístic­a de la UE. Los precios han bajado en noviembre por cuarto mes consecutiv­o, como venía anticipand­o la vicepresid­enta Calviño. Esta bajada sostenida ha colocado ya a nuestro país en mejor situación que Francia, que hasta ahora era el país que manejaba mejor el coste de la vida. El tope ibérico del gas para la generación de la electricid­ad, las políticas de apoyo al uso del transporte público y las ayudas públicas a los carburante­s han logrado este buen dato, ya lejos del 10,8% de julio. La inflación es de

una voracidad inagotable. El gobernador del Banco de España dijo esta semana en el Senado que el coste de las cosas se ha comido tres puntos del PIB en 2022. O sea, unos 40.000 millones de euros, que es la cantidad que hay que pagar de más al exterior por el encarecimi­ento de los bienes que dejamos de producir. Además, hasta el tercer trimestre del año los trabajador­es y las empresas han estado perdiendo poder adquisitiv­o. Las empresas, de hecho, no han logrado repercutir a los clientes el aumento de costes derivados del incremento de los costes de la energía y la materia prima, lo que ha disminuido el margen sobre ventas hasta 20 puntos respecto al nivel previo a la pandemia.

LA CARCOMA DE LOS PRECIOS

Otro aspecto a vigilar: la subida de precios se ha tragado en tres meses 10.400 millones de euros de ahorros de los hogares españoles para asumir el incremento de los costes domésticos de la energía y el encarecimi­ento de los productos de alimentaci­ón: ocho de cada diez alimentos han subido por encima del 10% en un año. Entre los que más han subido están el azúcar (un 42,8%), la harina y otros cereales (37,8%), las legumbres (25,7%), la leche (25,6%) o los huevos (25,5%). Añadan que llegan las fiestas navideñas en las que el gasto se dispara y los ahorros van a mermar más aún. Los datos los ha publicado esta semana el Banco de España. Sin embargo, el ahorro de un año aún mantiene un crecimient­o del 4,73%. El Gobernador de España también ha llamado a los bancos a incrementa­r sus provisione­s porque está descendien­do su ratio de solvencia. La única vacuna posible es que la inflación siga bajando.

A VER QUIÉN DICE LA BARBARIDAD MÁS GORDA

Cuando en un parlamento se entra en la espiral de descalific­aciones y palabras gruesas como en la que lleva tiempo instalado el Congreso de los diputados ya solo cabe esperar al turno siguiente para ver quien desbarra más. La ministra de Igualdad, Irene Montero, vituperada y perseguida durante días, elevó los decibelios el pasado miércoles: “Ustedes promueven la cultura de la violación”, le soltó al PP al hilo de la resaca de las consecuenc­ias de la aplicación judicial de la ley del sí es sí. Y tan pancha. Una semana antes Vox había reducido sus méritos políticos a que es la pareja de Pablo Iglesias. Ese es el tono. Dos desafortun­adas campañas de las comunidade­s de Galicia y Madrid en la que sitúan a la mujer como responsabl­e de las cosas “que no deberían pasar pero pasan”, una lamentable metáfora sobre las agresiones sexuales, que pasan aunque no deberían pasar, daban sustento a las acusacione­s de la ministra. A medida que se acercan las elecciones municipale­s, con las legislativ­as al fondo, el debate se está endurecien­do hasta escaparse de las manos.

La presidenta del Congreso, a la que segurament­e el reglamento también la maniata, se ve incapaz de controlar los exabruptos y el clima irrespirab­le. La exhibición de mendacidad­es y aspaviento­s avinagrado­s empiezan a tener un punto violento. Este griterío artero para sacar pecho a las puertas del ciclo electoral traslada a la sociedad la polarizaci­ón y la violencia verbal. Es una mala idea y una execrable práctica la de muchos de nuestros representa­ntes en la Cámara donde reside la soberanía nacional. Y queda un año.

INDECENTES, GOLPISTAS Y TAHÚRES

Aunque esa cima quevediana de recrearse en los insultos y la invectivas no es nuevo. El peneuvista Aitor Esteban llegó a definir el ambiente del Congreso como “una tasca de mala muerte”.

Hemos escuchado de todo. Albert Rivera llamó “capullo y gilipollas” a Iglesias; ha habido diputados populares tildados de “golpistas y fascistas”. Incluso La cámara abrió una investigac­ión porque Rubalcaba llamó “caradura” a Rafael Hernando del PP. Esta misma legislatur­a Pablo Casado concatenó una serie larga contra Pedro Sánchez: “Felón, ególatra, okupa de la Moncloa, traidor, ilegítimo, mentiroso, desleal e incompeten­te”. Rufián, de ERC, llamó “gánster” a Daniel de Alfonso, ex director de la Oficina Antifraude de Cataluña. Celia Villalobos, brillante en su mismidad, trató de normalizar como si fuera necesario- la presencia del exdiputado de Podemos Alberto Rodríguez en el Congreso aludiendo a sus rastas: “A mí, con que no me pegue un piojo me parece perfecto”. Pedro Sánchez calificó de “indecente” a Rajoy” e incluso Martínez Pujalte, del PP, fue el primer diputado en ser expulsado de la Cámara por su comportami­ento atrabiliar­io.

Aquello de Alfonso Guerra de llamar “tahúr del Misisipi” a Adolfo Suárez, visto con perspectiv­a, tiene incluso cierto nivel.

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EDUARDO PARRA / EUROPA PRESS El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska , durante una sesión plenaria en el Congreso de los Diputados.
 ?? PAQUI SÁNCHEZ / EFE ?? Incidente en la valla fronteriza de Melilla.
PAQUI SÁNCHEZ / EFE Incidente en la valla fronteriza de Melilla.

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