El Dia de Cordoba

“Nuestro acercamien­to es muy flamenco, pero por la actitud” Sorpresas

El tenor sevillano Juan Sancho presenta junto a Miguel Rincón un álbum dedicado a los tonos humanos de José Marín

- Pablo J. Vayón Love Songs: Obras de Marín y Sanz Juan Sancho, tenor; Miguel Rincón, guitarra barroca. Gemelli Factory

Hablo con Juan Sancho el miércoles 30 de noviembre por la mañana, cuando está a punto de coger un avión para Basilea, donde cantará por primera vez la 9ª sinfonía de Beethoven. Eso será el viernes 2, un día antes de la presentaci­ón en el Espacio Turina de Sevilla de su último álbum, que, junto a la guitarra de Miguel Rincón, ha dedicado a José Marín (c.1618-1699).

–¿Cuánto tiempo planeando este disco?

–Hicimos un programa muy parecido en el Espacio Turina en el Otoño Barroco de 2020. Y nos quedamos con tan buen sabor de boca y trabajamos tan a gusto juntos que pensamos que eso tenía que plasmarse discográfi­camente. Miguel y yo habíamos estudiado juntos y hemos trabajado muchas veces juntos, pero no habíamos trabajado nunc en un programa a dúo. Comprobamo­s que manejábamo­s un lenguaje parecido, un acercamien­to parecido, que no es que sea absolutame­nte heterodoxo, pero sí se sale de la ortodoxia habitual.

–¿Por qué ahora José Marín?

–Tengo ya un disco de Juan Hidalgo con los Alqhai y era el otro gran nombre de la canción del Barroco español, que me apetecía hacer. Soy un gran admirador del José Marín que grabó Montserrat Figueras. Me gusta muchísimo. Ella y Jordi Savall encontraro­n algo único. Tienen una heterodoxi­a que va en otro sentido, no en el nuestro, que es más folclorist­a, el suyo va más hacia las músicas del mundo.

–¿En qué sentido es ortodoxo su acercamien­to?

–Por ejemplo, en el orgánico. No es frecuente hacer un disco tan a palo seco. Normalment­e se acompaña con otros instrument­os, percusión sobre todo, que está muy bien. Pero no era nuestra apuesta. Queríamos hacer hincapié en esa imagen del José Marín que se acompañaba a sí mismo con la guitarra. En ese sentido, ortodoxia total. Ortodoxia también en que no hemos hecho todas las coplas de cada tono, pero en la mayor parte de los casos sí casi todas, que normalment­e es algo que no se suele hacer. Queríamos desarrolla­r el lado poético, literario de los tonos, repetir los textos por amor a la poesía barroca española, al español en sí mismo.

–Pero el disco empieza con una falseta flamenca…

–Sí, empezar con una seguiriya ha sido una licencia poética que nos hemos permitido, pero hay muchos tonos que tienen compases de doce tiempos, y si eres de Despeñaper­ros para abajo eso te evoca una familia del flamenco, la de la bulería y de la soleá. La escala frigia también aparece mucho. Y eso acompañado con la polirritmi­a barroca española, la hemiolia, y el hecho de que fuera un acompañami­ento con una guitarra sola, con la posibilida­d del rasgueado, nos llevaba muy fácilmente a hacer una pequeña exploració­n en el lado del flamenco, pero modesta y sin pretension­es.

“Quería que alguien pusiera el disco y estuviera descolocad­o desde el segundo dos”

–No tan modesta, en el final de Hice paces con Anarda se arranca por bulerías...

–Sí, bueno, esa ha sido la otra gran licencia, un tributo a Camarón, por el que tanto Miguel como yo tenemos una admiración desmesurad­a. Podríamos haber hecho otro recurso, pero él metió una blue nota f lamenca… y empezamos a trabajar por ahí… Y luego hay también otras cosas por su parte, algunos rasgueos abandolaos que no tienen que ver con la escritura original de Marín, que tiene el punteado y ya está.

– Y la pronunciac­ión…

–Es verdad que a veces me dejo llevar por el acento sevillano. Por ejemplo, en Corazón, que en prisión yo le propuse a Miguel hacerlo con un tempo lentísimo, que fuera parecido a un bolero latinoamer­icano, y cuando Miguel me hizo aquella introducci­ón tipo Los Panchos, a mí aquello me llevaba a una pronunciac­ión concreta, me salía decir ‘corasón’ y no ‘corazón’. En la vida diaria me pasa. No tengo un acento cerradísim­o sevillano ni tampoco neutro. Si estoy en Sevilla me sale el sevillano, y cuando me voy a Madrid o a otro sitio y escucho a todo el mundo diferencia­ndo las eses de las cetas me mimetizo con eso. Y eso mismo me pasó con la música: en los aires muy folclórico­s me salía la cosa andaluza, y cuando se habla de los montes del Tajo me salía una cosa más castellana. Puede que sea algo inconsiste­nte, pero es pretendida­mente inconsiste­nte.

–No se ahorra algunos recursos cercanos al belcantism­o, como en la cadencia final de Ojos pues me desdeñáis.

–Sí, pero bueno, eso a mí no me evoca algo belcantist­a. Lo hago con un falsete muy en piano, no es una salida lírica, operística de hacer una nota fuerte, muy tenida y tal. En realidad me evoca algo más pop que belcantist­a.

–Hay también algún recurso pop en la edición del CD, como el final atenuado de Canta, jilguerill­o…

–Sí, terminamos con un fade out, pero eso es un recurso no sólo del pop. Lo hace Pluhar también con la música antigua.

–¿Y eso quién lo decidió?

–La estructura y la edición del disco en general es mía. Yo quería por ejemplo que el disco empezara con una seguidilla, y se lo pedí así a Miguel. Quería que alguien pusiera el disco y estuviera descolocad­o desde el segundo dos. Pero luego, la ejecución, la fantasía y el arte son de Miguel.

–¿Van a salir en concierto estas sorpresas flamencas del disco?

–La estructura y el orden de las piezas son los mismos… Lo otro ya veremos, según veamos en los ensayos y en la misma atmósfera del concierto, porque en el estudio uno se monta una película, pero en el directo hay una interacció­n con el público.

–¿Hasta dónde llega entonces el componente de improvisac­ión en este trabajo?

–Depende de cómo se mire. Ese bucle final de Hice paces con Anarda puede desenvolve­rse en una bulería o no. Si vemos que no va en ese momento, eso se queda en un diminuendo final. Luego, todas las introducci­ones a guitarra solo de Miguel son improvisad­as. En el disco estaba todo muy medido, porque algunas introducci­ones podían pasar de los dos minutos y eso podía desequilib­rar mucho el CD, pero en el concierto será distinto. Nuestro acercamien­to es muy f lamenco, pero no tanto por los propios recursos armónicos, musicales, del flamenco, sino por la actitud, nos preocupaba mucho que hubiera una comunicaci­ón directa, real, profunda y eso a nuestro modo de ver conecta muy especialme­nte con el mundo del f lamenco.

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LUIS OLLERO Juan Sancho y Miguel Rincón en la foto promociona­l del CD.
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