Ecologistas exige un cambio en la gestión del agua para evitar su sobreexplotación
● El colectivo pide a la Administración “una transición hídrica justa” de la mano del sector agrícola, “que es el máximo consumidor del recurso”
“Tanto regadío es un desvarío” o “sin agua no hay vida” son algunas de las consignas que proclamaron ayer los asistentes a la manifestación que Ecologistas en Acción convocó a las puertas de la Delegación de la Junta en Córdoba para demandar un cambio en la gestión del agua que evite “la sobreexplotación de este recurso”. Así lo destacó el coordinador del Área de Agua de Ecologistas en Acción Andalucía, Antonio Amarillo.
La manifestación puso el punto y final a la asamblea confederal del colectivo, que este año se ha celebrado en Córdoba. Ecologistas demanda ese cambio en la gestión de un recurso, “que es un derecho humano”, en un momento en el que “está en el centro del debate político, ya no solo estatal, sino fundamentalmente andaluz; de hecho el gobierno andaluz ha declarado que esta iba a ser la legislatura del agua, dándole la máxima importancia por lo que significa estratégicamente para la economía de nuestra región”, indicó.
Amarillo insistió en que Ecologistas defiende que el problema de falta de agua que sufre Andalucía no es exclusivo de que llueva menos que la media histórica de precipitaciones, “sino que tiene más que ver con un concepto de escasez por la demanda excesiva que hay de agua; no hay agua para atender tanta demanda con este recurso tan sobreexplotado”. El miembro de Ecologistas relató que, si bien el agua es un recurso fundamental para la economía andaluza en general y para distintas actividades económicas que dependen de ella en particular, fundamentalmente la agricultura y la agroindustria, “también es un recurso indispensable para el mantenimiento de ecosistemas naturales de importancia, como es el caso de Doñana, que tiene una importancia internacional”.
Amarillo apuntó por ello que Ecologistas viene demandando a las administraciones que se deje de considerar el agua exclusivamente como un bien económico “y que se pongan en valor todas las funciones ecosistémicas que supone la gestión del recurso”. “Estamos hablando de una sobreexplotación y nosotros lo que estamos reivindicando es que se haga una transición hídrica hacia un tipo de modelo en el que se gestione la demanda en función de los recursos disponibles, fundamentalmente hay que ir en ello de la mano del sector agrícola, porque es el mayor consumidor del recurso”, puntualizó. De hecho, refirió que en la Cuenca del Guadalquivir la agricultura consume el 87% del agua total frente a un “8 o un 10% de consumo doméstico”.
Asimismo, recordó que está a punto de aprobarse un nuevo ciclo de planificación hidrológica y que después de que se haya informado favorablemente en el Consejo Nacional del Agua de los planes hidrológicos de las cuencas intercomunitarias, “entre ellas la Cuenca del Guadalquivir, los datos hablan de que en los últimos seis años, que son los que dura cada uno de esos planes, se ha pasado de 600.000 a cerca de 900.000 hectáreas de superficie regable en esta cuenca”. “Se pone en el centro del debate político la satisfacción de la demanda, y lo que nosotros reivindicamos es que de la mano del mayor consumidor de agua hay que llegar a un acuerdo y apostar por un tipo agricultura distinta”, añadió.