El acierto de Morata y la posesión como avales
Al susto aún fresco para todos de verse fuera con la derrota ante Japón, a España se le une el precedente con Marruecos, su rival en octavos, en el último Mundial
La pelea de Álvaro Morata por ser máximo goleador del Mundial, autor de tantos en los tres partidos disputados, la posesión que convierte a España en la selección más dominadora del torneo... son un datos que refuerza a España antes de octavos de final. El doblete de Mbappé marca un nuevo techo goleador para Morata. Otro reto que en caso de superar, tras igualar a Zarra como único jugador de la historia de la selección que marcó en sus tres primeros partidos de un Mundial y encarar ahora el desafío de igualar los cuatro partidos seguidos marcando que sólo logró David Villa, lanzarían a España en Qatar. El tanto de Messi a Australia aumentó los candidatos al galardón de máximo goleador del Mundial 2022 antes del golpe en la mesa de Mbappé, autor de un doblete en su cita de octavos frente a Polonia para sumar ya cinco dianas. Se distancia de Morata pese a una media demoledora de gol en el torneo, un tanto por cada 42 minutos que estuvo en el césped. Con el mérito añadido de aportar los goles desde el banquillo en sus dos primeras apariciones, ante Costa Rica y Alemania, un dato que solo iguala el japonés Ritsu Doan y los alemanes ya eliminados Havertz y Füllkrug. Solamente Gakpo ha marcado en tres partido seguidos como el delantero español, que se perfila titular en octavos frente a Marruecos con vía libre de Luis Enrique a los momentos de máxima inspiración como el que protagoniza el delantero madrileño. España, además, es el que más posesión tiene de todas las participantes del Mundial, con un 77% de media que llegó a ser un abrumador 82% ante Costa Rica y Japón. Tan efectiva en el histórico debut para dar forma al triunfo más amplio de la selección española en la historia de un Mundial (7-0); tan improductiva en el tercer encuentro donde el abuso del pase horizontal y la ausencia de la mentalidad adecuada, relegó a España a la segunda plaza.