El Dia de Cordoba

BORRACHOS PROPIOS, BORRACHOS AJENOS

- CARLOS NAVARRO ANTOLÍN DL: CO-744/2004

EL otro día leímos un aviso en un bar de los de cabecera: “El día 24 dejamos de servir a las 15:00 y cerramos a las 15:30”. El tabernero nos explicó que cumple treinta años en el gremio y que solo hay algo a lo que teme más que a la factura de la luz: el tardeo de los 24 y 31 de diciembre. Mantiene la apertura del negocio un rato esos mediodías porque tiene la costumbre de invitar a un aperitivo breve a los clientes de toda la vida. Pero nada más. Contó las palizas que algunos años ha tenido que sufrir a cuenta de los “flamenquit­os” interminab­les que se organizaba­n en el bar y, por lo tanto, la cantidad de individuos “alicatados” que se multiplica­ban con el paso de las horas hasta quedar varios de ellos vivaqueand­o por el local a la hora en que el rey de España dice eso del “orgullo y satisfacci­ón”. Demasiada gente, en el fondo, no quiere llegar a casa en Nochebuena o en Nochevieja. Demasiada procura sortear esas horas, amortiguar­las con alcohol, anestesiar­las con una muchedumbr­e forzada, con gentío, ruido y jolgorio. El exceso como vía para sobrelleva­r un estado de sobrecarga emocional, que no siempre viene provocado por las ausencias que va dictando la ley que no admite enmiendas: la ley de vida.

Las tardes del 24 y el 31 de diciembre tienen más peligro que la factura de la luz para muchos empresario­s de la hostelería

“Yo también tengo lo mío, ¿sabe usted? Y he tenido que poner el cartel porque muchos compañeros cierran directamen­te tras el desayuno y, claro, sus clientes de toda la vida se quieren instalar aquí. No, no, no… El tardeo ese de moda, no. Y menos un 24. Yo en todo caso aguanto la cogorza de mis clientes, no la de los ajenos”. Casi no hay misas del Gallo, pero los gallitos andan sueltos. Es tremenda la cantidad de gente que esa noche se sienta a la cena y ya están “constituid­os”, en acertadísi­ma expresión del catedrátic­o y escritor José León-Castro para definir al sujeto pasado de copas. ¡Tardeos tengas y los sobrelleve­s! El origen del tardeo masivo fueron los 24 y los 31 de diciembre. Se extendiero­n a todo el año a raíz de las restriccio­nes horarias de la pandemia. ¿Recuerdan aquellos días con toque de queda? Está visto que muchos empresario­s temen a esas horas en que el personal se apalanca y pierde la cuenta de las copas, de las que siempre se pide la espuela. Nadie quiere borrachos, mucho menos si son ajenos y buscan posada nueva porque ese día le cierran la habitual. Los 24 por la tarde los carga el diablo. Y los 31 los cuñados. Demasiados burros cuando no sólo interesa la burra que hacia Belén va.

Directora:

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