El Dia de Cordoba

¿ESTO QUIÉN LO PAGA?

- ENRIQUE GARCÍA-MÁIQUEZ @EGMaiquez

JOSEP Pla, cuando veía algo grandioso, como la noche encendida de los rascacielo­s de Nueva York, preguntaba con el acento más ampurdanés posible: “Y esto… ¿quién lo paga?” Era una pregunta esencial. Yo también me la hago y no sólo ante los magníficos edificios, sino especialme­nte ante las ruinas, sobre todo, ante las ruinas irresponsa­bles.

Lo que está pasando en la política española es un caso de esto último. Sánchez, que jamás gobernaría con Podemos ni rebajaría la sedición ni abarataría la malversaci­ón ni toquetearí­a la división de poderes ni asaltaría el gobierno de los jueces, lo ha hecho todo. Y como un conejo de Duracell fuera de control sigue y sigue. Las hemeroteca­s son fascismo y él tira millas. Yo ayer procuraba armar mi apasionada defensa del Estado de Derecho; pero hoy sólo me sale preguntar “Y esto, ¿quién lo paga?”.

Es una pregunta naturalmen­te retórica, porque sé que pagaremos nosotros, los de siempre. Y lo que querría pedir por favor es que lo paguemos al menos a medias. Quiero decir que podrían tener la honradez de no pasarnos la factura íntegra de su fiesta desintegra­dora. Si abaratan la malversaci­ón, que aligeren la versación de trincarnos

Van a cambiar el orden constituci­onal sin que nosotros lo queramos y lo vamos a pagar nosotros

a nosotros el dinero –vía impuestos, tasas, multas, sanciones, etc.– que luego van a malversar la mar de impunement­e. También si relajan el peso de la ley sobre sus augustas personas, que son intocables, ¿no podían darnos a nosotros un trato análogo? Si van a aligerarse la vigilancia de los jueces y de los magistrado­s del Tribunal Constituci­onal, ¿no podrían impunizarn­os a nosotros un poquito?

Porque toda su subversión del sistema jurídico va a tener un coste altísimo como siempre pasa cuando se pierden rigor y seguridad jurídica y se multiplica­n los puestos políticos y los favores subsiguien­tes entre ellos. Y alguien, como advertía Josep Pla, tiene que pagarlo por fuerza.

No miren ustedes hacia atrás buscando a otros paganos. No los hay, créanme. Tampoco miren hacia arriba, porque ésos o están exentos o son los que la están liando.

No tiene gracia apechugar por algo que no nos hace gracia; pero no sé si vamos a poder escabullir­nos. Yo voy a esperar sentado a que respeten nuestra soberanía fiscal. No tienen pinta de ser partidario­s de aplicar a los demás los privilegio­s que a sí mismos se otorgan. No son de la ley del talión, claro, sino de la ley del talón, el que les firmamos, en blanco, los ciudadanos. Y chitón.

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