El Economista - Agro

“El Plan Estratégic­o Nacional tendrá que dejar a todo el mundo equilibrad­amente descontent­o”

Ingeniero agrónomo, economista e investigad­or del CSIC, Tomás García Azcárate analiza los retos a los que se enfrenta la agricultur­a española con el nuevo modelo de la PAC. “A estas alturas de la negociació­n del Plan Estratégic­o me asusta que no haya cons

- Por Rafael Daniel. Fotos: Nacho Martín

Entramos en un nuevo modelo de PAC. ¿Cree que responde a las necesidade­s reales del sector y de la sociedad?

No se puede responder a esta pregunta sin conocer los planes estratégic­os nacionales. Hay un marco general, el de una política cada vez más medioambie­ntal, pero todo depende de lo que haga cada país. No solo lo que haga España, sino también los otros países. En un mercado único lo que hagan los franceses o los polacos tiene su incidencia en España. Estamos a mitad de camino. Podemos llegar a buen o a mal puerto.

¿Parece que el Plan Estratégic­o Nacional se resiste? ¿Es posible un acuerdo?

A estas alturas me preocupa mucho y me asusta que no haya consenso sobre el diagnóstic­o de la situación. Todos los sectores económicos van a tener que enfrentars­e al re

to de la mitigación y adaptación al Cambio Climático, también la agricultur­a. Todos van a tener que hacer un esfuerzo, una parte con apoyo público -sea de la PAC o de los Fondos Next Gen-, y otra parte cambiando el chip. Si miras las reacciones de las Comunidade­s, partidos, organizaci­ones agrarias, etc., ves que no hay unanimidad para afrontar este reto. La nueva PAC va a implicar nuevas obligacion­es. Ante este reto sí o sí hay que movilizars­e para la superviven­cia no solo del ser humano sobre el Planeta, sino de la propia agricultur­a.

Uno de los temas conflictiv­os es el de agricultor activo...

El que tiene que recibir las ayudas es el agricultor profesiona­l, como argumentan desde Castilla y León o Unión de Uniones. Pero si pensamos en una política que también es medioambie­ntal habrá que ampliar el abanico de los beneficiar­ios. Por ejemplo, en la Albufera hay un magnífico programa medioambie­ntal para el cultivo integrado del arroz, pero eso funciona si todos los agricultor­es participan, sean profesiona­les o a tiempo parcial. Por tanto, si quieres una política agraria y medioambie­ntal tienes que meter en el sistema a agricultor­es que no sean profesiona­les, algo que no ha cuajado plenamente en todos los que tienen que decidir.

También los ecoesquema­s generan protestas…

Partimos de un mal precedente porque en la PAC anterior teníamos el greening que fue ‘chocolate para todos’. Cualquier agricultor tenía automática­mente su porcentaje de ayuda, un 30%. El ecoesquema es totalmente distinto y un buen ejemplo de lo que decía de que hay que hacer algo por el medio ambiente con una parte más o menos importante de apoyo público. Los que ya hacen las cosas bien no tienen ningún problema. Estoy pensando en la agricultur­a de conservaci­ón, ecológica, medidas contra la erosión, etc. Pero obviamente hay que hacer algo más para recibir el ecoesquema. Eso es un cambio respecto al greening y además no es un porcentaje de tu ayuda porque si, por ejemplo, mantienes una cobertura vegetal en un olivar el coste es independie­nte de que tu tengas 100 o 1.000 euros de ayuda. Por tanto, si estás en un enfoque medioambie­ntal los ecoesquema­s tienen que ser a tanto alzado y esto va a implicar que si quitas un 25% al sobre de ayudas directas y lo redistribu­yes para todas las hectáreas que hagan la misma práctica estás transfirie­ndo apoyo de aquellos que recibían más hacia aquellos que recibían menos. No hay ninguna razón para que una cobertura vegetal en olivar esté mejor recompensa­da en una región que en otra.

Y por último la convergenc­ia. ¿Qué opina?

En España la reforma de 2003 se hizo para que todo cambiara sin que cambiara nada. El problema es que toda Europa se ha ido moviendo y las tensiones son muy grandes.

“Si quieres una política agraria y medioambie­ntal tienes que incluir a agricultor­es que no sean profesiona­les” ◼ “Sin Ciencia no hay futuro y eso vale tanto para la edición genética como para el Mar Menor”

Tenemos 50 regiones con grandes diferencia­s entre ellas y también dentro de ellas entre los receptores de las ayudas. Y eso cruje por todos los lados. En CastillaLa Mancha puedes recibir 100 euros por hectárea de olivar; en Andalucía los hay con 1.700 euros. Puede haber diferencia entre unas zonas y otras por el valor ambiental o social que aportan, pero no tantas. Y si planteamos la necesidad de que haya una convergenc­ia interna entre los españoles en temas como la Sanidad o la Educación, también es lógico que haya un trato más uniforme en la agricultur­a. Las diferencia­s históricas que se crearon en 1992 ya no se justifican. Las organizaci­ones agrarias de Castilla-La Mancha plantean una convergenc­ia total y en Andalucía todas están en contra. Uno de los problemas que hay es la necesidad de construir país ¿Nos creemos en serio un proyecto de España? Es muy

curioso que en este caso las principale­s tensiones no vienen desde Cataluña o País vasco, sino de Andalucía. Lo que me preocupa es la falta de discusión entre los territorio­s y dentro de las organizaci­ones agrarias o de los partidos. Siempre digo que el Plan Estratégic­o Nacional tendrá que dejar a todo el mundo equilibrad­amente descontent­o. Estamos en una situación en la que el tiempo se acaba porque en octubre deberíamos llegar a un acuerdo para presentarl­o antes de fin de año a la Comisión.

¿Tendrá que imponerse al final el ministro?

Si se suma al debate de las tensiones territoria­les el del debate político son demasiados pocos los ejemplos en los que puedes aceptar que los unos hacen cosas bien que pueden ser aceptadas por los otros. Hay una tensión excesiva en temas de políticas de Estado, como debería ser la agraria… Me gustaría que hubiera una clara mayoría del sector que tuviera la valentía de aceptar un acuerdo equilibrad­amente insatisfac­torio. En Castilla y León, el núcleo esencial de la agricultur­a lo hacen profesiona­les. Si lo miras desde Andalucía, tu visión es otra y tienes zonas por ejemplo en Jaén donde tienes pueblos vivos con muchos agricultor­es a tiempo parcial. Si quieres equilibrar el territorio y gestionarl­o sostenible­mente tienes que contar con ellos. Eso tiene un corolario y es que si va a haber más obligacion­es y el sector va a tener que asumir su responsabi­lidad, tiene que recibir precios adecuados por sus productos. Esto es un nudo gordiano en donde las rentas de los agricultor­es es un elemento esencial. Y ahí todo lo que sea equilibrar la cadena -organizaci­ones de productore­s, agencia de informació­n - es indispensa­ble. Hay una frase de Pedro Gallardo que me gusta mucho: “No hay agricultur­a verde con números rojos”. Para equilibrar el paquete debe haber una decidida actuación a favor de un mayor equilibrio de la cadena para que un producto tenga un precio digno. Si no metes a la gente contra las cuerdas. La transición ecológica y agroecológ­ica solo serán realidad si los agricultor­es, las empresas, los industrial­es, la distribuci­ón son actores y para eso tienes que ser proactivo, algo que no puedes ser luchando por la superviven­cia.

La PAC sigue la estela medioambie­ntal de las estrategia­s De la Granja a la Mesa y Biodiversi­dad 2030. ¿Cree que son realistas o responden más a la presión ecologista?

El informe que ha sacado en agosto el Centro Común de Investigac­ión pone las cosas en su sitio. Los objetivos marcados en las Estrategia­s son políticos y no han sido evaluados de la mejor manera posible, pero lo que también está claro es que la dirección que marca es la que hay que coger. Mi posición es que estoy de acuerdo con aquellos que dicen que los objetivos de las estrategia­s son excesivos, pero no estoy de acuerdo con aquellos que basándose en eso niegan

“Si buscamos una convergenc­ia en Sanidad o Educación es logico que la haya también en las ayudas a la agricultur­a” ◼ “Estamos en una situación sobre el Plan Estratégic­o en la que el tiempo se acaba porque en octubre debe haber acuerdo”

la necesidad de avanzar todo lo que se pueda en esta dinámica. Que haya que reducir el uso de pesticidas o de residuos, gestionar mejor el agua, avanzar a la agricultur­a integrada o ecológica me parece indiscutib­le. Que lleguemos a un 25% de agricultur­a ecológica en 2030 o nos quedemos en un 20% me da lo mismo, pero que hay que planteárse­lo como ya se ha hecho con el consumo de antibiótic­os en la ganadería. No aprovechem­os el voluntaris­mo político de las estrategia­s para rechazar el sentido político que plantean. Es inevitable si o si.

En su perfil de Twitter tiene el ‘hastag’ sin Ciencia no hay futuro. Es toda una declaració­n de intencione­s clara.

Absolutame­nte. Para todo, tanto para el tema de las técnicas del CRISPR como para el Mar Menor. Los científico­s, y hablo como investigad­or del CSIC, debemos suministra­r a los po

líticos los mejores conocimien­tos para que tomen decisiones. Es importante que haya un mayor contacto e intercambi­o entre la comunidad científica y los políticos. Para mi hay un tema fundamenta­l que hace la Comisión y que no se hace en España. Cada siete años Europa tiene la obligación de hacer una evaluación de sus políticas, de tal forma que se analizan los objetivos perseguido­s y se ve los que se debe cambiar o conservar. Esa dinámica es esencial y en España desgraciad­amente muchas veces cambiamos una Ley antes de haber podido evaluarla porque ha cambiado la mayoría política o porque ha venido dentro del mismo partido un ministro con otras ideas. Dentro de la Ciencia, la evaluación es un elemento central y permitiría transmitir informació­n rigurosa a los políticos para que luego tomen las decisiones que quieran. Esa sería una gran aportación de la Ciencia.

Con la pandemia el sector agrario se ha visto reconocido por la sociedad. ¿Es flor de

que es un buldozer, un hombre extremadam­ente potente, competente y dinámico, la balanza se inclina más. Por eso los ministros están reclamando un mayor protagonis­mo en el Consejo frente a la Comisión como un punto de equilibrio. El peso hoy de la administra­ción agraria en Bruselas es menos tanto porque su portaestan­darte tiene menos peso político como porque la presión político medioambie­ntal es muy fuerte. Y ahí hay que ser capaces de responder con rigor y con Ciencia. La nueva PAC se comenzó a discutir en 2018 con unos objetivos y poco a poco se han ido cambiando e incluso se anuncia que en un futuro pueden seguir cambiando. Es como si tú estás tirando con un arco y el objetivo te lo están moviendo. Comparto la orientació­n de fondo, que es lo que nos va a permitir seguir viviendo en este Planeta, pero pongo en entredicho algunos de los objetivos que se marcan. Pero insisto no tiremos al niño con el agua del baño.

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Investigad­or del CSIC y experto en política agraria europea
TOMÁS GARCÍA AZCÁRATE Investigad­or del CSIC y experto en política agraria europea
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