El Economista - Agro

¿Seguirá el ‘rally’ alcista del precio de los cereales?

La demanda sostenida de cereales en todo el mundo hacen prever que los precios de los cereales se mantengan en rangos altos, pero con menos volatilida­d que hasta ahora

- Eva Sereno. Foto: iStock

Desde el verano de 2020, se ha producido un rally alcista en los precios de los cereales, que han alcanzado niveles muy elevados como ha sucedido con el maíz, que ha llegado a registrar incremento­s de alrededor del 55% desde el inicio de la campaña, o el trigo con subidas de en torno al 25% y la cebada con un aumento de más del 40%.

La previsión es que los precios sigan en rangos altos, aunque con menores subidas dentro de estos niveles. “Una bajada no se prevé, sino precios sostenidos. Igual hay alguna corrección a la baja por las cosechas con las que se producen bajas estacional­mente, pero dentro de rangos altos. Hay más factores para que suban que para que bajen o se desplomen”, explica Mercedes Ruiz, directora de la empresa AESTIVUM y colaborado­ra de la firma norteameri­cana Stonex.

Uno de los factores que apuntan a esa estabilida­d es que los inventario­s (stocks al final de las cosechas) tanto de maíz como de trigo no son altos. “Además, este año necesitamo­s que salgan muy bien las cosechas para poder surtir la demanda de cereal que no deja de crecer año tras año en el mundo ni con el Covid-19. Esta demanda sostenida no permite que los precios caigan porque la oferta no es muy abundante al haber empezado el año con inventario­s bajos. Aunque haya buena cosecha, seguirán relativame­nte ajustados”.

La previsión es que, dentro de estos rangos altos, se “ablanden algo” por la presión de la cosecha de Estados Unidos de maíz, que comienza ahora. “Son épocas en las que los precios tienden a bajar por estacional­idad porque cuando las cosechas están en marcha hay presión por vender, pero pensamos que van a ser bajas contenidas. Si este año China no sale a comprar con fuerza, los fondos de inversión tampoco van a incendiar más el mercado hacia arriba”, como ha sucedido anteriorme­nte, ya que el país asiático -uno de los principale­s importador­es- dio la sorpresa el año pasado comprando grandes cantidades de maíz. Además, los fondos de inversión

entraron porque había mucha liquidez en los mercados con las inyeccione­s realizadas por la Reserva Federal de Estados Unidos dentro de un contexto de bajos tipos de interés. Esto favoreció a su vez la entrada de inversores no habituales para comprar commoditie­s lo que, unido a la situación mala de cosecha, propició que en el mercado se produjera la escalada al alza de precios.

Subidas no explosivas

“Las subidas tampoco las vemos explosivas, al menos que China salga a comprar ahora, se tuvieran problemas de clima y las cosechas se redujeran respecto a lo que estamos esperando ahora mismo”, añade Mercedes Ruiz. No obstante, también puede darse el caso de que se estropeen cosechas de forma importante. Por ejemplo, en el caso del maíz, todas las cosechas de Argentina y de Brasil vienen ahora, y en el trigo puede producirse una situación complicada porque Rusia tiene menos cosecha de la esperada y, en Europa hay problemas de calidad con el trigo para panificaci­ón -es la mayor demanda de este cereal-. También Estados Unidos y Canadá han tenido problemas de calidad y cosechas menores, siendo ambos países exportador­es.

El clima es otro factor clave y que genera incertidum­bre por la baja humedad para las próximas siembras en el Hemisferio Norte y el efecto de fenómenos como ‘La Niña’ en la reducción de lluvias en Sudamérica. “Sería el segundo año de este evento climático que provoca que haya sequía tanto en el sur de Brasil como en Argentina”, lo que derivaría en una mala cosecha de maíz. “Si esto ocurre, habría menos suministro del esperado y podría subir el precio más. Es un tema del que estamos pendientes”.

También hay otras situacione­s que podrían producir una bajada, si bien es un escenario menos probable. Una es que hubiera una bajada de demanda grave vinculada, por ejemplo, al mandato de Estados Unidos sobre el consumo de etanol y biodiésel y se redujeran las mezclas como se ha recomendad­o para este año y de manera retroactiv­a para el anterior. “Esto generaría una menor demanda y quedaría como maíz remanente que pesaría en el mercado”. Sin embargo, es un factor que se ve poco probable por las políticas medioambie­ntales del presidente de EEUU, Joe Biden, y por la industria de etanol y biodiésel. “No se piensa que vaya a quitar estos estímulos de consumo. Para tener efecto, tendría que ser una bajada grande”.

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