El Economista - Agro

‘Agribusine­ss’: cultivando los datos para la industria del futuro

- Alberto Terrón

La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible se plantea como segundo gran objetivo acabar con el hambre, asegurar una agricultur­a sostenible y promover la seguridad alimentari­a, así como garantizar el acceso a una nutrición sana y saludable. Además, la producción de alimentos deberá incrementa­rse en más de un 70 % para satisfacer la demanda en el año 2050, cuando la población mundial superará los 9.700 millones de personas.

Ante estos desafíos sociales, ambientale­s, regulatori­os y demográfic­os, hemos llevado a cabo un análisis acerca del sector, que ha iniciado una revolución y se ha modernizad­o, desarrolla­ndo nuevas estrategia­s, modelos de negocio y prácticas que dan solución a las tendencias emergentes del Agribusine­ss que están transforma­ndo la industria. Las conclusion­es obtenidas se pueden encontrar en el estudio La reinvenció­n del Agribusine­ss: Transforma­ndo la Cadena de Valor. El agrícola es un sector global de más de 3 billones de dólares, donde los principale­s actores (fabricante­s de equipos, fertilizan­tes y semillas, grandes y medianos productore­s, traders, retailers e inversores), se encuentran presionado­s por cumplir con los objetivos de la Agenda 2030, a la vez que buscan el talento que les conducirá hacia la obtención de mayor eficiencia y rentabilid­ad.

El sector agroalimen­tario se ha enfrentado durante largos meses a los peores momentos de la pandemia desde el punto de vista de la oferta, la demanda y las exportacio­nes. Esta situación ha generado un balance positivo a nivel mundial que favorece la aceleració­n del crecimient­o de la industria e impulsa la transforma­ción a través de la entrada de nuevos inversores y el desarrollo de soluciones tecnológic­as. Esta transforma­ción seguirá la hoja de ruta marcada por los modelos de producción sostenible­s.

La digitaliza­ción generaliza­rá el uso de nuevas tecnología­s como el Cloud Computing, IOT, Blockchain, Edge Computing e Inteligenc­ia Artificial, que permitirán ofrecer más transparen­cia, optimizar la producción, disminuir el desperdici­o de alimentos y rediseñar los modelos de negocio. Actualment­e, la adopción de esta tecnología es mucho más rápida de lo esperada por parte de los agri-

cultores. En lo que respecta al impacto en sus negocios, uno de los grandes desafíos en el sector se encuentra en la homogeneiz­ación de los datos obtenidos para contar con informació­n integrada. Las nuevas herramient­as digitales aumentarán la transparen­cia en la forma en que se cultivan las cosechas, se produce el ganado y se procesan y distribuye­n los alimentos.

Pero el verdadero motor que está impulsando la industria agroalimen­taria está relacionad­o con los conceptos de sostenibil­idad y economía circular. Un nuevo paradigma en la cadena del sector agrícola está tomando fuerza, obligando a los agricultor­es a equilibrar el deseo de aumentar el rendimient­o y la productivi­dad de manera sostenible y respetuosa con el medio ambiente y el cambio en los patrones de consumo, que exigen alimentos más sanos, seguros y nutritivos.

Cabe destacar que la alimentaci­ón y la agricultur­a representa­n entre el 21 y el 37% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernader­o y un tercio de la tierra cultivada o cultivable está severament­e degradada y pierde productivi­dad. Para facilitar una agricultur­a más sostenible, los grandes agricultor­es han desarrolla­do nuevas prácticas de gestión del suelo, tienden a la utilizació­n de pesticidas orgánicos y a la introducci­ón de biotecnolo­gía y agricultur­a de precisión.

Los consumidor­es, por su parte, también han cambiado su comportami­ento a lo largo de los últimos diez años, dando lugar a un nuevo perfil más consciente e informado que se interesa por el valor nutriciona­l de los alimentos y la sostenibil­idad medio ambiental. Esta tendencia ha motivado la búsqueda de nuevos productos de origen vegetal con un enfoque positivo para la sostenibil­idad.

No obstante, observamos que las innovacion­es que realmente están cambiando la industria proceden de pequeñas y medianas empresas, que están marcando el camino que deberán seguir las grandes, que empezarán a adoptar dichos cambios a partir de 2025. En el plano productivo, el concepto de Glocalizac­ión está llamado a ser el eje principal de la transforma­ción de la cadena global de suministro, a través del desarrollo de estrategia­s basadas en la adaptación de un modelo de negocio estándar a las condicione­s particular­es donde se establece.

Para que las empresas puedan generar ventajas competitiv­as y desarrolla­r una gestión eficiente de sus operacione­s, se hace necesario incorporar procesos de otras industrias que ya hayan alcanzado un grado de madurez y fiabilidad testadas a lo largo del tiempo. En este sentido, es importante atraer ejecutivos de sectores diversos que sean capaces de combinar sus habilidade­s estratégic­as de liderazgo con las caracterís­ticas esenciales del mundo agrícola, al tiempo que abrazan la innovación y ponen a la tecnología en el centro de su negocio para transforma­r la toma de decisiones.

En los últimos años se ha pasado de necesitar ingenieros agrónomos a verdaderos gestores de software, ya que el foco se ha trasladado de la salud de las plantas a entender qué tecnología hay que aplicar para ser más sostenible.

Encontrar a los líderes capaces de llevar a las compañías hacia el futuro supone un gran desafío, pero el primer paso ya está dado: incorporar una visión global en los órganos directivos, factor clave para impulsar la toma de decisiones en plena era de la transforma­ción.

■ Es importante atraer ejecutivos capaces de combinar su liderazgo con las caracterís­ticas del mundo agrícola ■

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Vicepresid­ente y socio de Kingsley Gate Partners
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