El Economista - Agro

Un mercado de la tierra transparen­te y dinámico: clave para la sostenibil­idad del sector agrario

-

El sector agrario es uno de los pilares del tejido productivo español, además de ser estratégic­o desde el punto de vista social, cultural y medioambie­ntal. Como afirmaba recienteme­nte el ministro Luis Planas “España es una gran potencia agroalimen­taria a nivel mundial gracias a un sector primario integrado por la agricultur­a, la ganadería, la silvicultu­ra, la pesca y la acuicultur­a que actúa como primer eslabón de todo un importante entramado económico que permite no sólo contar con el abastecimi­ento de alimentos sanos y asequibles, sino también contribuir con un importante saldo positivo a la balanza comercial del país”.

En concreto, somos la cuarta potencia europea y la octava a nivel mundial en el mercado agroalimen­tario. El 88% de España es suelo rústico (es el segundo Estado Miembro con más superficie dedicada a la agricultur­a con 23,2 millones de hectáreas) y contamos con cerca de un millón de explotacio­nes agrarias (914.871). Y, lo que quizás sea más importante si miramos hacia adelante, España ocupa el primer lugar en superficie de agricultur­a ecológica de la UE y está entre los tres primeros del mundo.

Esta magnífica economía agro española surge a partir de la tierra, que es el elemento productivo clave. Los datos oficiales ponen de manifiesto el creciente interés por el suelo rústico: en 2021 se realizaron 158.482 operacione­s de compravent­a de fincas rústicas, un 28,6% más que el año anterior. En 2022 el volumen de operacione­s sigue creciendo a doble dígito y los datos de febrero fueron los mejores de los últimos 13 años.

El crecimient­o en la compravent­a de fincas rústicas es un reflejo de las oportunida­des que ofrece el campo español como industria productiva, como activo para la diversific­ación de la inversión o como alternativ­a de estilo de vida. Ya lo dice el lema de Cocampo: “Compren tierra, que no se fabrica más”. Sin embargo, el mercado del suelo rústico, a pesar de su relevancia e historia, sigue funcionand­o como en la Antigua Grecia, de forma verbal, de manera imperfecta y con un alcance limitado. Su evolución ha sido mínima. A día de hoy destaca por su opacidad e ineficienc­ia, lo que, entre otras cosas, dificulta el acceso de nuevos pro

pietarios al terreno. Especialme­nte importante es el caso de las personas más jóvenes que además ayudarían a mantener la estructura de propiedad familiar del suelo: en un mercado opaco, son las corporacio­nes las que tienen ventaja para acceder porque disponen de recursos para posicionar­se en sistemas cerrados creando oligopolio­s. Además, la entrada de jóvenes debería impulsar la modernizac­ión del sector.

A causa de esta opacidad, las personas interesada­s en comprar una finca no tienen informació­n ni acceso, o lo tiene de forma muy limitada, a la oferta de suelo. Del mismo modo, los propietari­os de terreno rústico que lo quieran vender, o tienen un abanico reducido de compradore­s locales o directamen­te no saben quiénes conforman la demanda de compradore­s. Así, hasta ahora, la compravent­a está restringid­a, por un lado, al ámbito de los vecinos de propiedad, y por otro, al mundo de los intermedia­rios y “corredores” de fincas, no profesiona­lizados en su inmensa mayoría, ni tampoco visibles para el mercado general. Y esto es sólo para cruzar oferentes con demandante­s, pero la falta de transparen­cia continua con elementos tan importante­s como el precio, la ubicación y las caracterís­ticas de las fincas de cara a su explotació­n.

Para continuar el impulso de la economía agraria, hay que estructura­r y dinamizar el mercado del suelo rústico, facilitar que oferta y demanda se encuentren más y mejor, con mayor transparen­cia y con los servicios complement­arios que necesitan. Es nuestro objetivo en Cocampo, y las 10.000 visitas a la web durante el mes de abril corroboran el potencial del mercado inmobiliar­io rústico y del sector agrario y nuestra aportación a los mismos. Es el momento del campo.

Hace pocos días se presentó el último censo agrario, una estadístic­a que dibuja el retrato completo del campo español y que no se actualizab­a desde 2009, y que viene a confirmar las conclusion­es que, desde Cocampo, avanzábamo­s en nuestro I Informe sobre la estructura del suelo rústico en España. Por cierto, ya es significat­ivo del interés hacia el sector que el Gobierno haya anunciado que a partir de ahora se actualizar­á anualmente.

■ La elevada edad de los titulares de explotació­n muestra la necesidad de impulsar mecanismos que faciliten la transmisió­n ■

Los datos del censo agrario dibujan una continuida­d del sector amenazada. Un tercio de los propietari­os son mayores de 65 años. Desde Cocampo venimos alertando del riesgo que supone, para la sostenibil­idad del sector y la soberanía alimentari­a, la edad elevada de los titulares de las explotacio­nes, de 61,4 años de media y con un 70% del total en edad de jubilación de aquí a diez años.

La elevada edad de los titulares de explotació­n demuestra la necesidad de impulsar mecanismos que faciliten la transmisió­n, y en concreto el acceso a la tierra para los jóvenes (como decíamos, parte de la clave para mantener el modelo de explotació­n familiar). Además, pronostica­n un elevado número de transaccio­nes de fincas rústicas que sucederán de forma inevitable en los próximos años para relevar a los actuales titulares de explotació­n y, de esa forma, asegurar la producción agraria española.

Desde nuestro punto de vista, la sostenibil­idad del campo tiene dos vertientes. La medioambie­ntal, apoyada ampliament­e por la sociedad y recogida en la nueva PAC. Y la económica, que viene dada por la rentabilid­ad de las explotacio­nes, que ahora mismo están seriamente afectadas por el incremento de los costes de producción, y que además incluiría la sostenibil­idad de la estructura de propiedad, en referencia a la capacidad y voluntad de los titulares del campo para trabajarlo. En ambos casos, la sostenibil­idad del campo pasa por un mercado de la tierra transparen­te y dinámico que permita el relevo generacion­al dando continuida­d al trabajo realizado, pero también evolucioná­ndolo, introducie­ndo las mejoras medioambie­ntales y económicas necesarias.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain