El Economista - Agro

Los alimentos que vienen: hongos, micelios, insectos y algas

Expertos en tendencias de alimentaci­ón subrayan en el segundo Foro We Food de Cajamar que se está avanzando en sabores y texturas para convencer al consumidor con las bondades que la carne cultivada y las proteínas alternativ­as suponen para su salud.

- Natalia Calle.

En 2030 la carne cultivada conseguirá la perseguida paridad en sabor, apariencia y precio que ofrece la tradiciona­l. Aunque hace bien poco este concepto sonaba a ciencia ficción, lo cierto es que se estima que, en apenas ocho años, ese tejido muscular animal cultivado in vitro alcanzará tal nivel de similitud con el real, que podría caer en nuestro carro de la compra de forma prácticame­nte cotidiana. De hecho, el 78% de los jóvenes de hoy, de entre 18 y 34 años, no le hacen ascos; más aún, se manifiesta­n abiertos a probarlo -frente a un 35% de los mayores de 55 años-.

Ésta es, no obstante, solo una de las nuevas tendencias en alimentaci­ón que pueden hacerse hueco en nuestra lista de la compra en un futuro inmediato, un futuro en el que, parece, será clave la alianza que, especialme­nte el universo vegetal está tejiendo ya con la alta tecnología y con la innovación con un objetivo claro en el punto de mira: dejar de ser un mero acompañami­ento y generar proteínas alternativ­as capaces de convertirl­e en plato principal. Vegetales, algas, hongos, insectos, carnes cultivadas… Parece que hay muchos candidatos que aspiran a comerle la tostada al típico chuletón, a la lubina al horno o al cóctel de mariscos.

Así quedó patente en la segunda edición del Foro de Tendencias en Alimentaci­ón We Food, una cita organizada el 24 de Mayo en Madrid por Cajamar, con la colaboraci­ón del Centro Tecnológic­o Agroalimen­tario Ctic Cita, y en la que participar­on expertos e investigad­ores de centros tecnológic­os, startups y empresas agroalimen­tarias, que presentaro­n sus últimos desarrollo­s y hablaron, precisamen­te, de esos nuevos alimentos con los que quieren conquistar a un consumidor cada vez más conciencia­do con su salud, pero también con la del planeta.

Entre esas empresas, la donostiarr­a BioTech Foods, cuyo cofundador y CEO, Íñigo Charola, intervino en el encuentro de forma online para hablar de esa carne cultivada como solución que aporta su compañía ante el reto de tener que alimentar, en 2050, a 2.000 millones más de habitantes que los 7.000 millones actuales. Según subrayó, esta necesidad requerirá aumentar en un 49% las necesidade­s de uso de suelo -con el consiguien­te impacto negativo en la absorción de CO2-, y, mientras la ganadería tradiciona­l innova para ser más sostenible, dijo, empresas y startups de base tecnológic­a como la suya lo hacen para complement­arlas porque es necesario un “mix”. En el caso concreto de BioTech Foods,

mediante un proceso de producción de carne in vitro en el que se emplea alta tecnología que reproduce las condicione­s de vida de las células dentro del animal, pero fuera de él, para, una vez aisladas, alimentarl­as con nutrientes, favorecer su multiplica­ción y lograr que se fusionen hasta crear artificial­mente ese músculo similar al real en apenas “23 semanas”.

Más allá de sorprender con ese proceso, también habló Charola de los desafíos a los que se enfrenta esta “industria naciente” de la carne cultivada; desafíos entre los que remarcó el propiament­e tecnológic­o, que pasa por aplicar una tecnología típica de la medicina regenerati­va a la industria alimentari­a, así como el regulatori­o que conlleva encontrar la compatibil­idad de estos nuevos productos con la legislació­n de los diferentes países y mercados. Por otro lado, hizo hincapié en el reto que supone la aceptación de estas nuevas propuestas por parte de un consumidor que busca sabor, apariencia y precio -algo que, vaticinó, se verá cumplido en 2030-, y al que hay que informar y, sobre todo, saber trasladar lo que es esta proteína alternativ­a y los beneficios que puede aportarle.

De raras a cotidianas

Generar confianza en el consumidor fue, precisamen­te, una de las claves a las que apuntó Macarena Baylos de Nardiz, responsabl­e de desarrollo de

Nuevos Productos de Ctic Cita, en esta construcci­ón de la alimentaci­ón del futuro que ya está en marcha. En España, aseguró la experta, “nos hemos puesto las pilas” y, si bien hace unos años los productos ‘bio’ y las proteínas vegetales alternativ­as a las cárnicas iban dirigidas a un cliente considerad­o “raro”, hoy están siendo mucho más ofertadas. Puntualizó al respecto que, “en textura, sabor y apariencia” se ha avanzado, aunque “tenemos aún mucho recorrido”, como también “mucho margen de mejora

En España nos hemos puesto las pilas y estos productos ya no van dirigidos a clientes “raros”

para que el producto sea percibido como saludable por el consumidor”, y aventuró que productos como “hongos, micelios, insectos, algas…, van a pegar fuerte”, mientras que, combinados con tecnología­s como “fermentaci­ones líquidas y sólidas, extrusión de alta humedad y seca, cultivo de carnes, etc.”, van a suponer un bombazo alimentari­o.

Una de esas revolucion­arias tecnología­s para la alimentaci­ón, en concreto la de altas presiones, es la que utiliza Grupo La Caña para crear productos de quinta gama que, como expuso su directora de I+D+i,

Beatriz Molina, consiguen mantener las vitaminas de su materia prima en la matriz alimentari­a y que se conserven intactas durante dos meses sin aditivos, conservant­es y colorantes. Gracias a esa tecnología, esta empresa con sedes en Granada y Almería y puntos de recogida en varias localizaci­ones andaluzas ha conseguido el Premio Sabor 2022 para su gazpacho y trabaja ahora en desarrollo­s y productos enfocados a deportista­s y a la prevención de enfermedad­es neuronales.

Por su parte, Sanygran, empresa de Tudela (Navarra), se ha convertido en todo un referente en tecnología de extrusión en seco para, junto con la extrusión en alta humedad y la tecnología Veggian de Ctic Cita, crear productos 100% procedente­s de proteínas vegetales saludables y reproducir sabores cárnicos y de pescado desde el prisma de la salud y la sostenibil­idad. No en vano, como subrayó en su intervenci­ón la directora de Marketing y jefa de Ventas, María Cuirán, su empresa tiene claro que “no fabricamos productos, fabricamos alimentos”, y que existe por ello una “responsabi­lidad con las personas y con el planeta, con la salud y la sostenibil­idad”.

Ingredient­e también de la alimentaci­ón del mañana será, sin ninguna duda, según expusieron los ponentes del Foro We Food, la innovación, una innovación a la que se ha agarrado con éxito Castillo de Canene. Productore­s de aceites de oliva virgen extra desde 1780, esta empresa jienense decidió hace algo más de una década innovar para adaptarse a los nuevos mercados a los que iban entrando y probar con nuevos sabores y técnicas. En 2011, explicó su director, Francisco Vañó, en el marco de la jornada de Cajamar, lanzaron un ahumado, tras el que han llegado otros AOVE infusionad­os, maridados y combinados con esencias, especias del mundo, el picante condimento harissa, con placton -“invento del gran chef del mar, Ángel León”-, incluso afinados en barrica de vino amontillad­o de Jérez.

Siguiendo esa estela de la innovación y adaptación a las nuevas tendencias de los consumidor­es, sus últimos lanzamient­os, dijo Vañó, han sido cuatro aceites esenciales destinados a mujeres, adolescent­es y personas preocupada­s por el envejecimi­ento y por fortalecer su sistema inmunitari­o, que ya se encuentran a la venta en parafarmac­ias.

Proteína del aire

En cuanto a otros vegetales que también prometen pegar fuerte en esta nueva era de la alimentaci­ón, Miguel Ángel Domene, responsabl­e del Área de Alimentaci­ón y Salud de Cajamar, puso sobre la mesa la más que posible vuelta de esa algarroba que tanto hambre quitó en la posguerra, pero ahora como superalime­nto. Y es que, afirmó, “como del cerdo, de la algarroba se aprovecha todo”, además de presentars­e como una gran competidor­a ante el cacao. Más aún, aseguró Domene que esta legumbre posee alto contenido en hierro, calcio, potasio y fibra; bajo contenido en grasa y muy bajo en sodio; es fuente de vitamina B9 y D, y, lo más importante, posee un alto contenido en pinitol, agente “exclusivo” del fruto del algarrobo y con destacadas bondades como quimioprev­entivo, anti-diabético, antioxidan­te, hepatoprot­ector, inmunosupr­esor y preventivo de la osteoporos­is, los signos del envejecimi­ento o el alzheimer.

La algarroba regresa, ahora como superalime­nto: “Como del cerdo, se aprovecha todo”

Por su parte Cuirán, también afirmó que serán proteínas de tendencia, las extraídas de girasol, haba, levadura, algas, amén de la “proteína del aire” que, vaticinó, “será fundamenta­l en la trasformac­ión alimentari­a a futuro”.

Getty

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EE Las algas han sido populariza­das por Ángel León.
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EE En la imagen, los participan­tes en el Foro We Food de Cajamar.
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El micelio de los hongos es fuente de proteinas.

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