El Economista - Agua y Medioambiente
IDI prevé facturar dos millones con ‘Smartwater’
La empresa ha comenzado a comercializar su dispositivo que permite ahorros de hasta el 40 por ciento del agua que se consume
Acaba de comenzar su andadura empresarial, pero la compañía IDI tiene planes ambiciosos ya para su primer año de actividad: lograr una facturación de dos millones de euros solo en el mercado español e iniciar las ventas en el extranjero. Y lo hará sólo con la venta de su dispositivo Smartwater, un sistema que permite ahorrar el 40 por ciento del agua que se consume en el sector residencial, el 34 por ciento de la energía que se necesita para calentar el agua y el 35 por ciento de las emisiones que se producen por este motivo. “Es un reto ecológico, intentar evitar el derroche de agua”, explica Rafael Rodrigo, cofundador de IDI, junto a su socio Francisco Pelejero.
Estos dos fontaneros valencianos han estado desarrollando este producto 15 años, en el que han invertido alrededor de 500.000 euros. El proyecto surgió al darse cuenta en su día a día como fontaneros de que “el 80 por ciento de las viviendas tiraban agua para conseguir que saliera caliente”, indica Rodrigo. Smartwater es un dispositivo que cuenta con un depósito .de -8 litros para una vivienda o de 150 litros para otro tipo de instalaciones como gimnasios, por ejemplo-, en el que se almacena el agua que se desperdicia a la espera de que se caliente el agua. “Se aprovecha la presión con la que llega el agua gracias al diferencial de presiones”, explica el fundador de IDI.
Avalado por la Universidad Politécnica de Valencia
La empresa se puso en contacto con la Universidad Politécnica de Valencia, que realizó un informe de valoración de su sistema de ahorro de agua. “Al principio éramos nosotros los que dábamos los datos de ahorro, pero la Universidad Politécnica hizo un estudio teórico”, apunta Rodrigo.
Smartwater está dotado con un vaso de expansión y una limitadora de presión, que limita la presión en la tubería de agua fría a entre 1,5 y 2 bares, lo que hace que la presión en la tubería de agua caliente sanitaria se encuentre al menos 1,5 bares por encima de la tubería de agua fría. De esta manera, el vaso de expansión se presuriza a una presión igual o ligeramente inferior a la presión a la que ha quedado reducida la presión en la tubería de agua fría.
El sistema va provisto de un pulsador que los usuarios accionan cuando deseen agua caliente, de tal manera que el dispositivo Smartwater hace un sensado de la temperatura del agua caliente. En el caso de que esta sea inferior a la temperatura programada en el Smartwater, el sistema entra en funcionamiento para que el agua de la tubería de agua caliente fluya hacia el vaso de expansión. El llenado de éste se produce sin necesidad de energía,
ya que la presión del agua en la tubería de agua caliente es superior a la de agua fría y a la presurización del vaso de expansión.
Una vez que se ha alcanzado la temperatura del agua deseada, el sistema deja de desviar el agua hacia el vaso de expansión y avisa al usuario mediante una señal acústica o luminosa. El agua acumulada en el vaso de expansión podrá usarse cuando se demande agua fría en el punto de consumo. Concretamente, esta agua será utilizada antes que el agua que procede de la red de agua fría, ya que la presión del agua acumulada en el vaso de expansión será superior a la suministrada a través de la tubería de agua fría.
Planes de futuro
IDI comenzó a vender su dispositivo de ahorro en febrero de 2018 y desde entonces ya han instalado más de 70 equipos. “Está despegando mejor de lo que esperábamos”, observa Rodrigo. De hecho, de media, la empresa recibe alrededor de 300 peticiones para nuevas instalaciones. “El cliente que está arrancando es el usuario particular concienciado, que valora el agua que está tirando”. No sólo la concienciación medioambiental es la clave de la acogida de Smartwater, su éxito también se encuentra en la rápida amortización de la inversión que hay que realizar. El dispositivo básico de Smartwater para una vivienda tiene un precio de 660 euros, que, gracias a los ahorros generados, se amortizan en dos años. Este periodo se reduce hasta los seis meses si se trata de establecimientos como peluquerías, hoteles o gimnasios, explica el fundador de la compañía.
Además de abarcar todo el territorio español, en el que se distribuye a través de instaladores, estudios de arquitectura o empresas de construcción, la compañía tiene planes para comercializar desde el primer momento su dispositivo a nivel internacional. “Hemos realizado un primer test en Estados Unidos y hay interés en países como Reino Unido y Chile”, adelanta Rodrigo.
Sin embargo, los fundadores de IDI tienen claro que hay que ir paso por paso. “De países como Cuba o República Dominicana hay interés y nos están pidiendo equipos. No nos vamos a cerrar las puertas, pero nuestro objetivo este año es el mercado nacional”, afirma el cofundador.
Los dos fontaneros valencianos están convencidos del éxito de su producto, y no sólo por el ahorro de agua que supone su utilización, sino también porque “es el único equipo a nivel mundial que ahorra más energía de la que consume”, apostilla Rodrigo, gracias al funcionamiento con cuatro pilas tipo AA, que supone un consumo en funcionamiento muy reducido.