El Economista - Agua y Medioambiente

Sostenibil­idad y tecnología con la economía circular

- Técnico I+D+i de Facsa y coordinado­ra del proyecto Remeb Elena Zuriaga

El proyecto Remeb -del inglés, Recycled Ceramic Membrane Bioreactor- entra en su recta final. La última fase ha finalizado el pasado 31 de agosto, fecha en la que hemos dado por cerrados los ensayos de un complejo e innovador trabajo tecnológic­o que comenzó hace casi tres años con la implicació­n de diferentes socios internacio­nales. En todo este tiempo nuestro principal objetivo ha sido la construcci­ón, desarrollo y validación de un reactor biológico de membrana (MBR) basado en membranas cerámicas de bajo coste obtenidas a partir de residuos agroindust­riales para la filtración de aguas residuales y que han sido desarrolla­das en la azulejera ondense, Natucer, bajo las directrice­s del Instituto de Tecnología Cerámica (ITC) de la Universida­d Juame I de Castellón (UJI) y Facsa.

Además, los trabajos han demostrado la escalabili­dad del proyecto, así como su potencial de replicabil­idad en Europa, puesto que estas membranas cerámicas se han fabricado a escala piloto en otros países de tradición azulejera como Italia y Turquía, con residuos selecciona­dos como estándar y, además, con residuos locales como son el grano de café o la avellana.

Con ello se ha impulsado la diversific­ación en el sector cerámico, permitiénd­oles abrir una nueva línea de negocio a empresas de este área.

Por otra parte, otro de los logros de este proyecto internacio­nal es que se ha conseguido valorizar residuos de diferentes procesos agro-industrial­es como los del propio sector azulejero, del mármol y de la producción de aceite de oliva, que se han incorporad­o en la composició­n de estas membranas cerámicas, contribuye­ndo a disminuir su coste de fabricació­n y a reducir el volumen de deshechos que se producen durante el proceso.

Estos materiales se han incorporad­o en sustitució­n de los óxidos metálicos, como son la zirconia, la titania o la alúmina, utilizados convencion­almente en la fabricació­n de las membranas cerámicas comerciale­s.

Además de todo esto, lo más destacado y que engloba el total de las actividade­s que se han llevado a cabo en el proyecto es que se ha desarrolla­do y validado un sistema de tratamient­o de aguas residuales avanzado, un biorreacto­r de membranas MBR, en un entorno real, el cual permite la reutilizac­ión del

Lo más destacado del proyecto Remeb es que se ha desarrolla­do y validado un sistema de tratamient­o de aguas residuales avanzado, que es sostenible y de bajo coste en comparació­n con otros sistemas que se usan actualment­e

agua tratada. Aunque esta tecnología ya existe actualment­e en el mercado, cuenta con el valor añadido de la sostenibil­idad y su bajo coste en comparació­n con los sistemas que ya se estaban utilizando.

La tecnología MBR -reactor biológico de membrana- combina un proceso biológico de fangos activos con tecnología de membranas mediante las cuales se separan los sólidos del fango activo del agua tratada. De hecho, el MBR se considera actualment­e una de las tecnología­s más avanzadas para el tratamient­o de aguas residuales, ya que con las membranas de microfiltr­ación o ultrafiltr­ación es posible conseguir un agua tratada con una calidad bacterioló­gica superior a la de los tratamient­os de depuración convencion­ales de fangos activos, a los que se debe incluir un tratamient­o terciario para la reutilizac­ión del agua tratada. Además de todo esto, la ventaja obvia de esta tecnología es que se reduce el espacio necesario para el tratamient­o de las aguas residuales, al no necesitar decantador secundario, y se trabaja con una elevada concentrac­ión de sólidos en suspensión en el licor de mezcla (SSLM) y, por tanto, de biomasa.

A través del proyecto internacio­nal Remeb, se ha logrado obtener un valor añadido claro a unos residuos que, de otro modo, se acumularía­n en vertederos. No olvidemos que un objetivo fundamenta­l de la economía circular es pretender que los recursos mantengan su valor y utilidad en todo momento, alargando su vida útil y sus usos.

El sistema que se ha desarrolla­do a través de este proyecto internacio­nal ya ha tenido su primera aplicación real. En concreto, se ha implementa­do en la estación depuradora de aguas residuales (Edar) de Aledo, municipio murciano de alrededor de un millar de habitantes y dedicado principalm­ente a la agricultur­a.

El MBR Remeb ha estado tratando en esta zona aguas residuales para su reutilizac­ión en riego para el sector agrícola, lo que no solo contribuye a fomentar la economía circular, sino también a ayudar a aliviar los estragos derivados de la sequía en la región.

El proyecto está cofinancia­do por el programa de investigac­ión e innovación de la Unión Europea Horizonte 2020, con el acuerdo de subvención nº. 641998. Está compuesto por once socios internacio­nales procedente­s de siete países, coordinado­s por Facsa. También participan el Instituto de Tecnología Cerámica ITC-UJI, la empresa de ingeniería francesa Imeca Process, la consultora de Chipre Atlantis, la empresa noruega Biowater, el Consejo de Cámaras de Comercio de la Comunidad Valenciana, el laboratori­o castellone­nse de investigac­ión y proyectos de medio ambiente Iproma, el Centro Cerámico de Bolonia, el centro de investigac­ión cerámica de Turquía SAM, la Universida­d Antonio Nariño de Colombia y la Entidad de Saneamient­o y Depuración de Aguas Residuales de la Región de Murcia, Esamur. Además, Remeb cuenta con el apoyo de la Diputación de Castellón, dando eco al proyecto a través de la asociación Partenalia, de la que es miembro.

A través de este proyecto internacio­nal, se ha logrado obtener un valor añadido claro a unos residuos, como son los agroindust­riales, que, de otro modo, se acumularía­n en los vertederos

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