El Economista - Agua y Medioambiente
Congreso Nacional de Medio Ambiente, Conama 2018
Sacyr Servicios Agua e Imdea Agua han desarrollado un proyecto para transformar las membranas usadas en las plantas de desalación en membranas de otros tipos para darles una segunda vida
El Congreso Nacional de Medio Ambiente se celebrará en Madrid del 26 al 29 de noviembre.
La desalación se ha convertido en un complemento indispensable para el suministro de agua de calidad en zonas con escasez de agua. En el caso del agua procedente de mar es además un nuevo recurso que se añade a los recursos superficiales y no depende de la climatología ni de tensiones territoriales o entre cuencas.
En la actualidad, existen más de 18.000 desaladoras en el mundo con una capacidad total superior a los 100 millones de m3/día, siendo España el cuarto país en capacidad instalada, y con un gran número de grandes instalaciones dispersas por la costa Mediterránea y las Islas.
Una de las preocupaciones sobre la desalación es la de sus potenciales impactos ambientales, y que se han centrado fundamentalmente en el vertido al mar de los concentrados procedentes de las plantas, conocidos popularmente como salmueras. La realidad es que si el vertido se hace de forma correcta y se cuenta con un plan de vigilancia ambiental adecuado, su impacto es despreciable y en algunos casos hasta positivo. España tiene una gran experiencia y se ha convertido en un referente técnico y científico a nivel mundial.
Un aspecto al que se le ha prestado menor atención es al destino que tienen las membranas utilizadas para la desalación, los elementos responsables de que ésta se produzca. Una membrana es un conjunto de láminas de materiales plásticos -textiles- enrollados alrededor de un tubo central perforado y cerrados por una cubierta de poliéster reforzado con fibra de vidrio. El agua pasa a través de la membrana sometida a la presión procedente de una bomba, obteniendo por su tubo central el agua desalada y por la parte más exterior el concentrado conteniendo las sales extraídas del sistema. En una desaladora de agua de mar el valor típico de producción -llamado conversión- es de 45 litros de agua desalada por cada 100 litros de agua de mar, rechazando los 55 litros restantes junto con las sales.
En la actualidad, se estima que puede haber instalados unos 6 millones de membranas, y suponiendo un reemplazo medio del 15 por ciento anual -lo que se realiza para garantizar el caudal producido y la calidad del agua-, esto implica unas 840.000 membranas desechadas equivalentes a 14.000 toneladas de residuos generados anuales. Estas membranas suelen acabar en vertederos de residuos sólidos urbanos, aunque en algunos ni siquiera son aceptadas, generando así un problema ambiental.